Por segunda vez en el año el exjuez de la Corte Suprema de Justicia argentina, Raúl Eugenio Zaffaroni, manifestó su deseo de que el Gobierno de Cambiemos “se vaya lo antes posible“. Nuevamente las críticas no tardaron en llegar, ya que el jurista no está jubilado ni retirado, sino que es Juez de la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cargo que desempeña desde enero de 2016.

Ya el mes pasado Zaffaroni, de clara simpatía política con Cristina Fernández de Kirchner, había tenido declaraciones muy similares a las de hoy:

No va a depender de nada político, ni de lo que diga cualquier partido político. Yo quisiera que se fueran lo antes posible, para que hagan menos daño, pero eso es un deseo personal.

En esa oportunidad, el jurista también llamó a la “resistencia no violenta” de la sociedad contra el Gobierno, “cada uno desde el ámbito que le corresponde y en el espacio que pueda”.

En esta oportunidad, en el marco de declaraciones televisivas, Zaffaroni resaltó que no desea una crisis como la que tuvo Argentina en 2001 y que quiere evitar la violencia.

¿Que se vayan antes? Sí, que se vayan en 2019, si llegan a 2019. Que se vayan con un procedimiento constitucional de juicio político, no sé, o que saquen el pie del acelerador. De lo contrario vamos a tener un serio problema.

Para el jurista, si la gestión de Macri termina “antes” el país podría solucionar problemas como el endeudamiento y evitar una posible crisis:

Si se van antes, vamos a tener menos deuda. Si se van antes, podemos resolver el problema. Que se vayan antes puede ser que se vayan en 2019. Esto nos está llevando a una catástrofe social, ese es el grave problema que tenemos.

La pizca de verdad y la gran hipocresía de Zaffaroni

Más allá de las simpatías políticas del juez y de sus deseos, los dichos de Zaffaroni encierran algo de verdad, pero mucho más de hipocresía. Si bien es cierto alertar del problema de la deuda, definitivamente esto no se puede hacer desde el kirchnerismo bajo ningún concepto, al menos si se aspira a un mínimo de honestidad intelectual.

Lo único cierto de las advertencias del jurista, si se toman en abstracto, es la bomba de tiempo de un programa que depende exclusivamente del financiamiento. Hoy, la sustentabilidad del Estado argentino, que gasta más de lo que recauda y que no puede subir los impuestos, ya altísimos, depende de las tasas internacionales, del humor de la FED y de cómo se levante en la mañana Donald Trump. Es un hecho.

El plan que eligió Mauricio Macri fue el del “gradualismo”, donde se busca bajar de manera ínfima el gasto, para ir reduciendo el déficit de la mano de un leve crecimiento económico y así evitar los cuestionamientos políticos de un “duro ajuste”.

A Macri y a Cambiemos se le puede criticar la estratégica, lógico. Lo que sería absurdo sería cuestionarle la existencia de un problema que es total responsabilidad del kirchnerismo.

Zaffaroni se limita a advertir sobre los daños y el riesgo del camino elegido, pero nada dice de cómo el país llegó a estas circunstancias. Es más, el juez revindica a la responsable de la tragedia, que dejó aun país en default, con una emisión monetaria desbocada y con un control de cambios, que de persistir hoy la situación argentina sería bastante más similar a la de venezolana.

La única solución para la problemática del país es la de un Estado más pequeño, financiable, que no se meta ni perjudique al crecimiento y desarrollo del sector privado. Es cierto que en Argentina el incendio no está extinguido, pero la propuesta de Zaffaroni, que se queja del problema, es intentar apagarlo con combustible.

Fuente: Panampost