El editorial del Washington Post del 21 de diciembre se tituló “A Win for the Wealthy, the Entitled and the Irresponsible” refiriéndose a la reforma tributaria de Trump. Eso traduce algo como: una victoria para los ricos, privilegiados y los irresponsables. Luego, el 18 de diciembre, The New York Times publica una columna de opinión titulada “Tax Bill Lets Trump and Republicans Feather Their Own Nests”, que traduciría: Proyecto de ley de impuestos permite a Trump y los republicanos acomodar sus propios nidos. Acusando al mandatario y a su partido de hacerse ricos en una forma deshonesta

De este tipo son la mayoría de los artículos que por estos días se encuentra uno en los medios estadounidenses, e internacionales, respecto a la reforma tributaria de Trump que acaba de ser aprobada por el Congreso. Periódicos y canales de televisión alineados a la izquierda, y adoradores de los demócratas, insisten en que es una estafa que beneficia exclusivamente a los empresarios más ricos y principalmente al presidente.

Los grandes medios de comunicación ignoran por completo el hecho de que la reforma también reduce la tributación a los particulares; logrará un recorte de impuestos hasta del 56 % para algunas personas. En estos artículos que acusan a Trump de hacer una reforma solo para su grupo empresarial no dicen, por ejemplo, que según la State Financial Officers Foundation la clase media ahora tendrá una reducción estándar de 12.000 dólares para declarantes individuales y de 24.000 dólares para parejas casadas que presenten declaración conjunta. El 90 % de los contribuyentes estadounidenses se beneficiarán con la reforma de Trump, pero de eso no se habla.

Ahora bien, no solo es que casi todos los contribuyentes se vayan a beneficiar directamente porque se reducirá la tributación sino que, además y fundamentalmente, la mejor política social es la creación de empleo, y con esta reforma al beneficiarse a los empresarios surgirán miles de nuevos empleos y los salarios serán cada vez mejores.

Por ejemplo, inmediatamente después de que pasara la reforma en el Congreso, importantes empresas de diferentes áreas empezaron a reaccionar. La compañía de telecomunicaciones AT&T aseguró que dará un bono de 1.000 dólares a más de 200.000 empleados y que invertirá 1000 millones de dólares. Luego, la importante compañía de aeronáutica Boeing anunció que invertirá 300 millones de dólares. Y FedEx y CVS afirmaron que tras conocer la noticia contratarían nuevos empleados.

¿Desconocen esto los periodistas que insisten en que la reforma solo beneficiará a los ricos? No es claro si lo hacen de mala fe o simplemente no ven lo que los economistas llaman “goteo”. Una empresa no puede crecer y hacerse rica sin contratar a nuevos empleados o comprar nuevas máquinas que deben ser hechas por personas. Tampoco puede crecer si no es ofreciendo un buen producto o servicio que aumente el bienestar de los consumidores. Tal vez ignoran los periodistas que la creación de empresas y el crecimiento del sector privado genera, sin excepción, riqueza para todos.

De otro lado, quienes atacan la reforma tributaria de Trump afirman también que una bajada de los impuestos no es en sí mismo algo bueno porque significaría un aumento del déficit.

Quienes afirman esto ni siquiera consideran que en muchas ocasiones lo que ocurre cuando se bajan los impuestos es que el recaudo aumenta. Solo revisando la historia fiscal de los Estados Unidos se pueden encontrar varios ejemplos al respecto. Con los recortes de Reagan, Kennedy y George W Bush sucedió esto, al bajar los impuestos, en los años siguientes aumentó el recaudo.

El otro punto del cual tampoco hablan los medios de comunicación es de la reducción en el gasto que deberá venir con la disminución de la burocracia que se dará por cuenta de la reforma. Pero, fundamentalmente lo que parecen ignorar los periodistas y críticos de la reforma tributaria de Trump es que un recorte de esta magnitud en los impuestos lo que significa es devolverle poder al individuo. Defender que el dinero se mantenga en manos de los políticos y no de los individuos es estar del lado de los ladrones.

Finalmente, muchos asumen que el gasto estatal continuará igual o aumentará, que el recaudo no se incrementará con la reducción de los impuestos y que Trump se endeudará inevitablemente. Amparados en sus premoniciones, que no son más que eso, especulación, los medios de comunicación y críticos que no dijeron nada mientras que Obama endeudaba a los EE. UU más que cualquier otro presidente de su historia, ahora se oponen a que se le devuelva el dinero a los individuos.

A los únicos que les conviene que se mantengan altas tasas impositivas es a los empresarios enchufados, a los protegidos por el Estado. Ya que su ganancia depende, en gran medida, de que el Gobierno asfixie a la competencia. Por lo que aquellos empresarios millonarios que ahora vienen a posar de caritativos diciendo que no están de acuerdo con la reducción en los impuestos solo están protegiendo su negocio sucio.

Hay que recordarle a estos señores que pueden hacer caridad cuando quieran, y regalar su dinero a los más necesitados, si es eso lo que les preocupa. Pero no es el caso, lo que piden en realidad es que el Gobierno los siga protegiendo y dándoles exenciones mientras le cierra el camino a las demás empresas a punta de regulación e impuestos. Desde luego los impuestos altos también le convienen a los políticos, que viven de sacarle dinero a los contribuyentes.

Por todo esto es inexplicable e indignante que la gente, e incluso sectores del liberalismo, se quejen y se opongan a una reducción histórica de los impuestos. Los grandes medios de comunicación o desconocen el tema, o voluntariamente le hacen el juego a los políticos ladrones y a los empresarios enchufados, confundiendo a la gente y haciendo que pidan lo inentendible: que los políticos continúen quitándoles su dinero.

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