Con motivo del inicio de un nuevo año, el presidente argentino, Mauricio Macri, compartió un mensaje en redes sociales:

“Feliz Año desde el sur de la Argentina donde vine a cargar energías para que sigamos trabajando juntos, para que sigamos en esta épica de construir la Argentina que soñamos”, grabó con su voz Macri. 

Más allá del saludo, el líder de Cambiemos aprovechó para diferenciarse del kirchnerismo, prometiendo que el crecimiento argentino será sólido y sostenible:

PanAm Post analiza cinco de los desafíos más importantes que tendrá el presidente argentino en un año no electoral, pero en vísperas de la presidencial de 2019:

Continuidad hasta 2022

Desde 1994 en Argentina se admite una reelección (luego el expresidente debe esperar al menos un turno para volver a participar). Hasta el momento el candidato más predecible del espacio para 2019 es el mismo Mauricio Macri y nada hace pensar que el oficialismo pueda tener otro postulante. Figuras como la gobernadora de Buenos Aires, María Eugenia Vidal, y el jefe de Gabinete, Marcos Peña, podrían ser, de mantenerse el armado de Cambiemos, las caras de la continuidad luego de una posible reelección de Macri. Claro que en Argentina hablar de lo que puede pasar dentro de dos años es futurología.

Recuperar los puntos perdidos con las últimas leyes

Diferentes mediciones mostraron una caída en la imagen positiva del mandatario argentino. Una de las más duras fue la de la consultora Aresco, que resaltó que la disminución fue de ocho puntos. Si bien todavía no hay en el horizonte una figura relevante que pueda arrebatarle el Poder Ejecutivo en las próximas elecciones, la caída dejó a Macri en un apoyo equivalente al que tenía antes de ganar por amplia mayoría las legislativas de 2017. Hoy estaría en los mismos números de 2015, cuando fue electo presidente.

Equilibrio entre peronismo y kirchnerismo

Cambiemos se encontró favorecido por la fractura entre el espacio de varios gobernadores peronistas y la expresidente, Cristina Fernández de Kirchner. Hasta este momento la justicia avanzó sobre varios exfuncionarios K, que terminaron en prisión. La nómina de detenidos con prisión preventiva incluye, entre otros, al exvicepresidente Amado Boudou y la mano derecha de Néstor y Cristina, Carlos Zannini. En el ambiente de la política se comenta que no sería la intención del gobierno de que la expresidente termine a la brevedad tras las rejas, ya que su libertad y actividad política le garantiza el quiebre del espacio opositor a Cambiemos. Pero el macrismo necesita los votos del peronismo para sacar leyes fundamentales, y no sería extraño un escenario donde, desde el mismo peronismo alejado de Kirchner, se presione para que la cárcel le saque el problema de la actual senadora, a un espacio que busca y necesita la renovación. En un escenario de estas características Macri deberá hacer equilibrio entre estos dos espacios, a los que, para una cosa u otra, necesita.

Confirmar las inversiones extranjeras y planchar la inflación

A pesar de que ya se pusieron en marcha unas, tímidas, reformas con la finalidad de mostrar previsibilidad y Macri ha cosechado una buena imagen en el exterior, las inversiones de envergadura continúan demorándose. El gobierno, que prefirió evitar un fuerte ajuste y apostó por un plan gradual, necesita desesperadamente un fuerte flujo de inversiones que pueda cubrir el rojo que hasta hoy se cubre con endeudamiento. Otro desafío es el de acelerar la caída de la inflación, que si bien viene en retroceso desde que se fue el kirchnerismo, Cambiemos no ha podido, hasta el momento, cumplir con las metas de inflación que se propusieron al inicio del mandato y en 2017.

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