A un poco más de año de la firma del acuerdo de paz entre las FARC y el Gobierno colombiano, las metas propuestas por los arquitectos del acuerdo no han dado los resultados anteriormente anticipados. Muestra de ello, es el paulatino escalamiento de violencia desencadenado por el Ejercito de Liberación Nacional (ELN) tras la terminación del cese al fuego bilateral, sin dejar de lado a las disidencias de FARC y Bacrim. La creciente ola de violencia atribuida a la guerrilla del ELN ha prendido las alarmas ante la comunidad internacional quienes insisten retomar la mesa de negociación en Quito, Ecuador. A esta suplica también se ha unido la comunidad católica y el Gobierno colombiano, sin embargo, mientras continúen atacando serán repelidos, así lo ha anunciado el Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.

¿Doble discurso?

Mientras el jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, aseguraba que durante los 101 días del cese cumplieron a raja tabla lo acordado, esta guerrilla continuaba a través de sus diferentes bloques asesinando y volando oleoductos. El caso que estremeció al país fue el asesinato en pleno cese bilateral del gobernador Aulio Isarama Forastero del resguardo Catru Dubaza Ancoso del Alto Baudó.

Las alertas que emergieron durante el cese al fuego no eran para nada desatinadas, en realidad la rigidez de lo acordado se ajustaba a un mero acto de fe, de creencia en las partes, para darle al país un “alivio humanitario” por el creciente escalamiento de violencia en zonas periféricas donde anteriormente se encontraba las FARC. Ahora estas zonas son dominadas expansivamente por bloques del ELN, disidencias FARC o reductos de otros grupos guerrilleros, crimen organizado o Bacrim.

Sin la presencia de la guerrilla de las FARC en la geografía colombiana, la guerrilla del ELN ocupó el rótulo que anteriormente tenían los farianos, y es el de ser la principal guerrilla activa en el país. Siendo uno de los principales ejércitos guerrilleros, con base ideológica en un nacionalismo marxista-leninista, siguen un precedente abonado por las FARC, el lucrativo negocio del narcotráfico, el control territorial, el secuestro, la extorsión, la minería ilegal y los ataques contra la infraestructura económica.

El dinero es quizás el factor más importante. Hace mucho que el ELN se despojó de su postura inicial de oposición a la participación en el narcotráfico para convertirse en uno de los principales actores en el negocio de los estupefacientes en Colombia, a la vez que controla lucrativas operaciones de minería ilegal. En lugar de renunciar a estas fuentes de ingresos, a medida que las negociaciones avanzan, los frentes elenos se han dedicado a consolidar e incluso a expandir su poder en áreas importantes.

El ELN ha sostenido que los diálogos de paz han sido un alivio para muchos colombianos que viven en las zonas donde existe aún una fuerte presencia del conflicto, a pesar de la firma de la paz con la guerrilla de las FARC, organizaciones como InsightCrime y CrisisWatch han calificado este fenómeno como los “territorios donde la paz no llega”.

La justificación de la afrenta del grupo guerrillero es que continúa la arremetida contra la protesta social, el creciente asesinato de líderes sociales y el paramilitarismo, argumento también esbozado por miembros de FARC. En esa línea, el mando central del ELN parece no tener control sobre los otros bloques guerrilleros. Tras el rompimiento del cese al fuego en varias ocasiones y el detonante de la muerte del Gobernador indígena fue un hecho que sacó a la luz esta discrepancia que se vive al interior del grupo insurgente. Se podría pensar que, de llegar a un acuerdo de paz, también habría disidencias del ELN en el país.

Pero, aunque el ELN también habla de una salida pacífica en la mesa de negociación, los indicios sobre el terreno apuntan a un fortalecimiento del ejército guerrillero -y una organización criminal- en expansión a sus ciudadanos y en su reemplazo este tipo de organizaciones lo hace, a través de un paralelismo en temas de justicia, defensa e incluso orden social. Es así como la guerrilla del ELN en su diario oficial “Insurrección” ha sostenido que la negociación de paz puede venirse abajo por la violencia. Dada las circunstancias del conflicto, parece impensable que una desmovilización del ELN pueda llegar a darse, esto lo confirma el desinterés de las bases guerrilleras para lograr la paz.

