Dos políticas latinas arremetieron contra la estructura republicana esta semana, pidiendo desestimar la rama judicial. (Fotomontaje de PanAm Post)

Una mujer latina de 29 años, la más joven de la historia en llegar al parlamento de los EEUU, estremeció los titulares con su triunfo en las últimas elecciones legislativas. Pero, ahora, lo que produjo su victoria le vuelve blanco de críticas: su falta de preparación.

Se trata de la heredera intelectual del precandidato presidencial, Bernie Sanders, que sacudió al partido demócrata con una división llamada “socialismo demócrata“. Al igual que él, Alexandria Ocasio-Cortez ofrece todo gratis para sus votantes, financiado con los impuestos de los demás.

El triunfo de Ocasio-Cortez expone no solo sus carencias académicas, sino los de toda una generación, gracias a la estandarización de la ecuación que trajo consigo fuertes rasgos de adoctrinamiento estatal.

La propia Hillary Clinton dijo que perdió contra Donald Trump porque “Bernie ofrecía ponis gratis para todos“. Y esa es la nueva tendencia dentro del partido demócrata, en particular los jóvenes, pretender que el Estado financie la salud, educación e incluso la vivienda, cueste lo que cueste, así sea destruir la estructura republicana.


En un reciente video difundido en redes sociales, la legisladora electa Alexandria Ocasio-Cortez explicó que los demócratas necesitan retomar el control sobre “las tres cámaras del Congreso”.

Enseguida se rectificó e indicó que necesitan el control de las de las tres cámaras del gobierno.

Es decir, la congresista desconocía la estructura básica de la república que exige que ninguno de los tres poderes tenga más poder que otro, de modo que se auto-regulan.

Estos son: ejecutivo (rama presidencial), legislativo (parlamento) y judicial.

A su vez, expuso que tampoco comprende su futuro trabajo. Pues “cámara” se refiere a las divisiones internas del parlamento. En el caso de un sistema bicameral, como su nombre indica, dos cámaras, no tres, se requiere primero la aprobación de una de las cámaras (la cámara de representantes que encarnan la voz de sus representados, los ciudadanos de su respectivo distrito), luego de la segunda (el Senado).

Sin embargo, en un evento durante su gira electoral, dijo ante cámaras que en enero se va a “inaugurar” el 3 y el 4 va a empezar a firmar leyes. Cuando en realidad los legisladores no se inauguran y tampoco firman leyes, esa función le corresponde al presidente.

Pero el desconocimiento de la legisladora no se limita a la cívica, también se extiende al ámbito económico, ya que habla de gratuidad cuando se trata de servicios estatales, pese a su enorme costo tributario; pese a que tiene un título intermedio en economía.

De modo que surge la duda si es que desconoce sus funciones o simplemente pretende pasar por encima de las instituciones.

Y es que hace pocas semanas cuando le consultaron a la legisladora electa, entonces candiata, qué se debe hacer en caso que la Suprema Corte revoque el fallo (Roe vs Wade) que permitió la legalización del aborto a nivel federal, respondió: “abolimos la Suprema Corte”.

Ante esto el actor James Woods, devenido en comentarista político, en vista de sus constantes expulsiones de redes sociales por sus severas críticas, sostiene que “no se debe desestimar el poder de Alexandria Ocasio-Cortez”.

Además, insiste que ‘El socialismo, aunque es un veneno, es una droga política profundamente seductora’.

Está a tres meses de asumir su cargo y no tiene cómo pagar el alquiler. Usa este suceso como propaganda para reflejar las carencias de su generación. Cuando la realidad es que ella no fue capaz de preever su propia situación.

Renunció a su trabajo en un bar para emprender una cruzada política que consiste de llegar al poder y exigir que el Estado, con los impuestos ciudadanos, financie la salud, educación y vivienda de los ciudadanos.

Es decir, en lugar de dar ejemplo, de ser la voz de una generación que se esfuerza por salir adelante y aporta a la economía y por tanto a la sociedad, llega al gobierno exigiendo todo a cambio de nada.

Por su parte, la legisladora se defendió frente a las burlas alegando que los republicanos, en lugar de “babearse” por sus declaraciones, deberían tener la valentía de asumir el punto que quieren resaltar: “que no creen que el servicio de salud estatal es un derecho”.

Es decir, para ella, el problema no es que ella no sepa de qué consiste su trabajo ni cómo está compuesto el gobierno y que diga sin titubear que la mayor institución del tercer poder, el que ni siquiera sabe que forma parte de la división de poderes, la justicia, debe ser abolida. Cree que el problema es, únicamente, que no aprueban la socialización de la salud.

Pero tanto el desconocimiento como el desprecio por las instituciones republicanas no se limita a ella. También esta semana, otra mujer latina, la senadora Cristina Fernández de Kirchner, expresidente de Argentina, llamó obsoleta a la división de poderes y propuso “actualizarlo”. Y se enfocó principalmente, al igual que Ocasio-Cortez, en subestimar la rama judicial (muy conveniente para quien tiene juicio(s) pendiente(s)).

Ambas son el reflejo de la izquierda contemporánea, más enfocada en el aspecto, la etnia, el sexo, de sus candidatos que sus propuestas. Porque así calza con su retórica victimista que sitúa al Estado como padre protector y a sus hijos expectantes de su mesada.



Fuente