No pasa un día en Argentina sin que los medios de comunicación informen las sufridas novedades de muchos miembros del gobierno que tuvo lugar entre 2003 y 2015. Nuevas sospechas, procesamientos, hechos de corrupción y detenciones acorralan a los dirigentes kirchneristas que ya se encuentran más preocupados por sus situaciones judiciales que por volver al poder.

La situación es tan seria que, para muchos, el regreso al poder es la única posibilidad de permanecer en libertad. Pero las posibilidades de un retorno son cada vez más escasas. El peronismo en casi todo el país le soltó la mano a Cristina y apunta a un proyecto a largo plazo sin ella.

A horas de la detención del empresario de medios (sospechoso de testaferro) Cristóbal López, los camaristas Martín Irurzun y Eduardo Farah pidieron la detención de Cristina Elisabet Kirchner al confirmar el dictamen del juez Claudio Bonadio, que firmó el procesamiento con prisión preventiva de la expresidente en la causa que investiga la denuncia de Alberto Nisman: el encubrimiento al atentado de la AMIA (Asociación Mutual Israelita Argentina) ocurrido en 1994.

Dado que Cristina Kirchner es Senadora, la Cámara debería tratar su desafuero. De conseguirse los votos para quitarle el beneficio que impide su detención, la expresidente se sumaría a tantos otros dirigentes que la acompañaron en su gestión. La lista incluye, nada más ni nada menos, que a su vicepresidente, Amado Boudou, y a su mano derecha, el secretario de Legal y Técnica, Carlos Zannini.

Cabe destacar que la causa AMIA, que podría llevarla a prisión, es solo uno de los frentes judiciales que amenaza la libertad de la expresidente. En las últimas horas trascendió que el contador de la familia Kirchner, Víctor Manzanares, -que ya se encuentra detenido por entorpecimiento de la causa de lavado de dinero que investiga a Cristina,- reconoció ante la justicia que modificó los libros contables con “liquid paper” por orden directa de la expresidente.

En el plano político el panorama también es negativo para la expresidente. Los gobernadores peronistas, luego de despegarse de la exmandataria, acordaron los votos en ambas cámaras con el oficialismo para aprobar una serie de reformas que Mauricio Macri necesita antes de fin de año. Su disminuido espacio parlamentario quedó bajo la representación de personajes cuestionados como el exministro de Economía Axel Kiciloff, para muchos argentinos el peor ministro de economía de la historia, y el radical disidente Leopoldo Moreau, que en las últimas horas fue duramente cuestionado, tras la repudiable justificación del diputado a las graves agresiones físicas sufridas por un periodista de Clarín a manos de militantes kirchneristas.

A pesar de que el kirchnerismo no cuenta con los votos para frenar las leyes que impulsa Cambiemos, ni siquiera puede conseguir que todos sus legisladores se sienten a votar, aunque sea exclusivamente para sentar testimonio. Daniel Scioli, exgobernador de Buenos Aires y candidato a presidente derrotado por Mauricio Macri, se ausentó de la votación de la reforma previsional. Cuando del Frente Unidad Ciudadana lo buscaron para que se hiciera presente en su banca se supo que había apagado su teléfono celular.

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