No hay político más peligroso que aquel que se cree dueño único de la moral, la decencia y las buenas costumbres.
Inicio con esto para hablar del exalcalde de Medellín y exgobernador de Antioquia Sergio Fajardo Valderrama, quien durante cerca de una década ha dedicado su discurso a defender la educación y a criticar la corrupción y lo malos manejos de los dineros del Estado, pero que en la práctica, no ha hecho más que derrochar los aportes de los contribuyentes, usar el poder para beneficiar a las empresas de su familia y empobrecer más y más el nivel académico de las instituciones educativas del departamento.
Durante la alcaldía del “profesor” Fajardo se construyeron diversas obras de infraestructura en la ciudad de Medellín, entre ellas por ejemplo, la Biblioteca España en el nororiente de la ciudad, obra insigne de su administración. Esta ambiciosa, extravagante y llamativa edificación que en su inicio cumplió con las funciones que buscaba, recibir premios y elogios de todo el mundo, pasó en pocos años a caerse a pedazos como un castillo de naipes. Hoy, dicha biblioteca que hace menos de una década costó 15 mil millones de pesos, está siendo reconstruida casi en su totalidad. Pues los pequeños “arreglos” que hoy le hacen nos costarán a los antioqueños cerca de 11 mil millones de pesos, casi lo mismo que costó toda la obra en sus inicios.
Si bien el caso de la biblioteca es el más representativo de la Alcadía de Fajardo, no podemos olvidar el despilfarro sin explicación de la construcción delas pirámides de la avenida Oriental en el centro de Medellín, ni las demoras en la construcción de las vías y las estaciones del sistema Metroplus, ni el hecho de haber comprado una empresa como Orbitel por mucho más de lo que valía en ese momento, ni muchas cosas más que evito seguir enumerando acá, para no hacer de este articulo algo imposible de terminar.
Después de la alcaldía vino la gobernación y esta sí que fue peor. Un título minero adjudicado a dedo al esposo de una funcionaria cercana, alrededor de 80 parques educativos construidos en Antioquia, algunos de ellos sin los materiales necesarios para el clima y las condiciones ambientales del lugar; otros sin con que financiar su funcionamiento a través del tiempo y algunos más, que nunca pudieron arrancar operación por falta de presupuesto y planeación; es decir, por hacer todo a las patadas. Puros elefantes blancos fecundados con el dinero de los antioqueños.
A eso le sumamos que “La más educada” fue en realidad la menos educada. Los billones de pesos destinados supuestamente a la educación de niños y adolecentes se quedaron en el aire, pues en el 2011, cuando Fajardo fue elegido gobernador, Antioquia sacó un promedio de 44,5 sobre 100 en las pruebas Pisa, que son los exámenes que miden el nivel académico de los estudiantes en Colombia. Tres años después, en el 2015, las calificaciones habían bajado a un promedio de 41,3, poniendo a Antioquia en el puesto 13 entre todos los departamentos del país.
Al parecer la educación, que era a lo que supuestamente le apostaba todo la gobernación de Fajardo, tampoco fue su fuerte. Billones de pesos gastados en hacer retroceder el nivel académico de los antioqueños.
Si a todos estos desastres le sumamos los contratos de obras públicas adjudicados a la constructora de su familia, podemos deducir que las acciones de la alcaldía y la gobernación de Fajardo fueron posiblemente legales, pero ineficientes y carentes de toda ética política.
Lo más absurdo de todo es que sea precisamente él, rey de fracasos y despilfarro quien pretenda ser presidente de Colombia para salvar al país de los corruptos y brindarle al país el nivel educativo que tanto necesita.
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