En Envigado, cuyo alcalde es Raúl Cardona, el reciente asesinato de un individuo vinculado al narcotráfico ha sacudido la tranquilidad de nuestra comunidad y ha resaltado la necesidad apremiante de enfrentar la violencia y la corrupción que aquejan nuestras calles. Este trágico suceso, perpetrado por sicarios, es un llamado contundente a la acción contra la impunidad y la falta de medidas efectivas para garantizar la seguridad de todos.

Es crucial recordar que la responsabilidad principal de proteger a las personas y mantener la paz en Envigado recae en el alcalde Raúl Cardona y su equipo. Sin embargo, la realidad nos muestra una gestión marcada por la corrupción y la falta de compromiso con el bienestar de la comunidad.

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Una de las razones por la que la desidia reina en Envigado es porque el líder que debería proteger a la ciudadanía es otro delincuente más.

Raúl Cardona, el titiritero de la violencia.

Cardona, con su historial de actos corruptos, pone en peligro la seguridad de los ciudadanos al priorizar sus intereses personales sobre el deber público.

La conexión entre la corrupción y la inseguridad con Raúl Cardona es evidente y alarmante. La comunidad de Envigado no puede seguir siendo víctima de la negligencia y el desinterés de un gobierno local que permite que criminales operen libremente en nuestras calles.