Si hay que reconocerle un cambio a Cambiemos, valga la redundancia, es una diferente perspectiva sobre el tratamiento con las fuerzas de seguridad a la hora de combatir a los delincuentes. Hasta hace muy poco en Argentina existía una doctrina implícita de limitar el accionar policial y priorizar la vida del delincuente.
Recientemente, luego del episodio del policía Chocobar, que ultimó a un ladrón que había apuñalado en reiteradas oportunidades a un turista norteamericano para quitarle una cámara de fotográfica, la ministra de Seguridad, Patricia Bullrich, defendió al uniformado y anunció que el país vivía un “cambio de doctrina” con relación a esta problemática.
El mismo Mauricio Macri se reunió con el policía y criticó a la justicia, que dispuso un embargo sobre Chocobar, en el marco de la investigación.
De esta manera, el Gobierno argentino había dejado en claro que había cambiado la perspectiva por parte del Estado. Cuando a Bullrich se le presionaba para que apartara a un miembro de la gendarmería —durante la investigación de la desaparición de Santiago Maldonado (que luego se confirmó que se ahogó y no fue secuestrado por las fuerzas de seguridad)—, la ministra respondió: “No pienso hacer la fácil que se hizo siempre y tirar a un gendarme por la ventana para salir de la situación”.
La izquierda, en contra
La última semana un menor fue abatido en la provincia de Tucumán por un disparo policial, y en un hecho llamativo, las autoridades defendieron al oficial luego de su descargo. Con el correr de los días, se supo que el fallecido (de 12 años) tenía resto de pólvora en la mano y que había disparado previamente, como había manifestado el policía implicado en su reporte.
Hebe de Bonafini, de Madres de Plaza de Mayo, dijo ante el acontecimiento que la “clase media y alta” pide represión, que el Gobierno de Macri se comporta como una “dictadura” y que la sociedad es “racista”:
Para el Centro de Estudios Legales y Sociales (CELS) el accionar policial reciente es el resultado de una estrategia de la gestión que comenzó en diciembre de 2015, con Mauricio Macri a la cabeza:
“La estrategia del Gobierno es lamentable, es llevar al extremo la convalidación de las acciones violentas de policías en contra de las reglas y protocolos”, advirtió Manuel Tufró, del equipo de Seguridad Democrática del CELS.
Tanto la izquierda como el kirchnerismo insisten con que Cambiemos impuso un estilo de “gatillo fácil”, pero también un sector de la opinión pública respalda el cambio de rumbo.
En Argentina, la perspectiva de la izquierda y el kirchnerismo de interpretar al delincuente como víctima de la sociedad, ha quedado desacreditada ante la mayoría de la gente que vio durante varios años cómo vecinos, familiares y amigos fueron víctimas (en muchas oportunidades fatales) de violentos asaltos por parte de personajes que han gozado de impunidad total.
En la actualidad, muy pocos espacios continúan defendiendo este punto de vista, como por ejemplo las agrupaciones de extrema izquierda, que a la hora de manifestarse en este sentido, no cosechan más que repudios de la opinión pública en general.
“Llegó la hora de la justicia”
Carlos Maslatón, exlegislador porteño, abogado y analista de mercados, a pesar de ser muy crítico de Cambiemos, se manifestó en favor del supuesto cambio de perspectiva respecto a la delincuencia. Para el polémico e histórico dirigente liberal argentino, se terminó la impunidad, aunque no les guste a los “comunistas”.
“Es auspicioso que el Gobierno de Macri haya, en apariencia, decidido terminar con décadas donde el delincuente común tenía impunidad para robar, matar y violar, mientras se castigaba a las policías nacionales y provinciales al reprimir al criminal en los enfrentamientos. La doctrina Chocobar es beneficiosa para el país y para la protección de las víctimas del delito. Es una que emboca bien Macri, que siga adelante y que no pare. Llegó la hora de justicia y la compensación. Al comunista que no le guste, se jode”.
Fuente: Panampost
No Comment