Mientras los países del primer mundo empiezan a abrir sus mentes y leyes a las libertades de mente y de expresión que por siglos han sido cohibidas, en naciones como Colombia, la más rancia oligarquía conservadora se sigue oponiendo a que las minorías accedan a sus derechos.

Desde organizaciones religiosas, hasta políticos que se dicen «liberales» se han manifestado de forma férrea y permanente a la posibilidad de que parejas homosexuales puedan adoptar niños, pues consideran que las personas con gustos por personas del mismo sexo son enfermas, depravadas que solo buscan abusar de los menores.

Por ejemplo: para ellos, el compositor y cantante puertoriqueño Ricky Martin, quien ha tenido una larga y exitosa carrera musical, que ha sido ejemplo de disciplina, honradez, alegría y que nunca ha estado inmiscuido en escándalos que si han protagonizado muchos famosos padres heterosexuales, hoy no puede venir a Colombia con sus hijos y su pareja porque corre el riesgo de que Bienestar Familiar y la justicia colombiana se los quite.

Es lamentable que mientras países con altos índices de educación y calidad de vida avancen todos los días en temas como las libertades individuales y los derechos humanos, en Colombia pretendamos cohibirlos creyendo que todos tenemos que ser iguales y por consiguiente comportarnos como unos cuantos quieren.