Bolívar y Santander fueron dos líderes que sobresalieron en la independencia de nuestras amadas repúblicas. En sus ideales la monarquía era una forma de gobierno que no traía ningún provecho para la mayoría de la población, por el contrario solo beneficiaba a quienes no pertenecían a este hermoso territorio.
En Colombia el poder que tuvo la monarquía paso a manos de los Conservadores y Liberales, situación que fue denominada por Xavier Guerra como el bipartidismo caciquil o por Marco Palacios como el civilismo caciquil, de igual forma Jorge Orlando Melo considera que los jefes pueblerinos se convirtieron en los grandes caciques regionales dueños de vidas y haciendas alrededor de las tierras colombianas.
Todo lo anterior, es un breve bosquejo que suscita controversia por lo expresado por la periodista Diana Moreno sobre la candidata Ángela Hernández, pues ella considera que la nueva monarquía en Colombia es de apellido Hernández, las razones que muestra son el apoyo que Ángela tuvo con su marido para que este se presentara al Senado y la posible intensión de que su hermano llegue a ser Alcalde de Floridablanca. Además, Moreno considera que el apoyo partidista de Ángela la convierte en la nueva cacique de la junta Santandereana, incluso el hecho que su padre haya estado en política es suspicaz para la periodista.
En síntesis, la señorita Moreno hace un análisis superfluo con un grano de azúcar del poder heredado de tiempo atrás en territorio Santandereano y quiere hacer parecer que Ángela Hernández es la heredera de cacicazgo electoral, ignorando el panorama completo. La moraleja del pasado nos demostró que este tipo de argumentos llevan a la sociedad ha oleadas de violencia y que buscar pactos partidistas evita un baño de sangre. La verdad Santander se encuentra en manos de águilas feroces que buscan a su presa y que desgarran al departamento, gracias a la desinformación periodística pasan justos por pecadores.
Unas clases de historia política y social de Santander le servirían a Diana Moreno para hacer periodismo crítico en los temas que tienen que ver con la configuración del poder gamonalista, no basta con hacer un par de asociaciones para considerarla una politóloga y mucho menos una historiadora, sus palabras son peligrosas para construir una sociedad diferente.
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