Otra aerolínea se despidió de Venezuela; en esta oportunidad la ecuatoriana Tame anunció la suspensión de sus vuelos tras las dificultades de operar en el país gobernado por Nicolás Maduro.

El pasado sábado 3 de febrero, el gerente de la aerolínea Octavio Pérez, informó al diario El Comercio que Tame realizó su último vuelo con ruta Caracas-Bogotá-Quito.

Pérez indicó que el motivo de la cancelación de los viajes a Caracas se debe a que en el país suramericano los vuelos dejaron de ser rentables.

El representante de la empresa recordó que en Venezuela se presentan constantes problemas técnicos que dificultan las labores de las aerolíneas; sobretodo en el principal terminal del país, el aeropuerto Internacional Simón Bolívar de Maiquetía.

“La demanda de boletos venía disminuyendo hace meses y el sistema cambiario de bolívares a dólares era muy complejo”, manifestó.

Ignacio Vallejo, presidente ejecutivo de Tame, también informó al diario local que hasta octubre de 2017 Venezuela mantenía una deuda de US$ 6 millones con la aerolínea, situación que ya fue solventada.

Por su parte, Rodolfo Ruíz, abogado aeronáutico, señaló a través de su cuenta en Twitter que con este cierre, Tame se convierte en la primera aerolínea que abandona Venezuela en 2018; lo que significa una “opción menos para dos de los principales destinos migratorios”, en referencia a Bogotá y Quito.

 Con el pasar de los días los venezolanos quedan aún más aislados y con muy pocas posibilidades de viajar por vía aérea.

Tan grave es la situación que en diciembre de 2017, la Asociación Internacional de Transporte Aéreo (IATA), organización que reúne a todas las aerolíneas, anunció el cierre sus oficinas en Venezuela.

La decisión se debió al retiro de aerolíneas miembros de la asociación; así como también por la “reducción considerable” de transacciones en los sistemas BSP y el CASS (servicios de liquidación y transacciones financieras entre agentes de viajes y líneas aéreas).

Solo seis aerolíneas de Iata siguen operando en Venezuela frente a las 24 que había en 2014.

Dicha asociación ha alertado en varias oportunidades sobre el retiro de aerolíneas del país, llegando a asegurar que gracias a eso “Venezuela se está desconectando del mundo”.

Según Iata, el tráfico internacional en Venezuela ha descendido un 65 % desde su punto álgido en 2013.

Deudas millonarias

El régimen de Nicolás Maduro adeuda desde 2013 a las aerolíneas extranjeras, al menos 3.800 millones de dólares por concepto de ventas de pasajes. Aunque las autoridades del régimen junto con IATA acordaron un cronograma de pago, nunca se cumplió.

Desde ese mismo año, diferentes aerolíneas han decidido abandonar Venezuela, pues la deuda que mantienen es millonaria y los sistemas de seguridad para vuelos en el país suramericano están cada día en peores condiciones.

Hasta 2017 se han retirado diez compañías de transporte aéreo, y las que quedan han optado por reducir frecuencias y eliminar destinos de viajes.

Tal es el caso de Santa Bárbara Airlines que últimamente se ha visto obligada a cancelar sus vuelos entre Caracas y Miami.

El pasado 31 de julio, la organización internacional IATA advirtió que el país gobernado por Nicolás Maduro se está quedando sin conectividad aérea.

“Como cualquier país, Venezuela necesita una conectividad robusta y los importantes beneficios económicos que esta genera. Sin embargo, el gobierno de Venezuela no está cumpliendo con los requisitos necesarios para que esto ocurra, como la retención de 3.800 millones de dólares que pertenecen a las aerolíneas o un sistema de venta de combustible que perjudica a las aerolíneas internacionales en Venezuela”, manifestó a Aerolatin News Peter Cerdá, vicepresidente regional de la IATA para las Américas.

Y es que Venezuela no garantiza un trato igualitario para las aerolíneas que compiten en el país. Por una parte, el régimen exige el pago en dólares por compras de combustible solo a las aerolíneas extranjeras, una medida que contradice la naturaleza no discriminatoria del Convenio de Chicago, ratificado por Venezuela.

El problema radica en que la compra de combustible es una de las escasas vías que tienen las aerolíneas extranjeras de gastar los fondos acumulados en moneda local que por la devaluación del bolívar no pueden repatriar.

“En muchos lugares del mundo hemos visto que, cuando los gobiernos aplican un marco regulatorio diferente al establecido a nivel internacional, los pasajeros y la industria sufren. Y es el caso de Venezuela. Las aerolíneas quieren servir al país pero necesitan tener unas garantías mínimas de estabilidad económica y social para poder seguir invirtiendo en el país,” señaló Cerdá en esa oportunidad.

Sin aerolíneas

Aerolíneas como Aeropostal, Delta Air, Avianca, United Airlines, Lufthansa, Gol Airlines, entre otras, se vieron resignadas por no poder negociar con el régimen de Nicolás Maduro, el cual no solamente no paga las millonarias deudas pendientes, sino que además no ofrece las condiciones necesarias para que estas empresas ofrezcan vuelos seguros y de calidad en Venezuela.

En julio de 2017, cuando la aerolínea Avianca decidió abandonar el país suramericano, expuso el deterioro progresivo de las condiciones mínimas para la operación y la falta de voluntad para corregir esa situación.

Dento de las denuncias realizadas por Avianca se encuentran: la medición de la cantidad de combustible, problemas para imprimir los planes de vuelo y las demoras excesivas en las revisiones de equipaje, fallas en los controles de tierra, la falta de recursos para la atención aeroportuaria, las inconsistencias operacionales y la necesidad de mejorar la infraestructura de los aeropuertos.

No hay vuelos seguros

La emisora BLU Radio dió a conocer los detalles de lo imposible que es ofrecer un servicio de calidad cuando en el país gobernado por Nicolás Maduro no hay condiciones para ello.

Deficiencias en la infraestructura aeroportuaria: fallas en el fluido eléctrico y en conectividad a Internet que podrían limitar la adecuada planeación de los vuelos, demarcación inadecuada de calles de rodaje y rampa.

Deterioro de los equipos de asistencia en tierra: tales como grúas, tractores, carros de seguridad y de suministros con averías y fallas de diversa índole

Falta de entrenamiento y actualización del personal: una parte del personal asignado a oficios especializados de la industria aérea no tiene los entrenamientos al día.

Equipajes: altos niveles de saqueo y hurto.

Seguridad del personal: atracos reiterados a las tripulaciones en sus desplazamientos en tierra.

Sin combustible: a todas estas dificultades se suma la escasez de combustible para aeronaves privadas.

Fuente: Panampost