Mientras que los medios de comunicación del mundo le siguen dedicando tinta y espacio a las elecciones convocadas por el régimen chavista en Venezuela, que no tienen ninguna posibilidad de transparencia. Los venezolanos, además de, lógicamente, hacer lo posible para que se termine esta dictadura lo antes posible, tienen una importante elección por delante que no tiene que ver necesariamente con las urnas.

El chavismo fracasó antes de empezar

Los resultados del colapso total de Venezuela ya son evidentes para, incluso, los que osaban defender a Hugo Chávez y a Nicolás Maduro hasta hace poco. Pero lo cierto es que este proceso no tiene que ver con un cambio de rumbo o de suerte, sino con la elección de un modelo fracasado desde su base teórica, que no tenía ninguna posibilidad de arrojar un resultado exitoso.

Más allá de que se intente una y otra vez a lo largo de la historia, la planificación económica centralizada por parte del Estado, el reemplazo de los precios libres por resoluciones administrativas y la supresión de la propiedad privada, es la perfecta receta para el colapso y no hay balas ni dictaduras que puedan fomentar la prosperidad si se vulneran los principios que pueden llevar hasta ella.

Es irrelevante si un país llegó al socialismo por la fuerza, por elecciones o si estas ideas son desarrolladas por civiles, militares, bienintencionados o corruptos. Luego de “quemar” el capital disponible y redistribuir un stock de lo que haya en un lugar o momento determinado, tarde o temprano llega el colapso.

La verdadera elección de Venezuela

El desastre que hoy sufre el pueblo venezolano ya no se discute, ni siquiera por parte de muchísimos chavistas que ya no pueden esquivar ni negar la terrible situación. Pero para que el país pueda reconstruirse con bases sólidas es necesario comprender los motivos por los cuales se llegó a esta situación.

Si para el momento de la reconstrucción Venezuela no dedicó suficiente reflexión a las causas del desastre, o si hace carne en la sociedad una conclusión equivocada, como que “Maduro no es Chávez“, que se perdió la “guerra económica” o cualquier otra explicación que no coincida con las verdaderas causas de los problemas, el país no tendrá muchas posibilidades de redirigir su futuro hacia un camino de prosperidad. Salvo un golpe de suerte que una “élite” con las ideas adecuadas se encuentre con las riendas del país, lo que es poco probable que ocurra.

Venezuela, que tiene la difícil tarea de sacarse una dictadura de encima, también debe darse un debate de ideas para esclarecer la situación y asociar a la debacle total con las verdaderas causas: el nuevo intento del viejo fracaso llamado socialismo.

La lección argentina

En la historia reciente del país que hoy está gobernado por Mauricio Macri hay una enseñanza para los venezolanos: el endeudamiento de los noventa, el déficit fiscal, la crisis y la lectura equivocada de los hechos que terminó en el kirchnerismo.

Probablemente, la última gran oportunidad que tuvo Argentina de volver a ser lo que fue a principios del siglo XX fue bajo el mandato de Carlos Menem. El país dejó atrás un proceso de hiperinflación y dejó atrás los elefantes muertos de las empresas del Estado que el país cargaba desde hace décadas. Sin embargo, el menemismo no pudo con los vicios de la política y a pesar de haber reducido las agencias oficiales no se bajó el gasto público, sino que se incrementó, a la par de los impuestos.

La crisis de deuda y el default explotaron en diciembre de 2001, ya bajo la órbita de Fernando de la Rúa. Para entonces, en el debate público muy pocos repararon sobre los temas complicados como el “déficit fiscal” y el endeudamiento. Sin embargo, en la mayoría de los medios de comunicación eran denunciados constantemente los supuestos responsables de la hecatombe: las privatizaciones, la convertibilidad y el “neoliberalismo“.

Quienes sí comprendían las sandeces que se debatían en los medios de comunicación y foros públicos subestimaron el debate y abandonaron el “relato” a la izquierda. El resultado de todo esto fue que la “salida” a la crisis vino de la mano del kirchnerismo y Argentina entró en una de sus páginas más negras de la historia.

Dar el debate de ideas

A pesar que la política parezca exigir cuestiones más complicadas que algunos debates que pueden ser considerados hasta técnicos y disociados de lo que la opinión pública pueda tolerar, evitarlos y subestimarlos es peligroso. Si durante la década del noventa en Argentina se hubiese advertido sobre algunas cuestiones que no se hicieron presente en el debate público, otra hubiese sido la historia a la hora de buscar una solución a una grave crisis como fue la de 2001.

Si Venezuela desea hacer un cambio de modelo real, recuperar la paz y progresar, debe ir a fondo con la discusión compleja sobre los verdaderos motivos que causaron el desastre.

Fuente: es.panampost.com