Entendiendo por capitalismo la economía de libre mercado con amplio desarrollo de la propiedad plural en el marco de un Estado de derecho y una cultura en que prevalece la moral civilizada. Con tendencia a un equilibro dinámico del espontaneo orden social que garantice la más amplia libertad individual. En que por consecuencia se reconcilie pacíficamente la mayor diversidad de escalas de valores subjetivas en cooperación voluntaria, reduciéndose a la mínima expresión indispensable la coacción legítima. Es importante prever las condiciones necesarias para una eventual transición del socialismo al capitalismo en una economía petrolera paradójicamente empobrecida pese a su relativa abundancia de un recurso natural valioso.

A tal fin deberíamos revisar el fenómeno denominado enfermedad holandesa. Considero que revisar a la luz de la teoría austríaca del ciclo económico el concepto de enfermedad holandesa, junto con el problema del tipo de cambio real y su posible relación con el crecimiento a largo plazo exige considerar diferencias entre las economías que emiten divisas fiduciarias utilizadas como reservas y las que importan aquéllas como reserva para emitir su propia moneda. Pero lo fundamental es que la enfermedad holandesa, como patología económica, se nos revelará como una variante específica y periférica, de las distorsiones en la estructura inter-temporal del capital, ampliamente estudiada en la teoría austríaca del ciclo económico.

Es la estadística la que nos sugiere que en la transición del mercantilismo al socialismo estarían las causas de la paradoja del empobrecimiento venezolano. Teoría y estadística permiten explicar la prevalencia de sistemas económicos como causal multifactorial compleja de un prologado período de notable crecimiento y desarrollo seguido de otro prologado período de empobrecimiento y atraso a largo plazo. Es lo que la estadística nos indica de Venezuela: crecimiento y desarrollo de inicios del siglo pasado a mediados del mismo, desaceleración creciente hasta mediados de los años 70. Luego empobrecimiento sostenido que en la última década alcanzó la miseria.

Si valoramos la paz y una relativa apertura al mercado global, con la estabilidad y fortaleza del bolívar y la imposición de un sistema de legalidad cercano a uno de Derecho como una aproximación al capitalismo dentro de la tradición mercantilista. Diríamos que durante su aproximación al capitalismo la economía venezolana se transformó de agrícola a petrolera alcanzando el mayor desarrollo relativo de toda nuestra historia económica.

Entendiendo capitalismo, mercantilismo y socialismo como sistemas económicos de referencia, la historia de una economía mixta nos permite explicar que la economía Venezolana se aproximó primero al capitalismo dentro del sistema mercantilista. Y luego retrocedió de regreso al mercantilismo  aproximándose cada vez más al socialismo sin pasar nunca por un periodo de completa prevalencia capitalista. Debemos suponer que la exitosa aproximación venezolana al capitalismo –tan exitosa que el PIB por habitante de la hoy mísera Venezuela llegó entonces a estar entre los 10 más altos del mundo– aunque se mantuvo por medio siglo, perdió en algún momento o careció siempre de algo necesario para mantenerse por más tiempo.

Ya en el período de creciente prevalencia del socialismo, coinciden sus avances con los efectos de bonanza cíclica que relaciona ciclos económicos de las mayores economías con alzas del crudo. En términos muy simples, hay momentos de auge y depresión a corto plazo en las dos tendencias de largo plazo –primero al crecimiento y luego a empobrecimiento– la diferencia está en que durante el primero los auges y caídas se saldan con crecimiento sostenido y en el segundo con empobrecimiento sostenido. Tal diferencia permite suponer que si es el socialismo la causa del fracaso presente. Fue el mercantilismo fue causa del fracaso pasado. Y nuestro mejor momento fue  aquel en que el mercantilismo más se aproximo más al capitalismo. No solo el capitalismo sería la vía al desarrollo de más previsible éxito, sino que no existiría ya ninguna otra que no estuviera condenada al fracaso.

Una transición al capitalismo sería ante todo un asunto de incentivos, con voluntad política favorable es relativamente simple ir del socialismo al mercantilismo para evitar un inminente colapso. Por desigual e improductivo que sea, el mercantilismo resulta superior al socialismo en el orden productivo. Pero es fácil deslizarse inadvertidamente al socialismo desde el mercantilismo cuando el consenso cultural dominante es genéricamente socialista. Y será en extremo difícil una transición exitosa al capitalismo, incluso suponiendo la voluntad política, porque implica poner en marcha intencionalmente lo que naturalmente emerge como un orden espontaneo involuntario cuya complejidad inherente imposibilita su planificación consciente.

Hay demasiadas variables interdependientes, pero sabemos algunas cosas, entre ellas que sin Derecho, legislación y moral que garanticen la dinámica de incentivos adecuada el capitalismo no será tal. Que la clave del capitalismo no está únicamente en la propiedad privada y la libertad de precios, sino en el descubrimiento empresarial de oportunidades. Y que el dinero no es ni puede ser un factor neutral, y que es la institución clave del sistema de precios. Sabemos que aunque siempre emergerán consecuencias no intencionadas no es imposible corregirlas en su momento. Sabemos entonces que es posible identificar claves de una transición razonablemente exitosa al capitalismo como vía al desarrollo en una economía petrolera como la venezolana.

Todo se reduce a que no se pueden prever ni planificar lo que empresas y personas harán para adaptarse a una economía abierta con moneda estable y precios de mercado, tras un prologado empobrecimiento. Y es previsible una enorme y activa resistencia al cambio. Pero se puede anticipar y planificar un marco general tendente a condiciones institucionales favorables a una rápida y exitosa adaptación productiva de la abrumadora mayoría. Y la clave está en empezar por trasferir los activos mercantiles del Estado a la población, invirtiendo los incentivos políticos contrarios al capitalismo en éste tipo de economía. Pero en el marco de un sistema de legalidad predecible que siente las bases de una rápida evolución hacia un autentico sistema de Derecho.

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