Colombia es un país tristemente acostumbrado a escándalos de corrupción y a ver como muchos de los políticos que sus ciudadanos eligen, terminan en prisión por delincuentes. Pero hay un caso específico que se sale de ese molde, que lleva la falta de ética y el engaño a un nivel superior, a algo casi sin precedentes en Colombia, y es el caso de la excongresista Yidis Medina.
Esta señora es una curtida política santandereana, de esas que llegan a altos cargos públicos por la compra de votos y alianzas con delincuentes de poca monta… pero digamos que hasta ahí todo eso es normal en nuestro país. Lo peor viene cuando ya en su cargo se dedica a vender su voto en el senado al mejor postor, exige notarías, dinero en efectivo, puestos y demás a cambio del apoyo a determinados proyectos de ley, y no sólo eso, arrastra a otros de sus compañeros en la misma tónica, y lo peor de todo es que cuando el gobernante de turno no le cumple, lo delata por medio de periodistas cómplices de sus crímenes como por ejemplo, Daniel Coronell.
Lo más triste de todo es que despues de ser condenada la excongresista delincuente a una pena pírrica de unos pocos años de cárcel, pueda salir a seguir mandando en su tierra, eligir candidatos y amenazar políticos y empresarios con falsos testimonios, y todo esto, gracias a los micrófonos abiertos que le brindan periodistas amigos como Vicky Dávila.
Yidis Medina no es una excongresista, es una delincuente condenada de la peor calaña, un ser humano sin escrúpulos dispuesto a todo por la plata y el poder, y aparentenente sin ningún organismo judicial que sea capaz de frenar sus ambiciones desmedidas.
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