Más allá de la mediocre gestión de la canciller de Colombia, María Ángela Holguín desde que asumió su cargo en el año 2010, lo que no termina de sorprender es la desvergüenza y sumisión con la que ha “defendido” los intereses del país ante organismos internacionales y gobiernos de la región.
De entrada es imposible pasar por alto la miserable defensa del mar de San Andrés y Providencia ante la Corte Internacional de Justicia que terminó entregándole a Nicaragua miles de kilómetros cuadrados de océano y recursos naturales que históricamente habían pertenecido a Colombia. Y no menos vergonzosa fue la sumisa reacción suya tras el fallo, al reconocer la derrota y dar a entender que nuestro país no haría nada más por lo que por tratados y leyes internacionales le pertenecía.
Pero esto no es todo, si bien ella no se cansa de señalar como exitosa su labor diplomática ante el gobierno de Venezuela, es imposible desconocer que la actitud de la cancillería colombiana es de total sumisión y derrota ante los ataques y las humillaciones del vecino país. El gobierno de Nicolás Maduro abre y cierra las fronteras cuando le da la gana, ultraja, despoja y tortura ciudadanos colombianos violando todos los Derechos Humanos y pasando por encima de todos los tratados internacionales sin que la canciller mueva un dedo para defenderlos; además desde el vecino país atacan, descalifican e insultan a políticos colombianos sin la más mínima Vergüenza, y la doctora Holguín solo se limita a bajar la cabeza y aceptar todos esos atropellos como si nada estuviera pasando, como si el problema no fuera con ella.
Es que ni siquiera el hostigamiento a un avión comercial colombiano (un hecho que puso en riesgo la vida de cientos de personas y que obligó a decenas de vuelos a desviar sus rutas para no sobrevolar el país vecino), y la violación del espacio aéreo colombiano en diversas ocasiones por parte de aeronaves de las fuerzas militares venezolanas, han hecho que la canciller levante su voz de protesta ante el gobierno chavista.
La última perla de “la diplomática muda” fue llamarle la atención públicamente a Germán Vargas Lleras por defenderse de forma respetuosa y honesta de los insultos lanzados por Nicolás Maduro y Diosdado Cabello hacia él con los que lo tratan hasta de “hijo del gran puto”. Es decir, María Ángela Holguín ni defiende a al vicepresidente de los atropellos provenientes del gobierno “bolivariano” ni permite que él se defienda como lo dicta la naturaleza de todo ser sintiente. Según ella, tener relaciones diplomáticas exitosas es recibir todo tipo de insultos y humillaciones sin ni siquiera levantar la cabeza.