Es un cuento clásico los resultados provenientes de un buen ejercicio de compromiso y perseverancia. Un trabajador humilde está empleado por una empresa petrolera y gracias a su buena ética laboral, sus jefes reconocen sus capacidades y él empieza a avanzar rápidamente en la compañía. Se esfuerza muy duro y cosecha los beneficios de sus labores, logrando así mantener a su familia y comprar una casa y un auto – espera… perdón… esto no suena correcto, esto es otro cuento… en la versión boliburgués venezolana, el hombre se involucra en un esquema de sobornos y lavado de dinero, utiliza contactos corruptos para obtener contratos lucrativos, teje una red de empresas fantasmas corruptas y ¡empieza una colección de automóviles deportivos y lujosos apartamentos! ¡Todo esto con total impunidad!

De hecho, la historia y trayectoria laboral de Franco Tortolani es bien impresionante y escandalosa. Un informe en poder de las autoridades federales norteamericanas y divulgado por la periodista Maibort Petit detalla cómo Tortolani pasó en pocos años de ser un taxista en la ciudad de Puerto La Cruz, a un millonario proveedor de PDVSA, presidente de siete empresas internacionales y dueño de propiedades costosas, helicópteros y avionetas en los Estados Unidos. ¿Quién sabía que los documentos legales podrían ser tan emocionantes?

A principios de año, les contamos que habían caído dos rojos más en un guiso de sobornos por US$1.000 millones de la petrolera estatal: los venezolanos Charles Quintard Beech III y Juan José Hernández Comerma, acusados por la Fiscalía de EE.UU. de pagarles a funcionarios de PDVSA con el fin de obtener lucrativos contratos. Estos arrestos se sumaron a los ocurridos en el 2016, cuando los venezolanos Roberto Rincón y Abraham José Shiera se declararon culpables de cargos derivados de una investigación realizada por el Departamento de Justicia de Estados Unidos respecto a los sobornos recibidos dentro de PDVSA. Ahora podemos añadir a Franco Tortolani a la larga lista de empresarios venezolanos que están disfrutando de la corrupción de PDVSA, pues según los datos compartidos, la investigación estadunidense vincula a Tortolani con Rincón, Shiera y Beech – ¡todos camaradas en el desfalco de nuestra nación!

De acuerdo con el informe legal, el cual registra sus actividades por más de 5 años, Franco Tortolani es presidente de corporaciones en Estados Unidos, Panamá, Singapur, China, Colombia, Curazao, Barbados y Venezuela, las cuales se beneficiaron, con la activa participación de su esposa, María Rosa Ramos de Tortolani, de la asignación de contratos de compra de equipos adquiridos en el extranjero con grandes sobreprecios, de 300, 500 y hasta el mil por ciento. Para obtener los contratos, su benefactor es acusado de pagar cuantiosas comisiones en dólares a los funcionarios de PDVSA. Según las averiguaciones, hoy en día Tortolani continúa recibiendo jugosos contratos y, además de sobornos, el empresario ha contribuido al financiamiento de campañas electorales de políticos allegados al gobierno de Maduro.

¡Y todavía no hemos mencionado sus relaciones extramaritales! Pues nuestros guiseros siempre están acompañados en su camino de corrupción, por una amante. Según los reportajes mediáticos, Tortolani adquirió a nombre de otra mujer que no es su esposa, María de Los Ángeles Díaz Medina –una venezolana de 29 años y a quien no se le conoce profesión– un lujoso apartamento ubicado en la isla de Brickel Key en Miami, Florida. ¡Sí, queridos lectores, en el imperio mismo! De acuerdo a los récords, la espectacular propiedad fue comprada en efectivo por un monto de 1.3 millones de dólares, es decir sin necesidad de una hipoteca. Que levante la mano el que se pueda dar ese lujo por favor… ¿nadie?

Como se puede ver en las fotos publicadas en Twitter, a María Díaz Medina le encanta posar con la colección de Ferraris que posee Tortolani y con sus costosos regalos, incluyendo un anillo que encandila con sus diamantes. Además, ha gozado de sus helicópteros y aviones privados, incluyendo un Alpha Jet 307 y un Astra. Una joyita del reporte es que las siglas de estas avionetas, N307FT y M307MT, hacen alusiones a las iniciales de los nombres de Franco Tortolani y su esposa, y a la fecha de nacimiento de Franco – ¡qué arrogancia!

Aplaudimos a los investigadores que descubrieron el complejo sistema creado por los Tortolani para mover dinero, evadiendo así las normas de licitación venezolanas y violando la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero de EU.UU. Por ejemplo, de acuerdo con el informe, la pareja diseñó un esquema de funcionamiento para operar sus negocios internacionalmente, a través de una fundación panameña de nombre Arawac Private Foundation y dos empresas de Barbados denominadas Overseas Caribbean Group Ltd. y Smart Realty Ltd. En el plano nacional, los Tortolani traspasaron cuatro inmuebles (tres oficinas propiedad de una de sus compañías y un apartamento propiedad de María Tortolani) a dos empresas venezolanas, las cuales están conectadas con la estructura internacional, a través de una de las empresas barbadenses – ¡las redes de corrupción son bien complicadas!

Si todo esto fuera poco, resulta que Franco Tortolani también reventó un escándalo en febrero de 2016 durante el Carnaval en Guanta, estado Anzoátegui, cuya celebración incluyó un extravagante concierto del cantante colombiano Maluma y el puertorriqueño Jerry Rivera. Según los reportajes mediáticos, el alcalde dijo que el festival musical fue financiado por dos empresarios anzoatiguenses, a quienes les agradeció públicamente por su generosidad – ¿ustedes pueden adivinar quiénes fueron? ¡Franco Tortolani y un cierto Carlos Enrique Urbano! Después, varios diputados de Anzoátegui, Tatiana Montiel, José Brito y Richard Arteaga, informaron que el costo del concierto fue de 3 millones de dólares y solicitaron que la Comisión Permanente de Contraloría de la Asamblea Nacional investigara el origen de los fondos.

Ha quedado claro que los casos de Roberto Rincón, Abraham José Shiera, Charles Quintard Beech III, Juan José Hernández Comerma y ahora Franco Tortolani solo constituyen la punta del iceberg de la corrupción de PDVSA. Con más informaciones legales que salen de las salas de juicio de los Estados Unidos, entenderemos mejor cómo los corruptos funcionarios gubernamentales y sus guiseros asociados colaboraron para robar todos fondos de nuestra nación – ¡y ustedes serán los primeros en enterarse!

 

FUENTE:  http://guisosrojos.com