Luego del mediodía de este 21 de febrero, la oposición oficial venezolana, representada en la agónica Mesa de la Unidad Democrática, finalmente aclaró su postura ante las próximas elecciones presidenciales fraudulentas del 22 de abril: no participarán en la contienda.
Inmediatamente el dictador reaccionó, solicitando la convocatoria de unas “megaelecciones” para ese domingo de abril.
En una rueda de prensa, el representante de la MUD, Ángel Oropeza, leyó el comunicado que en el primer punto señala la convicción de la coalición de partidos con la ruta del voto.
Es por ello que, frente a la situación actual, la Mesa de la Unidad decide “iniciar a partir de hoy una campaña para que se den verdaderas elecciones este año, como único camino para empezar a salir de las penurias que azotan a nuestro pueblo”.
“El evento prematuro y sin condiciones que se anuncia para el próximo 22 de abril es solo un show del propio Gobierno para aparentar una legitimidad que no tiene, en medio de la agonía y sufrimientos de los venezolanos”, continúa el texto.
“Convocamos al país a salirnos del cerco de pensar que la decisión frente a esta farsa es participar o no. Estas no son elecciones. Nuestro objetivo es lograr elecciones de verdad. La Constitución las exige, y hacia ese objetivo orientamos nuestra lucha”.
En el quinto punto, la MUD “reta” a Maduro. Le pide convocar “elecciones de verdad”. “Le invitamos a dejar el miedo y a aceptar las condiciones electorales contenidas en el documento hecho y aprobado por unanimidad por los cancilleres de Bolivia, Nicaragua, San Vicente (escogido por el propio Gobierno venezolano), México y Chile”, se lee en el comunicado.
Con condiciones adecuadas, dice la coalición, están listos para participar pero, “en caso contrario, no cuenten con la Unidad Democrática ni con el pueblo para avalar lo que hasta ahora es solo un simulacro fraudulento e ilegítimo de elección presidencial”.
Por último, la Mesa de la Unidad Democrática pide la edificación de un nuevo “Frente Amplio Nacional” cuyo objetivo sea “alcanzar este año elecciones limpias y competitivas”.
#COMUNICADO: LA UNIDAD DEMOCRÁTICA RETA AL GOBIERNO DE MADURO #21Feb pic.twitter.com/xfRti9mHSV
— Unidad Venezuela (@unidadvenezuela) February 21, 2018
Aunque se presencia un interesante viraje y acercamiento a la realidad —se ha impuesto, finalmente, la racionalidad «abstencionista»; aquella denostada durante la mitad del año pasado; agredida y marginada; pero al final, la racional; la que comprende que la ruta de la dictadura es la electoral—; se trata de un comunicado pacato, casi surrealista.
La MUD insiste en que el último y único objetivo es lograr la convocatoria a elecciones libres que posibiliten, luego, el cambio del sistema dictatorial. Dejan a un lado lo irreal de la proposición, ya que el régimen chavista dilapidó hace tiempo cualquier salida electoral. La fórmula sería al revés, ciertamente. La libertad vendrá, pero solo luego del cambio de la tiranía.
Por otra parte, en ningún momento se menciona a la ilegal Asamblea Nacional Constituyente. Es este aparato el primer y gran obstáculo que impide cualquier salida convencional a la dramática crisis. Que se ignore no solo es inadecuado, sino que genera escepticismo.
La MUD «reta» a Nicolás Maduro, el dictador, a medirse en unas elecciones libres. Lo invitan a “dejar el miedo”. Cándidos, indudablemente.
Por último, la Mesa de la Unidad Democrática pretende seguir encabezando una contienda que no les pertenece. Solo los rostros de la rueda de prensa demuestran en qué se ha convertido la otrora importante coalición.
Agónica y deprimente. Llaman a la convocatoria de un Frente Amplio pero no conciben que, después de tanta torpeza, mediocridad y connivencia, son ellos, en todo caso, los que deberán plegarse a una alianza mayor —que deberá alzarse en torno a propósitos—.
La MUD, con su comunicado del 21 de febrero, sigue en el túnel electoral. De allí solamente podrá salir cuando se haya acabado la tiranía.
— Georg Eickhoff (@JorgeEickhoff) February 21, 2018
Afortunadamente la trascendencia de la coalición no es la misma. No obstante, sí se celebra que, aunque son pasos tímidos, por fin se acercan a la ruta que otros han sugerido por meses —otros, atacados siempre—.
Puede que en la decisión hayan influido diferentes factores (presión o cordura); pero, al sumarse a otros líderes relevantes que ya habían dejado claro su rechazo al fraude de abril, finalmente se puede hablar de que todas las oposiciones —la relevante y la semirelevante— no serán cómplices de la estafa de Maduro.
Y el dictador reaccionó
Nuevamente, buscando acelerar los hechos. Luego de que la Mesa de la Unidad anunciara su decisión de abstenerse, Nicolás Maduro, en declaraciones a los medios, propuso la convocatoria de unas «megalecciones» para ese 22 de abril.
“Ayer el constituyente Diosdado Cabello hizo una propuesta para la evaluación de la Asamblea Nacional Constituyente, que es adelantar las elecciones para renovar el Parlamento nacional para elegir a una nueva Asamblea Nacional y entregarle al pueblo el poder (…) Yo he venido pensando que es una propuesta necesaria, justa”.
“Pero además, yo propongo, estando de acuerdo con la propuesta de Diosdado Cabello: que sume la elección de todos los consejos legislativos y de todos los consejos municipales de los municipios del país. Que hagamos una renovación general”, continuó Maduro.
Habló de “una gran megaelección parlamentaria del país”. Sería elecciones “poderosas” que logren una “renovación democrática del país”. El dictador quiere, según dijo, “dejar despejados los siguientes cuatro años”. Que no hayan más elecciones por esos meses, para, aparentemente, enfocarse en la economía.
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