Por Ricardo Puentes Melo

Colombia es un país salido de lo normal. Aquí suceden cosas sorprendentes, pero lo más descabellado es que quienes más han violado los derechos humanos –los terroristas- sacan pecho hoy como acérrimos guardas de la moral, la vida y la decencia.

En cualquier país del mundo no se habría nombrado a un terrorista como alcalde de Bogotá; ni otro que, además es secuestrador con la ONG “Arco iris”, sería el mayor contratista de este gobierno.

Ni mucho menos habría sido posible en otro lado que un guerrillero (René Guarín) posara como defensor de las víctimas sin escatimar en ultrajes contra los militares que recuperaron el Palacio de Justicia. Y ni hablemos de las conspiraciones de este Guarín en conjura con la entonces fiscal Ángela María Buitrago y la juez María Stella Jara.

Aunque es disparatado esto que sucede, lo que sigue es demencial.

Ahora nos enteramos de que Alirio Uribe Muñoz, el presidente del Colectivo de Abogados José Alvear Restrepo, es un peligrosísimo criminal, un terrorista miembro de la banda del M-19.

Todo sucedió así: Como parte del plan de desestabilización de la capital del país, con miras al asalto al Palacio de Justicia que se produciría poco más de un mes después, el M-19 organizó una escalada terrorista sin antecedentes que alcanzó su más alto punto el 30 de septiembre de 1985. En ese día, los terroristas atacaron en diversos puntos de Bogotá. Uno de ellos fue en el suroriente de la ciudad, en la zona de Usme, donde tuvo protagonismo especial el delincuente Alirio Uribe Muñoz.

Ese día, 30 bandidos del M-19, armados con pistolas, metralletas y granadas de fragmentación, asaltaron un camión de leche y secuestraron a su conductor. La policía reaccionó inmediatamente y, junto con el F-2, lograron dar de baja a 11 delincuentes.

Seis de los terroristas huyeron con sus granadas, pistolas y metralletas hacia el barrio Diana Turbay donde secuestraron un bus de pasajeros a quienes utilizaron como escudos humanos para poder abalear a un valiente hombre del F-2 que subió al vehículo sin temor a las consecuencias y dio de baja a cuatro de los seis bandidos. Quedaron dos que, sin respeto alguno por las vidas de los rehenes, hicieron estallar una de las granadas que llevaron para atacar a la fuerza pública, asesinando inocentes.

Uno de esos dos terroristas que sobrevivieron, y que secuestraron civiles y dispararon contra ellos, detonando incluso

Varias granadas que cargaban los hampones, no fueron explotadas

una granada, era Alirio Uribe Muñoz, quien hoy pasa como abogado Defensor de Derechos Humanos.

Este bandido quedó herido, al parecer sin gravedad, y gracias al apoyo del gobierno de Belisario Betancur, salió libre al siguiente día junto a los miembros sobrevivientes de la banda, sorprendentemente sin cargo alguno.

La prensa mamerta salió en defensa de estos hampones y los elevó a la categoría de héroes nacionales, mientras que a los miembros de la Fuerza Pública que defendieron a la población inerme, les iniciaron un proceso que ya llegó a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Por otro lado, el gobierno de la época, cómplice de las guerrillas, hizo lo propio y logró fácilmente que uno o dos “testigos” dieran declaraciones acusando a la policía de haber ejecutado extrajudicialmente a los hampones del M-19. Debido a esta jugada inexplicable, hoy Alirio Uribe Muñoz sigue libre y sin cargo alguno, a pesar de haber cometido asesinato y secuestro, un crimen de lesa humanidad.

Ya libre e impune, Alirio Uribe, se une a la venganza de la gavilla de bandoleros y, desde su Colectivo de abogados José Alvear Restrepo, donde hay más guerrilleros del M-19, lidera la guerra jurídica para aniquilar al ejército nacional; algo que jamás pudieron hacer en el campo de batalla.

Estos matones del M-19 son quienes hoy lograron que se condenara al General Jesús Armando Arias Cabrales, al coronel Plazas Vega, al General Uscátegui… Son quienes han perseguido y hecho encarcelar a miles de militares como el General Rito Alejo del Río, el coronel Mejía Gutiérrez, a Noguera, Narváez…

Para nadie es un secreto que este Colectivo de sinvergüenzas se ha dedicado a atacar militares, a inventarse testigos y falsas víctimas, y a desfalcar el presupuesto nacional con el cual se ha enriquecido fabulosamente a punta de engaños y de convertir a las víctimas en un lucrativo negocio que contradice esa ONG que pregona a las cuatro esquinas del planeta que carecen de “ánimo de lucro”.

FUENTE PERIODISMOSINFRONTERAS.ORG