No es para nadie un secreto la estrategia de “inclusión” de MORENA de cara al 2018. El grupo político de Andrés Manuel López Obrador (AMLO), y hasta ahora partido puntero de cara a las elecciones presidenciales del 2018, no ha tenido empacho alguno en pactar con antagónicos de su causa en materia ideológica, como el PES. Además, incluye en sus filas a actores, exfutbolistas, chapulines y demás políticos improvisados y oportunistas que ven en MORENA su oportunidad de poder vivir cómodamente; todo lo que abone a hacerse del poder es bienvenido.
MORENA ha disfrazado su oportunismo político de “inclusión” y, fiel a sus más arraigadas y sectarias prácticas, AMLO ha ofrecido el “perdón” a todos aquellos ex miembros de la “mafia del poder” que decidan apoyarlo en su carrera presidencial, sin importar nada de su pasado.
Esta semana, la lista oficial de candidatos al senado plurinominales de MORENA ha quedado definida y de entre los nombres de iluminados y elegidos resaltan especialmente la presencia del expresidente nacional del PAN, Germán Martínez y, sobre todo, ha generado mucha polémica e incertidumbre entre los propios militantes la presencia en el escaño #6 (posición que prácticamente asegura su curul en el senado) del líder sindical de los mineros de México, Napoleón (Napito) Gómez Urrutia.
¿De dónde viene la polémica?
Napito, el líder del Sindicato Nacional de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos y Similares de la República Mexicana es licenciado en Economía por la UNAM y tiene un postgrado en Oxford.
Más allá de sus credenciales académicas, heredó su posición al frente del sindicato directamente de su padre, Napoleón Gómez Sada, y representa a un grupo de trabajadores del que nunca ha formado parte realmente. Napoleón jamás ha sido minero y por lo tanto jamás entenderá lo que representa trabajar bajo las condiciones extremas en las que laboran dichos trabajadores ni mucho menos podría sobrevivir con el salario que recibe un minero promedio.
No conforme con estas realidades, que para muchos podrían ser secundarias, su faceta de cobarde y corrupto salió a la luz pública y quedó demostrada en el año 2006 después de la tragedia ocurrida en la mina de Pasta de Conchos, en el estado mexicano de Coahuila.
Lo menos que se esperaría de un líder sindical de mineros ante una explosión en la que mueren 65 de sus agremiados sería que diera la cara, que hablara en nombre de sus representados, que exigiera mejores condiciones laborales, que denunciará a los culpables y que buscara la forma de apoyar y mostrar solidaridad para con los familiares de las víctimas.
¿Qué hizo Gómez Urrutia? Se fue con todos sus millones a vivir a Canadá, argumentando una supuesta persecución política en su contra, haciéndonos a todos recordar aquel viejo refrán de la abuela que decía “el que nada debe nada teme”, pues al parecer Napito o debía mucho o tenía mucho que temer.
En el 2014 la Interpol (Policía Internacional Criminal) emitió una ficha roja contra el sindicalista por un presunto fraude de $55 millones de USD a costa de sus trabajadores.
En la actualidad, se dedica a hacer activismo político a favor del único candidato que se ha atrevido a defenderlo públicamente mientras le ofrece poder político e impunidad a través de un puesto como representante parlamentario por la vía plurinominal.
La incoherencia política de MORENA
López Obrador se ha autoproclamado en incontables ocasiones archienemigo del PRI y todas las prácticas que históricamente lo identifican; incluyendo corrupción, clientelismo y el sindicalismo como arma de movilización masiva de votos, por lo que sorprende que todas sus decisiones y métodos nos recuerdes al más rancio y obsoleto PRI de los años setenta.
El nombramiento de Napito deja muchas interrogantes para todos aquellos que hemos decidido seguir de cerca el proceso político que se está viviendo en México:
¿Dónde queda su discurso de “cero corrupción” con esta clase de candidatos y personajes en su lista de colaboradores de confianza? ¿No deja mucho que pensar que alguien que dice no tener ni 200 pesos en la cartera defienda a capa y espada a un prófugo acusado de desviar 55 millones de dólares? ¿de verdad AMLO cree que somos tan ingenuos?
Más aún, si AMLO realmente cree en la integridad de Napito y sus capacidades para legislar, ¿por qué recurre a la vía plurinominal y no lo pone a competir legalmente a través del voto popular? ¿no será que tiene favores que pagar? ¿habrá quién realmente le compré el cuento de “persecución política” a un líder sindical que abandona su país justo después de verse involucrado en una tragedia con 65 vidas perdidas? ¿qué pensarán los familiares de las víctimas sobre su reciente nombramiento? ¿así es como piensa AMLO erradicar la corrupción?
Ni siquiera su propia coordinadora de campaña, Tatiana Clouthier, se pudo mostrar satisfecha con esta decisión unilateral y autoritaria de AMLO, quién al ser cuestionada al respecto se limitó a responder que no estaba enterada sobre el tema y que por tanto no estaba en posición de defender esta aberrante nominación
La amnistía ha comenzado
Con este tipo de hechos el discurso anticorrupción de AMLO pierde coherencia y nos demuestra que no es más que un político del montón cuya sed de poder lo ciega y lo hace capaz de todo; incluso de pactar con asesinos, corruptos y cobardes como Napito, a quien ahora califica como un “perseguido del sistema”.
No hay duda de que la tan prometida amnistía de AMLO a asesinos y criminales ha comenzado aún antes de siquiera haberse hecho del poder. Resulta Increíble que haya quien lo secunde y defienda en este tipo de decisiones.
AMLO no sabe hablar inglés, pero se rumora que ya fue leído en Vancouver un mensaje de su parte dirigido al polémico líder sindical con tres concisas palabras: “welcome back Napito”.
Mientras tanto, a los ciudadanos de a pie que no nos convence la agenda política de AMLO, no nos queda más que señalar y cuestionar públicamente este tipo de turbios pactos políticos, porque ahora sí que como dirían por ahí: “This is insulting and unacceptable.”
Fuente : Panampost
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