Hace un par de meses Jorge Ovidio González, un rancio dirigente del deporte colombiano fue elegido como presidente de la Federación Colombiana de Ciclismo. Desde ese momento, Nairo Quintana, el ciclista más importante en la historia del país, empezó a denunciar de forma respetuosa y coherente, la inconveniencia de que el señor González asumiera las riendas del deporte de las bielas en el país, pues era darle continuidad al oportunismo y a la mediocridad politiquera que había imperado siempre acá.
Nairo se convirtió entonces en el único activista y doliente del país por el ciclismo colombiano, y esto lo llevó a cazar peleas políticas que él sabe que pueden perjudicar su imagen, pero las cuales está dispuesto a dar convencido de sus argumentos y de querer lo mejor para el deporte que él representa.
Por otro lado Jorge Ovidio González, fiel a sus costumbres y mañas de siempre, decidió jugársela con la suya. Aprovechando su nuevo cargo y el poder que ostenta con este, le asignó un alto puesto en la federación al papá de Mariana Pajón, de esta forma aseguró a la doble medallista olímpica e ídolo de chicos y grandes de su lado para librar esta batalla.
La supuesta filtración del audio de Mariana a su padre ya es de público conocimiento y está en la boca de todo el mundo, y esto no vamos a entrar a discutirlo ahora. Lo verdaderamente triste de todo esto es que el señor González, en vez de usar su cargo para trabajar por la unión y el bienestar de nuestros deportistas, lo use para dividirlos y ponerlos a pelear entre si.
Esperamos que tanto tanto Mariana como su padre no se presten para este juego, y si bien no quiere trabajar activamente por el futuro del ciclismo colombiano, que por lo menos no impidan que otros los hagan.
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