Otra derrota para una de las caras del “socialismo del siglo XXI”. El expresidente de Brasil, Luiz Inácio Lula Da Silva, ingresó a la prisión en Curitiba el pasado sábado 7 de abril para cumplir con su condena de 12 años por corrupción y como era de esperarse, los gobiernos amigos de la izquierda latinoamericana no tardaron en manifestarse victimizando al exgobernante.

“Estamos presenciando una de las injusticias más grandes del siglo XXI. Quieren encarcelar a un hombre inocente que dio su vida por su país y que logró que decenas de millones de brasileños salgan de la miseria y del hambre. Hoy más que nunca. Estamos contigo Hno (hermano)”, comentó el presidente de Bolivia Evo Morales a través de su cuenta oficial de Twitter, quien ha sido fuertemente criticado por sus intentos de perpetuarse en el poder, pasando por encima de la voluntad de los ciudadanos.

En Argentina, Cristina Fernández de Kirchner, de dudosa reputación tras ser acusada de ser jefa de una asociación ilícita optó por el optimismo, asegurando que a pesar de la situación en la que hoy se encuentra el líder político brasileño, será él quien gane las próximas elecciones presidenciales de su país.

Por su parte, Rafael Correa, expresidente de Ecuador acusó a la “élite” brasilera de ser la responsable de llevar este proceso judicial en contra de da Silva como una técnica para evitar que el expresidente brasileño volviera al poder.

“Años de infamias de la prensa corrupta brasileña no han podido destruirlo, como tampoco podrán con nosotros”, añadió Correa, uno de los presidentes de la región que más ha atentado precisamente contra los medios, censurándolos y que ha sido acusado de maquillar la deuda pública que dejó su gobierno al país.

El dictador de Venezuela, Nicolás Maduro, apoyó la hipótesis del exjefe de Estado ecuatoriano dejando de lado las verdaderas razones de la condena de Lula acusando a la derecha de utilizar “el camino judicial para amedrentar a las fuerzas populares”.

El presidente venezolano aseguró que el motivo por el cual la derecha opto por este proceso es debido a la “incapacidad” de la derecha para gobernar “democráticamente”, lo que resulta irónico considerando que Maduro es precisamente un referente antidemocrático para toda la región y el mundo.

El Gobierno de Cuba, régimen líder del comunismo, “padre” del socialismo en la región, publicó un comunicado en el que calificó como un “hecho gravísimo” el que se intente “impedir que el líder más popular de Brasil sea candidato a la presidencia”. El escrito resulta también una burla considerando que es un país que impide con descaro que la oposición participe en elecciones.

Sin temor a su asociación con los comunistas de gobiernos fracasados de la región, el candidato a la presidencia de Colombia, Gustavo Petro, quien militó en la guerrilla del M-19 (grupo autor del atentado al Palacio de Justicia de Colombia, secuestros y asesinatos) y quien además tiene abiertos cuatro procesos por irregularidades en la firma de contratos cuando fue alcalde de Bogotá, también rechazó el proceso contra da Silva a través de Twitter.

“Solo la reacción del pueblo brasileño puede detener el asesinato de la democracia”, dijo el aspirante a la presidencia de Colombia, que fue además asesor de Hugo Chávez, defensor de su Gobierno y también respaldó la Constituyente de Nicolás Maduro, otro acto del dictador venezolano que realmente asesinó la democracia.

Incluso el partido de la antigua guerrilla de las FARC, la Fuerza Alternativa Revolucionaria del Común salió a apoyar a Lula da Silva : “Rechazamos que, igual como ocurrió con la expresidenta Dilma Rousseff, se recurra a prácticas cuestionables jurídicamente, que desdibujan el deber ser de una democracia, con el propósito de deslegitimar y cerrar el paso a su adversario político”, escribió mediante su comunicado.

No sorprende que el grupo de izquierdistas apoye al expresidente brasileño, todos parecen salidos del mismo molde, empleando las mismas políticas comunistas, los mismos discursos populistas llenos de odio hacia la derecha y utilizando la victimización como recurso para zafarse de sus actos corruptos.

El amiguismo de estos los líderes izquierdistas no es más que una guía para identificar las verdaderas intenciones de los políticos. Una guía que sirve en el presente y ayudará en el futuro para prevenir en próximas elecciones, como las de Colombia y México, que se sigan montando en el poder estos discípulos del socialismo del siglo XXI que solo termina en crisis para los pueblos y mayor enriquecimiento para quienes gobiernan.

Fuente: Panampost