El economista y escritor argentino Adrián Ravier generó polémicas en redes sociales con una lista donde enumeró, según su criterio personal, quienes fueron los mejores y peores presidentes desde el regreso a la democracia en 1983. ¿La sorpresa? El mayor desastre según el especialista no fueron los Kirchner, sino Raúl Alfonsín, para muchos “el padre de la democracia”. Aquí analiza su lista en una entrevista exclusiva para el PanAm Post.

¿Crees que se puede hablar de buenos, regulares y malos a la hora de evaluar a los presidentes argentinos o estamos en una gama de “malos y menos malos”?

Es difícil responderlo. Lo más fácil es decir que todos fueron malos, porque han estado lejos de lo que uno pretende desde la pizarra, pero la realidad es que las restricciones políticas existen y ningún gobierno supo sortearlas. Diría que casi todos los gobiernos tienen medidas buenas y malas, aunque me cuesta mucho encontrar aciertos de Alfonsín o el kirchnerismo en materia económica.

Alfonsín, el peor de todos

Para Ravier, Raúl Alfonsín (1983-1989), primer presidente en derrotar al peronismo en elecciones nacionales e iniciador del proceso democrático en Argentina, ha sido el más cuestionable en materia económica:

Se rescatan algunos elementos no económicos en Alfonsín. Eso no lo quiero discutir aquí. Pero en los aspectos que el ranking tuvimos una década perdida con 0 % de crecimiento y una hiperinflación de 5000 % anual. Esos dos datos por sí solos creo que son suficientemente significativos para encabezar el ranking. Además, no era posible conseguir una línea de teléfono, y el deterioro en la infraestructura en general era notable.

Menem, el de mejor desempeño (pero sólo en la primera presidencia)

En tu opinión el primer mandato de Menem fue el más virtuoso hasta el momento. ¿Superó los problemas del alfonsinismo?

Sí. Después de dos años muy malos, sin brújula, Menem consiguió con un nuevo equipo económico ordenar la economía, alcanzar la estabilidad monetaria, resolver el default, privatizar los servicios públicos, situar a Argentina en el mapa internacional y captar inversión extranjera directa en niveles desconocidos por décadas.

No ignoro sus errores, por supuesto, como los altos niveles de corrupción y el gobernar por decreto, pero pondero las medidas económicas como las mejores desde el retorno a la democracia. Un párrafo aparte, entre estos errores, merece la mala transición en la privatización del sistema de pensiones. Esto contribuyó al déficit fiscal, al endeudamiento y a hacer inviable el modelo que terminó explotando en 2001.

Néstor Kirchner: peor que el primer Menem, pero mejor que el segundo

Sin embargo, a pesar de los logros de la primera gestión de Menem, su segundo mandato lo pones por debajo de Néstor Kirchner.

Kirchner no hizo el trabajo sucio. Lo hicieron los sucesivos presidentes que pasaron por la Casa Rosada entre diciembre de 2001 y 2003, en particular Duhalde (que de hecho está segundo en el ranking). No podemos asignarle a Néstor Kirchner la recesión del 13 % del PIB, ni la peor salida de la convertibilidad, ni el 50 % de pobres que heredó. Creo incluso que la recuperación de la economía argentina de 2003 a 2008 fue por una vía heterodoxa keynesiana. Si algún lugar le caben en la política económica, es en situaciones extremas como esta. Hubiera optado un camino de libre mercado, pero lo hecho permitió que la economía se recuperara en 4 años entre 2003 y 2007, dejando una tasa de desempleo de un dígito, un nivel de pobreza semejante a la media de estas décadas, y habiendo resuelto problemas serios como las monedas provinciales que emergieron ante la falta de liquidez que era manifiesta en su gestión.

Todo esto hay que balancearlo con el inicio de una política económica que expandió la presión tributaria y el gasto público a niveles insostenibles, y que dejaron un problema estructural que será muy difícil de corregir en los próximos años. Pero siendo justos, los desbordes vinieron después del 2007, si bien la tendencia ya había iniciado en esos años.

Kirchnerismo: los dos mandatos de Cristina, peores a los de Néstor

¿Por qué los dos mandatos de la expresidente (2007-2015) los consideras como bastante peores que los de su fallecido esposo (2003-2007)?

Hasta la muerte de Néstor en 2010, él ocupaba virtualmente el cargo de Ministro de Economía, por lo que la responsabilidad era de ambos. La falta de fondos les impuso un límite al gasto que jamás aceptaron, y por eso avanzaron en volver a un sistema de reparto, nacionalizando el sistema de pensiones. Ese dinero, que se estima en unos USD $40.000 millones, se volcaron al mercado en forma de gasto y todo tipo de planes para evitar el impacto de la crisis de 2008, que generó una recesión global en 2009, incluida la Argentina. El deterioro institucional que empezó en 2001, continuó con Néstor, se profundizó con Cristina, y explotó con la muerte del expresidente y el rol de Axel Kicillof en el manejo de la economía.

Néstor jamás habría llegado, me parece, a los extremos de Kicillof. Para 2008, más que fomentar el consumo, había que fomentar la inversión. Y lo digo desde una perspectiva del manual keynesiano. Desde 2010 hasta 2015 la economía ya no pudo crecer, lo que es una consecuencia lógica de las medidas económicas que tomó Kicillof y su equipo.

Macri, medalla de plata

La herencia que recibió fue muy complicada, y a diferencia de Néstor Kirchner nadie hizo el trabajo sucio antes de su asunción. Hasta Menem lo tuvo más fácil porque arrancó de un pozo, donde las restricciones políticas desaparecen por la emergencia de la situación. Macri estaba al borde del abismo, pero no toda la opinión pública tomó consciencia de ello. Su intención fue evitar caer en el pozo, más que recuperarnos de esa situación. Su equipo económico levantó el control de cambios, solucionó el default, accedió a los mercados financieros para recomponer reservas, elevó el mínimo no imponible en el impuesto a las ganancias personales, quitó retenciones a las exportaciones de todos los productos con la excepción de la soja, que la redujo y reinsertó a la Argentina en el mundo mostrando su afán por captar inversiones.

Algunos son gestos, pero todavía le queda margen para profundizar en estas medidas. No encabeza el ranking justamente por su tibieza, por su inacción en el frente fiscal, y por la fuerte toma de deuda que puede complicar lo que viene.

La lista de Ravier, de peor a mejor desempeño, quedó confeccionada de la siguiente manera:

Fuente: Panampost