Según el informe 47/96 de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos,  a las 3:00 de la madrugada, el 13 de julio de 1994,  la embarcación (remolcadora) conocida como “13 de marzo” fue hundido por guardacostas del régimen cubano con 72 ciudadanos cubanos abordo. La dictadura Castrista condenó a su muerte a un grupo de balseros que huía de la isla en busca de mayor libertad y prosperidad. Pero la mayoría no pudo llegar a EE. UU. y tampoco volver a Cuba. Pues la orden era hundir a la navegación y que no quedaran testigos. Los cuerpos tampoco podían volver, porque no podía haber evidencia de lo sucedido.
Tanto en la tierra como en el mar, el propósito de un remolcador es auxiliar a otro, llevarlo a destino, tirando con una cuerda. Pero en Cuba todo navío, tanto armado como improvisado, sirve para escapar. A escasa distancia del puerto, el remolcador fue embestido por dos buques. Ambos impactaron la embarcación, logrando romper la popa. Una vez quebrada la estructura, el remolcador empezó a hundirse. El miedo cobró la primera víctima. Rosa María Alcal de Puig falleció de un infarto. Su cuerpo inerte flotó sobre el agua. Su muerte salvó la vida de varias. Pues las mujeres que no sabían nadar se sostuvieron de su cuerpo para no ahogarse, lo cual a su vez facilitó que pudieran salvar a sus hijos. Había familias enteras abordo. Una en particular, perdió a 14 de sus integrantes.
Tras una conversación telefónica con Gustavo Martínez, uno de los sobrevivientes de ese fatídico día que hoy habita en Miami, un amigo suyo decidió contar su testimonio al PanAm Post:

“La orden de Fidel Castro fue dejar que nos alejáramos de las costas cubanas con el objetivo de que no hubieran testigos. Una vez alejados la orden arrojarnos chorros de agua a presión para neutralizarnos. Muchos sacaron a sus hijos anteponiéndolos a sus atacantes con el objetivo de que se apiadaran aunque sea de las pequeñas criaturas, pero esto no fue suficiente. Las fuertes ráfagas de agua les arrebataban a los niños de las manos y caían al agua, siendo estos devorados por tiburones ante los ojos de todos. A un amigo le sacaron un ojo con la presión de agua. Luego, los esbirros de Fidel Castro hundieron el remolcador. Yo no sabía nadar y tuve que ver hundirse en el océano a mi esposa e hija menor de 6 meses de edad. Mi hijo mayor de 10 años y yo sobrevivimos al hundimiento.
La otra orden de Fidel Castro era no dejar testigos y en el momento en que nos iban a arrollar con las propelas (hélices) de los barcos con el objetivo de no dejar testigos, se oyó una voz -que nadie supo de donde salió- que gritó: “¡NOOOOOO!”, fue algo estrepitoso y sobrenatural lo que le salvó la vida a los pocos sobrevivientes que quedábamos. Eso fue lo que hizo que los barcos asesinos se detuvieran y no ejecutaran la última orden de Fidel Castro. Luego fuimos llevados a las prisiones cubanas donde fuimos torturados física y psicológicamente. Nos hicieron filmar videos con testimonios. Nos hacían preguntas para responder que si y otras que no. Luego, la dictadura editó los videos de forma tal que algunas de las respuestas que debieron ser no, en la edición las pusieron como si y viceversa.”

Quiénes son 

Cuando se trata de Cuba, es complejo hablar de consistencia. Para comenzar, el régimen Castrista se refirió a las víctimas como antisociales y a los actos de sus verdugos como patriotismo. Por ende, hay registros donde varía el número de víctimas por un margen de error de dos. Primero porque no hay datos oficiales, al régimen no le conviene.
Segundo, dadas las circunstancias, los balseros viajaron bajo condiciones clandestinas y en anonimato. Tercero, estamos hablando de un grupo de personas que sufrieron un trauma atroz. Así que recrearon los hechos y registraron a los difuntos acorde mejor pudieron, sumado al hecho que los cuerpos aún hoy no han sido recuperados, ya que el régimen no lo ha permitido. Siguen bajo el mar.

