Desde que se reactivó la producción cinematográfica, directores exploran distintas voces.

En los últimos años, el cine colombiano ha estado buscando su personalidad. Desde que se reactivó la producción cinematográfica, gracias a la Ley 814 de 2003, los directores locales han explorado distintas voces.

Aunque a veces parecería que estamos condenados a vivir entre apologías de traquetos y comedias populacheras, de vez en cuando aparecen destellos que revelan el inmenso potencial que ofrece el cine para explorar la esencia de lo que somos.

Ese es el caso de Jericó, el infinito vuelo de los días, una de las mejores cintas colombianas que hemos visto en un buen tiempo. Con una acertada mezcla de documental y dramatización, la película hace un retrato de nueve mujeres mayores que viven en el municipio de Jericó, en Antioquia.

Allí están, por ejemplo, la dicharachera propietaria de un almacén de ropa, la dedicada esposa que tiene una historia muy triste para contar, la trigueña que sufrió discriminación toda la vida por ser ‘negrita’ y la anciana centenaria que se levanta cada día a esperar que vengan por ella.

Jericó… constituye un doble canto de amor: por un lado, celebra a estas admirables mujeres, que a pesar de ser personas corrientes tienen unas vidas extraordinarias; y por otro, a una cultura ancestral que está vivita y coleando.

La extraordinaria sensibilidad de la directora Catalina Mesa nos permite deleitarnos con mil detalles de la vida cotidiana, que revelan la esencia de la cultura paisa, pero también de la idiosincrasia nacional: los muebles, las plantas, los cuadros, las fotos, la manera de moler el maíz y, por supuesto, una música entrañable. Esto es cine colombiano hasta la médula.

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‘Jericó, el infinito vuelo de los días’
Dirección: Catalina Mesa
Con: Cecilia Bohórquez, Manuela Montoya, Elvira Suárez