Costo de grupo de negociación

“Más de USD $ 6,600 (COL$ 20 millones) mensuales es lo que cuesta al país en promedio cada negociador con el ELN, lo que significan casi USD $ 658.000 (COL$ 2.000.000 millones) pagados por los colombianos sin que vean fruto alguno desde febrero hasta septiembre de 2017”, esta afirmación la hacia el Senador Alfredo Ramos Maya en relación con la actuación del ELN durante el cese bilateral al fuego.

Conflicto en Colombia con otros brazaletes: ELN y bandas criminales copan territorios de las FARC

En 2017, con datos hasta julio, el ELN cometió 59 ataques terroristas, 39 ataques a la infraestructura, 13 homicidios, 46 heridos de la población civil, y 53 secuestros. Sin contar la arremetida militar luego de haber finalizado el cese al fuego bilateral, que en 2018 se tienen 13 ataques terroristas según el Ministro de Defensa, Luis Carlos Villegas.

Asimismo, el Gobierno ha denunciado que el ELN sigue sembrando minas antipersona en las zonas de Antioquia, Choco, Arauca y Nariño. Territorios clave para continuar la empresa criminal. A raíz de la fuerte presencia de conflicto en estas zonas, el Gobierno desplegó 2.000 efectivos en la importante ciudad portuaria de Tumaco, en el departamento de Nariño, para detener la violencia desatada después del cese al fuego. Pero, como InSight Crime ha informado, esto “puede generar aún más conflictos al introducir otro actor armado en un ambiente que ya de por sí es inestable”. La creciente violencia, particularmente entre el ELN y las fuerzas del Gobierno, podría llevar a que cualquiera de las partes desestime continuar con las conversaciones de paz.

Otra de las denuncias, ha sido el caso de robo de ganado y extorsión a los ganaderos colombianos. La Federación Nacional de Ganaderos (Fedegan) ha puesto en conocimiento de las autoridades esta práctica en las que estaría detrás la guerrilla del ELN y disidencias de las FARC. La extorsión por parte de estos grupos criminales se estaría ejecutando especialmente en las zonas de Magdalena, Magdalena Medio, Bolívar, Norte de Santander, Meta, Caquetá. Por ejemplo, dijo el presidente de Fedegan, José Félix Lafaurie, que en la zona del Caquetá donde hay una fuerte presencia de disidencias de las FARC se estaría cobrando hasta COP $10.000 (USD $3,4) por hectárea, de COP $1.000 a 1.500 por animal (USD $0,5), y cobran también por litro de leche que sale de la zona a los sitios de transformación.

Del mismo modo, el desplazamiento masivo de personas sigue ocurriendo, así lo informó la Organización de Coordinación de Asuntos Humanitarios de las Naciones Unidas (OCHA). Según la organización uno de los principales detonantes de este fenómeno son los recientes enfrentamientos entre disidencias de la guerrilla de las FARC y del Ejército de Liberación Nacional (ELN), por lo que cientos de familias se han visto obligadas abandonar sus hogares en los últimos meses.

Al menos 138 personas en el mes de noviembre de 2017 habrían abandonado sus hogares luego de presentarse -de forma recurrente- enfrentamientos entre estos dos grupos guerrilleros.

Según InSight Crime, el ELN se esta expandiendo y copando los territorios a lo largo del país. El grupo investigativo señaló que, en los departamentos de Antioquia, Chocó y Nariño se ha demostrado que hay un número significativo de disidentes de las FARC que se están uniendo al ELN, y se calcula que el número de efectivos del ELN podría llegar a los 2.500.

