Este domingo se celebraron en Paraguay las elecciones presidenciales, donde el oficialista Partido Colorado se impuso por un margen más escueto de lo esperado ante una alianza que reunía al Partido Liberal y a la izquierda.

Con más del 96 % de las mesas escrutadas, Mario Abdo Benítez se impuso con el 46 % de los votos, contra el 42 % de Efraín Alegre, presidente del Partido Liberal Radical Auténtico (PLRA), que se presentó con el Frente Ganar, en una coalición con la izquierda de Fernando Lugo (Frente Guazú), que puso al candidato de la fórmula Leo Rubin.

Tradición stronista

El presidente electo, de 46 años, es hijo de uno de los funcionarios más cercanos de Alfredo Stroessner, situación que fue utilizada por la oposición para tratar de perjudicar su imagen durante la campaña. En varias entrevistas, el candidato fue consultado sobre la dictadura y la labor de su padre por aquellos días, pero a pesar de reconocer al período entre 1954 y 1989 como un “Gobierno autoritario”, le reconoció a Stroessner la infraestructura y el orden que le permitió despegar al país.

Confirmada la victoria, Benítez comentó: “No puedo dejar de recordar a mi padre, que fue un gran colorado”.

El presidente electo se impuso en la interna colorada al delfín del presidente Cartes, Santiago Peña (exministro de Hacienda), antes de competir por el Poder Ejecutivo, pero no propone moverse mucho del sistema de apertura actual de bajos impuestos y con fuerte potencial agorexportador. En la actualidad, Paraguay es el cuarto exportador de soja del mundo y su sector ganadero viene creciendo. Cabe destacar que el campo paraguayo (como ocurrió en el caso de Uruguay) se vio favorecido por la pésima política argentina durante los años de Cristina Fernández, que permitió que otros países se potencien en el mundo ganando los espacios que perdió el kirchnerismo.

Liberales, de nombre

El Partido Liberal Radical Auténtico, que en sus inicios tuvo un perfil ideológico liberal clásico, con el correr de los años se convirtió en un fuerte aparato electoral, de gran presencia en todo el territorio nacional, pero sin la perspectiva de las ideas liberales de su fundación. A pesar de que todavía algunos grupos dentro de la agrupación partidaria buscan volver a la identidad ideológica de “los azules”, el Partido Liberal en la actualidad es percibido como un espacio socialdemócrata, posiblemente por el contraste ante la tradición conservadora colorada, que tampoco tiene una identificación ideológica concreta.

Jornada cívica en paz

Más allá del resultado, es importante destacar el clima cívico vivido en la jornada democrática del día domingo. Si bien en el transcurso de la jornada electoral se pudieron observar algunos incidentes, estos constituyeron casos aislados. Lo anterior es destacable, ya que el pueblo paraguayo sufrió 35 años de dictadura del Gral. Stroessner y recién a partir de la década del 90 pudo experimentar el significado de realizar elecciones sin resultados amañados.

Sin embargo, un factor posible para que se diera este clima positivo fue que el pueblo paraguayo solamente tuvo dos opciones viables. Elegir entre el posible continuismo del Partido Colorado, y de la gestión de Horacio Cartes, en la figura de Mario Abdo Benítez, criticado no solamente por el pasado de su difunto padre, sino también por los negocios realizados con el Estado en el pasado, o la ascensión de Efraín Alegre y Leo Rubín, y junto con ellos un espacio de tendencia socialista.

Los grandes derrotados: los encuestadores

La diferencia de 4 puntos entre Benítez y Alegre fue una sorpresa si se recuerdan las encuestas, que sobre todo se difundieron en los últimos días de la campaña. Según los sondeos, e incluso algunos boca de urna de la jornada electoral, el candidato oficialista se impondría por diferencias mayores a los 20 puntos, situación que no tuvo mucho que ver con la realidad de la preferencia de los votantes. Durante los últimos años, las encuestas electorales han perdido credibilidad, tanto en Paraguay como en muchos países del mundo y cada vez son más percibidas como un servicio de campaña que suele ser adquirido por los que resultan triunfadores.

Período presidencial en Paraguay

Los mandatos presidenciales paraguayos tienen una duración de cinco años y, por mandato constitucional, no existe la posibilidad de reelección. El presidente actual buscó una reforma de la Carta Magna para romper con la tradición y aspirar a un segundo período, pero luego de graves incidentes y una jornada histórica en el Parlamento, la propuesta quedó descartada.

Aunque Paraguay tiene varios de los problemas usuales regionales, como la corrupción o la interferencia política en la justicia, el mandato constitucional que prohíbe la reelección a permitido cierta institucionalidad, sobre todo en los partidos políticos, que dirimen sus internas religiosamente mediante el voto de los afiliados. Aunque en Paraguay las primarias y las competencias internas tienen un fuerte contenido de tradición familiar y clientelismo, lo cierto es que la imposibilidad de reelegir aporta competencia y vitalidad a la vida partidaria.

Artículo con la colaboración de Federico Rabino.

Fuente: Panampost