El concejal de Medellín, Bernardo Alejandro Guerra, sigue dando de qué hablar en su ciudad y en Antioquia. Su ambición, sus ganas de poder y su macabro negocio de recibir dinero de algunas clínicas estéticas para desprestigiar y destruir a otras, lo convierten en un autentico corrupto,
El concejal guerra, recordado por comentarios intolerantes, xenófobos y discriminatorios, gracias al nombre que ha hecho en la política y a su acceso a los medios, ha dedicado sus esfuerzos a enriquecerse de forma antiética y hasta ilegal, acabando con las empresas de algunas personas honestas y trabajadoras, para garantizarle el monopolio a unos cuantos más que no tienen escrúpulos para conseguir crecer sus fortunas como sea.
Es importante recordar que el rancio político paisa acostumbra a sobornar costosos periodistas prepago de medios nacionales, como por ejemplo Diego Fajardo, con quien tiene una alianza económica para que este cada tanto publique en su espacio triple A en RCN, lo que el concejal le ordene a cambio de un buen dinero.

Es decir, mientras el concejal gana por el lado de las clínicas más poderosas del país, el comunicador gana por lado y lado, por el del político y por el de su empresa.
Esta alianza es macabra y la hace a un peor, que quienes están del lado de la justicia a punta de engaños y mentiras, son quienes buscan el cierre de las clínicas más débiles. Pues son Guerra y sus aliados quienes se han dedicado a denunciar penalmente y demás a todos a quienes quieren destruir, y así no lo logren por la vía legal, los nombres de los cirujanos y de las clínicas quedarán tan desprestigiados que difícilmente se recuperarán de todo esto.

Fuente : Hps.com.co