Esta afirmación, se puede constatar con la constante capacitación a sus hombres. Semanas antes del vencimiento del cese al fuego bilaterial, el ELN capacitó a más de 50 guerrilleros en la “III Escuela de suboficiales Héroes y Mártires del Pacífico Colombiano”. En el video publicado por el Frente de Guerra Occidental Ómar Gómez, aseguraban que una vez finalizado el cese al fuego acordado entre el Gobierno y esa guerrilla vendrá una arremetida militar, escenario que fue cierto. Igualmente, en el video de su cuenta oficial Youtube indicaron que durante un mes trabajaron los recursos bélicos y un manual de suboficial para cada guerrillero, que servirá como punta de lanza en contra de la paz neoliberal.

“Cada suboficial será la punta de lanza en contra de la paz neoliberal que la oligarquía plantea como única opción siendo un faro de esperanza hacia la liberación del pueblo colombiano”.

FARC-ELN

El ELN se gesta como una necesidad expresiva de revolución, experiencia recibida desde Cuba, en la revolución adelantada por Fidel Castro. El ELN empezó a viajar a Cuba como movimiento estudiantil y vieron que allí se instalaba una “revolución triunfante” dedujeron que en Colombia se podría hacer lo mismo. Una vez estructurados, se instalan en el Magdalena Medio santandereano haciendo alianzas con campesinos y hombres de la zona que se encontraban en relación con grupos guerrilleros de estirpe liberal y comunista.

A diferencia de las FARC, el ELN ya tenía una base ideológica cimentada. Las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia nacen con la necesidad de defender y resguardar su territorio, luego se desplegaron por el país a través de cuerpos guerrilleros móviles después de la Operación Marquetalia. Incluso ya se conocía la incursión de varios sacerdotes españoles a finales de los años 60 y 70 con todo ese movimiento de la Teología de la Liberación en las filas del ELN.

En esta línea, el ELN nunca fue un grupo muy grande en comparación con la guerrilla de las FARC que sí tuvo un auge en diferentes territorios, ya sea secuestrando menores u obligándolos a ingresar a sus filas. La razón del crecimiento de las FARC estaría también ligado a su interés en el narcotráfico y el cultivo de coca.

El ELN no se habría expandido tanto porque en su inicio no puso sus ojos en el negocio de la droga. Con el agravante de la presencia del paramilitarismo en los años 90 que repelió a FARC y ELN conjuntamente, para luego dedicarse a las mismas prácticas extorsivas y de crimen organizado de los grupos guerrilleros. Al respecto, existe documentación que evidencia que entre FARC y ELN también habían diferencias, tanto así, que llegaban a matarse entre ellos. Tan es así que también desde los 90, el ELN empieza a tener cercanía con el negocio del narcotráfico.

Hoy, debe considerarse al ELN en el contexto del acuerdo de paz de las FARC; mientras las FARC se concentraban en las zonas de desmovilización, el ELN se apresuraba a ocupar los vacíos territoriales. Además, la mayoría de colombianos han pensado a los elenos como la guerrilla número dos, pero ahora sin la presencia de los farianos cabe preguntarse si estos seguirán la misma lógica de guerra aplicada por ellos.

Aprobación diálogos

No cabe duda que las negociaciones de paz son un elemento determinante para frenar la violencia en  zonas en las que el Estado no ha suplido sus obligaciones constitucionales. Sin embargo, la firma YanHaas publicó la encuesta de diciembre de 2017 y evidenció el poco respaldo que tienen los diálogos de paz con el ELN y la implementación de los acuerdos entre el Gobierno Nacional y las FARC que ya está en marcha.

El proceso de paz entre el Gobierno y el ELN, alcanzó una desaprobación del 72 % y una aprobación del 20 %, datos que fueron entregados en pleno cese bilateral de fuego. Hasta el momento se desconoce la opinión de los colombianos luego de la arremetida guerrilla tras la terminación del fuego.

Si las conversaciones de paz tienen éxito, el ELN seguiría los pasos de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), es decir se legitimaría un cuerpo político con acceso al ejercicio democrático en Colombia. No obstante, también dentro de sus filas se ven en la difícil tarea de mantener un cuerpo militar que acate las directrices de su mando central, mientras tanto seguirán en el negocio criminal del narcotráfico y la guerra.

Fuente: es.panampost.com