Por: Benedicto Truman

Muchos políticos contemporáneos se llenan la boca hablando de la corrupción que desfonda las arcas de los dineros públicos. Otros prefieren seguir viendo la paja en el ojo ajeno mientras obvian la viga del propio. Algunos otros quisieran sacar lustre a su nombre como los impolutos de un trasegar en el sector privado mientras extraen réditos cínicamente de una vida profesional de la que han logrado mantener al margen los escándalos que la sacuden.

El exalcalde de Bucaramanga Rodolfo Hernández y su ficha para sucederlo el candidato Juan Carlos Cárdenas son expresión de esa corrupción que se quiere encubrir y que no rezumba ululante en los oídos de los ciudadanos. Hay que recordar que corrupción es antes que nada una categoría ética para la que los políticos no son los únicos llamados a asumirla una posición contra ésta. Son los hombres de ley, los ciudadanos, los religiosos, los profesores, los médicos y en general, los seres humanos. Corrupción es hacer cosas a conciencia de que están mal hechas, se trata de una de una forma de trasgredir los principios y compromisos éticos que nos rigen: existenciales, legales, religiosos, profesionales, familiares, sentimentales.

Pareciera que por andar poniendo los reflectores sobre los ladrones de cuello blanco, los hombres y mujeres se olvidasen que regularmente actúan corruptamente. Es lo que parece haber sucedido con Rodolfo y Cárdenas, que recientemente parecen haber trasgredido a conciencia la normatividad electoral que prohíbe a los gobernantes participar en campañas, por más que según ellos persigan librar a Bucaramanga de quienes birlan su patrimonio. En una reciente entrevista para BluRadio Cárdenas decidió no corromper la verdad y aceptó que recibió el apoyo de Hernández y además enfatizó que “claro que sí, voy a salir con él a comunicarle a la ciudadanía que realmente la lucha contra la corrupción no va a parar”. Según informan algunos desde la Ciudad Bonita, en la sede de campaña del candidato de Rodolfo desde hace varias semanas hay publicidad en la que se hace acompañar con el exmandatario.

La paradoja de todo esto resulta de que por luchar contra la corrupción de quienes se roban a Colombia terminen incidiendo en ciertas prácticas de corrupción electoral, que mientras se utiliza un discurso engañabobos contra la corrupción se incurra en actuaciones que corrompen la normatividad electoral. Y todo a conciencia tanto de Cárdenas como Rodolfo, que supongo son conscientes de las prescripciones en esa materia.

Cárdenas pretende mantener el mismo discurso anticorrupción por el que es famosamente conocido Rodolfo, aunque todo parece ser de dientes para afuera. Y es que tal como relaciona la Resolución de Sanción 81391 de 2017 expedida por la SuperIntendencia de Industria y Comercio y desde la que se anuncia la sanción a CEMEX por cartelización empresarial en tanto paralelismo consciente, a Cárdenas, otrora alto ejecutivo de multinacional mexicana, se le encontraron ciertas coincidencias migratorias en Quito Ecuador con ejecutivos de Argos y Halcim, a finales del mes de octubre de 2011. La sanción a las compañías fue ratificada por el Consejo de Estado y aunque ha sido apelada por las partes involucradas, dice la SuperIntendencia que se repartieron el mercado del cemento y además convinieron precios, pues los precios del cemento aumentaron un 29% para el período juzgado, 20 puntos porcentuales por encima de la inflación.

Si a conciencia afectar el bolsillo de los consumidores de cemente, la billetera de los más pobres, no es corrupción, que alguien me diga ¿qué es?

En Bucaramanga existen un sinnúmero de proyecto que tocan a CEMEX: un lote de 400 hectáreas el cual serviría para construir las 20 mil viviendas que prometió Rodolfo y las excavaciones en el páramo de Santurbán. ¿No habría allí un conflicto de interés entre el Cárdenas vinculado anteriormente con la cementera mexicana y el Cárdenas candidato? ¿Podrían suscitarse sospechas de que podría incurrirse en conductas que a sabiendas están mal y terminen beneficiando no tanto el interés general como el privado?

Y mientras Cárdenas es acusado por la indebida participación en política de Rodolfo, de la que éste primero hace uso y por la que suspendieron al exmandatario, el candidato se dedica a ver la paja en el ojo ajeno diciendo que la intervención en política viene desde las toldas del partido liberal, de la Procuraduría Nacional y Regional, arguyendo que son éstos los que tienen candidata propia. Lo más grave es que utilizando metáforas él se ponga como la escopeta a la que le tiran los pájaros, como si sus actuaciones y su vida en el sector privado lo avalasen de autoridad.

De dientes para fuera parecen mostrarse diáfanos, pero su pasado y actuaciones los tachan de poco confiables, los tachan de corruptos. Señor Cárdenas, para aspirar a un cargo público es necesario que dé un buen ejemplo, no solamente predicando que no se robará nada.