Contra todo pronóstico las elecciones presidenciales en Costa Rica tomaron un nuevo rumbo, no hubo el empate técnico que estaba previsto y el ganador de la contienda fue el candidato oficialista Carlos Alvarado, quien en la primera vuelta y durante la campaña se mantuvo de segundo en las encuestas.

Para Asdrúbal Vargas, director de Asuntos Públicos en CLC GLOBAL y Coordinador de Juventud de la Alianza para Centroamérica, la clave de la victoria de Alvarado fue que “Costa Rica entendió que posiblemente podría sobrevivir a un Gobierno de malas ideas, pero no a uno que ataque las instituciones del país”.

Semana Santa fue la clave para que Costa Rica reflexionara y decidiera votar por Carlos Alvarado; de ser el segundo en la primera vuelta electoral, pasó a ser el presidente más votado en la historia de ese país; todo por el miedo a que Fabricio Alvarado atacara las “sólidas instituciones”.

La “autoderrota” de Fabricio

Fabricio Alvarado, logró ganar la primera vuelta electoral y todas las encuestas señalaban que tendría la victoria; sin embargo, en la última semana se dieron una serie de factores que le produjeron su “autoderrota”.

Vargas señaló que la Semana Santa en Costa Rica fue crucial para definir quién sería el próximo presidente de ese país.

De acuerdo con Vargas, uno de los factores que generó excepticismo en relación con la candidatura de Fabricio no fue solo su discurso en contra de una visión progresista sobre los derechos humanos, sino la visión país en torno a las instituciones de Costa Rica.

“Por ejemplo, Fabricio Alvarado en uno de los últimos debates criticó al Tribunal Supremo de Elecciones diciendo que el organismo debía ser controlado, una situación que disgustó mucho debido a que es una de las instituciones con más credibilidad en el país, es una de las mejor evaluadas”, señaló.

“Parece que la Semana Santa sí fue una semana de reflexión y se entendió que no solo estaba en juego una situación de derechos humanos, sino también las instituciones del país que han hecho de Costa Rica una de las democracias más antiguas del mundo”, agregó.

Vargas señaló que otro factor que incidió fue el tema de la preparación de los candidatos. Fabricio Alvarado no terminó sus estudios universitarios, en cambio Carlos Alvarado incluso cuenta con estudios de postgrado en el exterior.

“También pesó muchísimo el tema de la improvisación cuando Fabricio sacó su plan de Gobierno a solo 72 horas de las elecciones, eso fue algo que incomodó a muchos sectores”, señaló el especialista.

En ese plan de Gobierno se notó una carga religiosa muy fuerte, a tal punto de que Fabricio Alvarado ponía que las instituciones debían regirse con base en los valores religiosos; ante esto, algunos sectores liberales se empezaron a sentir incómodos.

Según Vargas, el tercer factor que influyó fue la falta de claridad que mostró Fabricio Alvarado, pues aunque sumó a personas de otras administraciones y economistas preparados, nunca presentó cuáles eran los acuerdos y propuestas con estas personas; además hubo contradicciones. “Nunca quedó claro cuál sería verdaderamente el norte económico que tendría Frabricio Alvarado”, afirmó Vargas.

“Se impuso la cordura”

Para defensores de derechos humanos, en Costa Rica “se impuso la cordura” con la victoria de Carlos Alvarado, pues su contendor representante del “fundamentalismo religioso” se mostraba más como un fanático y populista que atentaría contra los grandes avances en materia de derechos humanos en el país centroamericano,

“Felizmente se impuso la cordura en Costa Rica. Sólido triunfo de la tolerancia democrática por sobre el fanatismo religioso y populista. Podemos respirar tranquilos”; señaló José Miguel Vivanco, director ejecutivo de Human Rights Watch.

Y es que “el religioso” Fabricio Alvarado cargó su discurso contra el derecho de las personas del mismo sexo a unirse legalmente y contra la homosexualidad, a la que consideró una “desviación”.

Tras la decisión del pasado 9 de enero de la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CorteIDH) a favor del matrimonio homosexual, Fabricio anunció que de llegar a ser presidente retiraría al país de ese tribunal internacional.

El “religioso” pretendía revertir las directrices de educación sexual, transformar el Instituto Nacional de la Mujer en un organismo para la familia y anular un decreto que veda la discriminación contra personas sexualmente diversas en instituciones públicas.

También defendía la práctica de las iglesias evangélicas de ofrecer tratamientos de “cura” para el homosexualidad, y atacó al Tribunal Supremo Electoral por restringir el proselitismo político en las iglesias.

Con el 91 % de los votos escrutados, Carlos Alvarado, del Partido Acción Ciudadana (PAC), logró el 60,7 % del apoyo popular, dejando a su contrincante Fabricio Alvarado con el 39,2 % de los sufragios. La participación fue del 67 % y superó a la primera ronda del pasado 4 de febrero.

La victoria del candidato oficialista puede calificarse como una sorpresa, pues las principales y más creíbles encuestas del país anunciaban un empate técnico, y afirmaban, además, que la diferencia entre ambos contendores sería solo del 10 %. Sin embargo, no fue así. Se puede decir que Carlos Alvarado arrasó, ganándole la carrera a un radical predicador evangélico que hizo a muchos dudar sobre el respeto a los derechos humanos.

De ese modo, ahora el oficialista del PAC gobernará Costa Rica hasta el año 2022 y deberá enfrentar un complicado panorama enmarcado en un elevado déficit presupuestario que padece el país, el incremento de la violencia y el elevado desempleo.

Carlos Alvarado fue el ministro más joven del actual gabinete de Luis Guillermo Solís, y ahora se convirtió en uno de los presidentes con menos edad en la historia de Costa Rica.

El ganador promete luchar por bajar el déficit fiscal, construir la primera etapa de un tren eléctrico que una las principales ciudades del país y continuar obras de infraestructura que impulsa el actual Gobierno.

El “por venir” del nuevo Gobierno

Asdrúbal Vargas señaló al PanAm Post los principales retos que deberá enfrentar el nuevo mandatario. Afirmó que deberá ser un presidente de consensos debido a que no cuenta con la mayoría del respaldo en el Congreso.

Costa Rica enfrenta la tasa de homicidio más alta, el déficit fiscal más alto que ha tenido en la historia reciente, graves problemas en la liquidez de sus finanzas públicas y un desempleo que es del 8,5 %, pero que supera dos cifras de desempleo en mujeres y jóvenes. La situación económica del país es un tema preocupante.

Fuente: Panampost