La arremetida de la ex-convicta Yidis Medina contra el legítimo alcalde de Barrancabermeja, Darío Echeverri, no da tregua.
La excongresista, condenada en su momento por corrupta y hasta por secuestradora (condena que pudo revertir de forma inexplicable), sigue contando con un considerable poder influenciador en Barrancabermeja, algo tristemente normal cuando se hacen alianzas con criminales.
Algunos de los supuestos argumentos de Medina para liderar la revocatoria del alcalde de este municipio, se refieren a los incumplimientos de las promesas que el burgomaestre hizo cuando este estaba en campaña. Lo paradójico es que apenas va un año de dicho gobierno y la delincuente ex-senadora ya da por hecho que dichas promesas no se harán realidad. Es lógico y de fácil entendimiento para cualquier persona que cuando un alcalde o gobernador se posesiona, lo primero que hace es planear e iniciar estudios y las contrataciones para sus obras, y que son los tres últimos años de gestión en los que se hacen reales todas las promesas de campaña.
Medina por su parte, con la ambición que la ha caracterizado siempre, pretende hacerle creer a miles que ya Echeverri no cumplió y que por eso merece salir.
Nada más triste y negativo para una sociedad, que sus líderes no sólo sean delincuentes sino que además busquen como sea el poder, sin importar al atraso al que condenan a sus pueblos. Esperamos que la gente de Barrancabermeja mire tan sólo el pasado judicial de Yidis Medina y con base en esto sepa tomar la mejor decisión para su futuro.
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