Sobrevivientes

Mayda Tacoronte Verga, Milena Labrada Tacoronte, Román Lugo Martínez, Dasy Martínez Findore, Tacney Estévez Martínez, Susana Rojas Martínez, Raœl Muñoz García, Janette Hernández Gutiérrez, Modesto Almanza Romero, Frank Gonzáles Vásquez, Daniel Gonzáles Hernández, Sergio Perodín Pérez, Sergio Perodín Almanza, Gustavo Guillermo, Martínez Gutiérrez, Yandi Gustavo Martínez Hidalgo, José Fabian Valdés, Eugenio Fuentes Díaz, Juan Gustavo Bargaza del Pino, Juan Fidel Gonzáles Salinas, Reynaldo Marrero Canarana, Daniel Prieto Suárez, Iván Prieto Suárez, Jorge Luis Cuba Suárez, María Victoria García Suárez, Arquímedes Venancio Lebrigio Gamboa, Yaussany Tuero Sierra, Pedro Francisco Garijo Galego, Julio César Domínguez Alcalde, Armando Morales Piloto, Juan Bernardo Varela Amaro, y Jorge Alberto Hernández Avila.

Víctimas fatales

Menores de edad:

Hellen Martínez Enríquez, (6 meses); Cindy Rodríguez Fernández, (2 años); Angel René Abreu Ruiz, (3); José Carlos Niyole Anaya, (3); Yisel Borges Alvarez, (4); Caridad Leyva Tacoronte, (5); Juan Mario Gutiérrez García, (10); Yasser Perodín Almanza, (11); Yousell Eugenio Pérez Tacoronte, (11); Eliecer Suárez Plasencia, (12), Mayulis Mendez Tacoronte (17).

Adultos:

Leonardo Notario Góngora (de 27 años), Marta Tacoronte Vega (36),Caridad Leyva Tacoronte (36),Mayulis Méndez Tacoronte (17), Odalys Muñoz García (21),Pilar Almanza Romero (30),Manuel Sánchez Callol (58), Juliana Enriquez Carrasana (23), Reynaldo Marrero (45), Joel García Suárez (24), Ernesto Alfonso Joureiro (25), Amado Gonzáles Raices (50), Lázaro Borges Priel (34), Liset Alvarez Guerra (24), Guillermo Cruz Martínez (46), Fidelio Ramel Prieto-Hernández (51), Rosa María Alcalde Preig (47), Yaltamira Anaya Carrasco (22), María Carrasco Anaya (44),
Julia Caridad Ruiz Blanco (35), Jorge Arquímides Lebrijio Flores (28), Eduardo Suárez Esquivel (39), Omar Rodríguez Suárez (33), Miralis Fernández Rodríguez (28), José Gregorio Balmaceda Castillo (24), Rigoberto Feut Gonzáles (31),
Midalis Sanabria Cabrera (19).

 Tributo

Por medio del arte, en el vigésimo aniversario de la masacre, la diseñadora gráfica cubana Annelys Casanova, conocida como La Jiri, junto con la infoactivista Ana Olema, a través de su proyecto compartido de artivismo (activismo artístico) Chancleta Power, gracias a la contribución de la artista Leah Chappell, tomaron imágenes de los niños fallecidos y recrearon sus rostros como serían con 20 años más. Es decir, cómo serían si estarían vivos hoy. De ese modo honrar su legado y hacer visible su historia, dejando en claro que no han sido olvidados.

Existen varios testimonios audiovisuales donde los sobrevivientes cuentan con detalles de las atrocidades que pasaron y el dolor con el cual perdieron a sus seres queridos.  Ellos lo pueden contar mejor que nadie. Así que sembramos la inquietud por saber más sobre ellos y tantos otros cubanos dispuestos a todo por lograr la tan ansiada libertad. Ahora nos queda evaluar la tragedia más profunda, el hecho que estuvieron dispuestos a morir para no vivir bajo un régimen que puede decidir dónde van, cuándo, cómo y con quién.

Ocho días después de tomar el poder, el 9 de enero de 1959, Fidel Castro dijo en un discurso: “Les prometo a todas las madres cubanas que nunca llorarán por culpa nuestra”, pero las lágrimas no han cesado ni el gobierno Castrista ha terminado, a pesar de la muerte del soberano. Hay madres cubanas que no solo han llorado sobre las tumbas de sus hijos fusilados y ahogados por el régimen, están las madres que aun albergan la esperanza de que sus hijos reaparezcan porque fueron desaparecidos, como aquellos que no aparecen en las listas.FUENTE: PAN AM