En plena crisis humanitaria, Nicolás Maduro “juega” sus fichas para chantajear no solo a la oposición, sino a todo el pueblo Venezolano, pues se conoció que considera abrir un canal humanitario a cambio de que la ilegítima y chavista Constituyente sea reconocida.

Un reportaje de El Nuevo Herald reveló que para permitir que alimentos donados por la comunidad internacional ingresen al país, el régimen pide que la oposición reconozca la Constituyente y que además sea el mismo Ejecutivo el que controle la distribución de los alimentos enviados desde el exterior.

Según el diario estadounidense el chantaje del régimen se está discutiendo en el diálogo que protagoniza el chavismo con la oposición en República Dominicana.

Al parecer, tanto la aceptación de la ilegítima Constituyente como el ingreso de ayuda humanitaria son dos de los temas principales que se discuten a puerta cerrada. Además de estos dos ítem, también estarían sobre la mesa las sanciones internacionales y la realización de las elecciones presidenciales.

Y es que la ANC es una instancia fraudulenta que de ser legitimada estaría en condiciones de revertir cualquier autoridad o cualquier decisión que se tome en Venezuela, aunque el organismo ya está haciendo “de las suyas”, aceptarla sería un error.

Explica El Nuevo Herald que el régimen estaría dispuesto a permitir que la oposición nombre a dos rectores dentro del Consejo Nacional Electoral; sin embargo tendrían participación minoritaria en el organismo comicial.

La congresista estadounidense Ileana Ros-Lehtinen confirmó la información a través de su cuenta en Twitter e instó a los países mediadores en el diálogo a no quedarse callados.

Que se dé apertura a un canal humanitario podría demostrarse como “un logro” de la oposición; pero si el régimen exige el control de la distribución de dichos alimentos podría convertirse en un instrumento de propaganda por parte del chavismo. Que el chavismo controle la ayuda humanitaria significaría usarla a su conveniencia y podría más bien ser un instrumento “a favor” del oficialismo.

Por otro lado, aceptar la Constituyente sería darle rienda suelta al chavismo no solo para que modifique la Constitución a su conveniencia sino además dejar de luchar por la democracia en Venezuela. La ANC tendrá el poder de anular los acuerdos a los que se llegue en el diálogo, y hasta el poder de obligar a un nuevo presidente electo a que se subordine.

Que el chavismo insista en la aceptación de la Constituyente evidencia ante Venezuela y el mundo que es un organismo ilícito que tendrá mucho más poder de lo que uno se imagina.

La situación radica en que con este chantaje se expone una vez más el carácter dictatorial de Nicolás Maduro, el cual demuestra una vez más que no le importa la vida de las personas sino mantenerse en el poder.

Para Venezuela y el mundo no es un secreto que el país suramericano enfrenta una crisis humanitaria sin precedentes, enmarcada en la escasez de alimentos y medicamentos, única en su historia.

En el país petrolero, las enfermedades, el hambre y la insalubridad ganan terreno, diezmando a las familias más pobres, a los niños, ancianos, enfermos y comunidades indígenas.

En la nación gobernada por Maduro cientos de venezolanos han muerto por no contar con los medicamentos necesarios para cumplir con sus tratamientos, mientras que cientos de niños sufren desnutrición y están a punto de perder sus vidas; la razón: la dictadura impide la apertura de un canal humanitario con la vil excusa de que existe la posibilidad de una supuesta “intervención extranjera”. No les importa la vida de los ciudadanos, les importa su “estabilidad política”.

Negar un canal humanitario en cualquier parte del mundo es simplemente un crimen de lesa humanidad; y en el caso de Venezuela, Nicolás Maduro y el socialismo son los responsables. Que utilicen la alimentación de los venezolanos como un chantaje debe ser denunciado.

Lo mismo sucede con el chantaje de la realización de unas elecciones presidenciales; comicios que están establecidos en la Constitución y que el chavismo se ha encargado de pisotear.

Y es que mientras la oposición venezolana anunció el diálogo para exigir elecciones libres y transparentes, una vez más se ve atrapada y chantajeada por el oficialismo que solo busca perpetuarse en el poder; esto, porque está exigiendo el cese de las sanciones internacionales que se han convertido en la única medida de presión contra el régimen de Maduro.

Mediación internacional pende de un hilo

Los gobiernos de México y Chile advirtieron que dejarán de ser garantes en el diálogo entre el Gobierno de Nicolás Maduro y la oposición venezolana si el dictador continúa tomando acciones que van en contra de las negociaciones.

Tanto el canciller mexicano, Luis Videgaray, como su par chileno, Heraldo Muñoz, decidieron enviar la advertencia sobre su posible retiro de las negociaciones al presidente dominicano Danilo Medina (anfitrión de los encuentros) con la intención de exigir seriedad y congruencia.

No es la primera vez que mediadores en infructuosos diálogos venezolanos abandonan las negociaciones por falta de compromisos. En enero de 2017 el papa Francisco tomó la decisión de no enviar, hasta nuevo aviso, a su delegado internacional para participar en el diálogo que inició en 2016.

En una carta Claudio María Celli, representante de la Iglesia católica en la mesa de diálogo, no viajaría más a Venezuela por la falta de seriedad en los compromisos adquiridos por parte del régimen de Nicolás Maduro.

PANAMPOST