Seusis Pausivas Hernández, alias ‘Jesús Santrich‘ (1967, Sucre), es uno de los guerrilleros más carismáticos de las FARC. Aquejado de una serie de problemas ópticos, con la edad ha perdido la visión hasta quedarse prácticamente ciego. En la Décima Conferencia de las FARC, que se celebra estos días en los Llanos del Yarí , al sur de Colombia, no ha abandonado en ningún momento su bastón ni a una joven que le sirve de guía y con la que baila salsa en los conciertos que amenizan cada noche.

Es uno de los principales ideólogos de la guerrilla que estos días discute su tránsito de la lucha armada contra el Gobierno a un partido político. Es una de las pocas personas que pertenecen al Estado Mayor de la organización, además de uno de los jefes del Bloque Caribe. Con una extensa formación, defiende las ideas más duras del movimiento y se sitúa próximo a Venezuela («Chávez es un icono para nosotros», dirá en otra conversación en la conferencia) y como mano derecha de alias ‘Iván Márquez’, jefe de la delegación de las FARC en La Habana. En la última etapa se ha convertido en uno de los negociadores en las conversaciones de paz con el Gobierno de Juan Manuel Santos.

¿De qué se siente más orgulloso después de tantos años en las FARC?
De haber tenido unos jefes de la dimensión patriótica de ‘Manuel Marulanda’, ‘Jacobo Arenas’, el ‘Mono Jojoy’, ‘Alfonso Cano’… de esa dirigencia me siento muy orgulloso. También de quienes en este momento conducen a las FARC, me refiero al comandante ‘Timoleón’, a ‘Iván Márquez’, al Secretariado y a ese Estado Mayor Central que supo interpretar el sentimiento de reconciliación que siempre estuvo en nuestro corazón. Ellos lo supieron llevar hasta este momento para construir la paz. Porque esto no es la paz todavía. En este proceso hemos creado una plataforma para iniciar esta construcción conjuntamente con el pueblo colombiano.
¿Qué se le hace más duro cuando mira atrás?
Tener que soportar la arremetida de la guerra sucia, no contra las FARC, sino contra el pueblo indefenso. Las masacres, las desapariciones forzadas, toda esa crisis humanitaria que generó el terrorismo de Estado. Eso es lo más duro, pero sigue habiendo aspectos lamentables y terribles que duelen en el corazón pero motivan para seguir luchando: que las políticas económicas sigan matando de hambre a nuestra niñez en La Guajira, en el Chocó y en tantos rincones de Colombia.
¿Hay algo que haya hecho de lo que se arrepienta?
(Silencio) No, no me arrepiento de nada. Estoy absolutamente convencido de todo lo que he hecho.
¿Cómo se formará el futuro partido político? ¿Habrá primarias o mantendrán la jerarquía dentro de las FARC?
Lo más seguro, aunque eso está ahora en debate en la conferencia, es que haya una dirección provisional hasta que se realice el congreso y ahí se definirá la estructura, la reglamentación y el programa. Eso está en construcción. Ahí va a haber la máxima democracia.
¿Cuál es el mejor escenario que han imaginado para las elecciones de 2018?
Particularmente, yo no tengo una visión ‘electorera’. Es más, en principio pensaba que no debíamos participar como nuevo movimiento en estas elecciones porque todavía no hay las garantías que permitan limpieza y nitidez en un proceso de ese tipo. Se requieren muchos cambios todavía. Pienso que tiene que ser más adelante cuando debe haber una irrupción, no de las FARC solas, sino de una gran convergencia popular para estar en esos escenarios donde se decide la política nacional.
¿Cualquier integrante de la guerrilla podrá tener acceso a los altos cargos del partido político?
El nuevo partido en realidad no es tan nuevo. Irrumpe de manera novedosa en la legalidad, pero nosotros tenemos unas estructuras organizativas. Una es el Partido Comunista clandestino que tiene presencia en los barrios, en las ciudades, en las universidades y otros muchos escenarios. Tenemos también internamente a cada una de las escuadras de las FARC, que componen una célula del partido. Ahí hay mucha juventud. Las FARC mayoritariamente son jóvenes y entre esa juventud hay muchas mujeres. Hay una estructura de movimiento bolivariano y hay frentes de masas. Lo que nosotros pensamos es que la juventud, y dentro de ahí las mujeres, deben ser la vanguardia de cualquier proceso de cambio que haya en Colombia. Debe haber una presencia sustancial de jóvenes en el nuevo partido o movimiento, conduciendo y dirigiendo.
¿Contemplan la posibilidad de que alguno de los máximos dirigentes de la guerrilla pasen por la cárcel?
No, la jurisdicción especial para la paz es clara, es muy clara en eso. La amnistía es la más amplia con las más amplias conexidades, y el indulto también. El día en que entre en vigor la amnistía, si hay algo que aparezca como no ‘amnistiable’, nosotros vamos a trabajar sobre la base de la verdad, de modo que las sanciones serán solamente restaurativas y de ninguna manera pueden ser de cárcel.
Algunos campesinos lamentan que todavía tienen que pagar ‘vacunas’ (sobornos) a las FARC. ¿Hasta cuándo piensan seguir con esa práctica de extorsión?
Los campesinos no pagan ‘vacunas’, por lo menos a las FARC. Y nosotros ya hace varias semanas suspendimos el cobro de impuestos, incluso a los oligarcas que tienen sus negocios en la legalidad.
FUENTE ELMUNDO.ES