“La postura general es que debemos de evitar intervenir (…). Pensamos que hay que tener una posición muy cauta ahí porque lo que normalmente hay en buena medida es una agenda promovida por Estados Unidos” (Wikimedia)

El futuro canciller mexicano, Marcelo Ebrard, confirmó lo que ya se sospechaba respecto a la postura que tomaría el virtual presidente electo, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), frente a las dictaduras de Nicaragua y Venezuela.

En una entrevista radiofónica, Ebrard informó que México tendrá la política de “no intervención” respecto a las crisis sociopolíticas que atraviesan ambos países de la región.

“México va a seguir una política exterior respetuosa de la no intervención”, dijo, agregando que eso no quiere decir que no les preocupe la situación de ambas naciones.

Según el próximo titular de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE), se va a ver ” cómo se puede contribuir de la mejor manera”; sin embargo, ya adelantó que incluso considera como intervención el acudir a la Organización de Estados Americanos (OEA) a denunciar asuntos de otras naciones, lo que implicaría una importante reducción de su papel a nivel internacional.

México ya formaba parte de una agrupación junto con otros 14 países americanos (el Grupo de Lima) cuyo objetivo era dar seguimiento y buscar una salida a la crisis que atraviesa Venezuela; los países miembros incluso habían acordado no reconocer las elecciones presidenciales que se llevaron a cabo el pasado mes de mayo, por considerar que no cumplieron con las mínimas garantías democráticas.

Ese tipo de decisiones han sido consideradas como grandes avances en la presión contra la dictadura; sin embargo, tras estas declaraciones más bien podría esperarse un México mucho más permisivo con los violadores de los derechos humanos de la región, lo que permitiría un fortalecimiento de los mismos.

Tanto en Nicaragua como en Venezuela han sido muchos los muertos contabilizados por la represión desmedida de sus gobiernos y las denuncias por las violaciones a las libertades básicas, y a pesar de todo esto, y de todas las pruebas que incluso organismos internacionales han presentado contra la administración de Ortega y de Maduro, el futuro canciller mexicano ha asegurado que “lo normalmente hay en buena medida es una agenda promovida por Estados Unidos”.

Ni Ebrard, ni AMLO han asumido aún sus nuevos cargos  y ya se vislumbra el tipo de discursos y de acciones que se mantendrán en el nuevo Gobierno que iniciará el próximo 1 de diciembre, unas muy similares a las que mantiene Bolivia, Nicaragua, Cuba y Venezuela.

 

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