La gran batalla pendiente que enfrentan estos ideólogos es la de frenar los impulsos proteccionistas que defienden otros asesores. EFE/EPA/OLIVER CONTRERAS

El Premio Nobel de Economía, Paul Krugman, afirmó en 2016 que una hipotética victoria de Donald Trump en las elecciones presidenciales supondría un severo golpe a la economía de Estados Unidos. Horas después de la noche electoral que certificó el triunfo del polémico magnate inmobiliario, Krugman insistía en esta línea y, de hecho, anunciaba una recesión a nivel global.

Transcurridos dos años, parece claro que Krugman no podía estar más equivocado. La victoria de Trump no solo no ha hundido la economía estadounidense, sino que parece haber alimentado un círculo virtuoso en el que las rebajas fiscales y las medidas desregulatorias inducen un mayor crecimiento de la economía y llevan al alza los sueldos de los trabajadores.

¿Quiénes están detrás del éxito económico que está cosechando Trump? Quizá los dos nombres más importantes son los de Larry Kudlow y Kevin Hassett. El primero dirige el Consejo Económico Nacional y el segundo preside el Consejo de Asesores Económicos. Ambos son dos viejos conocidos del movimiento liberal.

En los años 80, Kudlow trabajó en la administración Reagan, dentro de la Oficina de Gestión Presupuestaria. Tras varios años en Wall Street, desarrolló una exitosa carrera como analista económico en medios de comunicación, siempre defendiendo la necesidad de liberalizar la economía norteamericana.

Hassett tiene un perfil más académico. En las dos últimas décadas ha sido el economista estrella del American Enterprise Institute, una de las instituciones promercado más influyentes del país. Sus críticas a la administración Obama le convirtieron en una figura intelectual de referencia en las filas de la derecha americana.

Pero Kudlow y Hassett no están solos, sino que cuentan con tres aliados clave que se mueven en la esfera pública. Se trata de Arthur B. Laffer, Stephen Moore y Steve Forbes. El primero fue el arquitecto de las rebajas de impuestos de la era Reagan y ha popularizado la idea de que bajar los impuestos puede generar más recaudación cuando el cambio supone abandonar niveles de imposición excesivos. El segundo trabaja en la Fundación Heritage y firma influyentes columnas de opinión en los principales medios de comunicación de su país. El tercero es el fundador y director de la revista Forbes, una de las publicaciones más influyentes del mundo en el ámbito empresarial.

Frente a las críticas que sigue recibiendo el actual Gobierno por parte de economistas de izquierda, como el citado Paul Krugman, lo cierto es que Laffer, Moore y Forbes han desarrollado un relato optimista que traslada a la opinión pública norteamericana una visión positiva de las medidas liberales que ha adoptado la administración Trump. Dicho trabajo apuntala el esfuerzo que están haciendo Kudlow y Hassett para consolidar una acción de Gobierno menos intervencionista y más favorable a las ideas liberales.

La gran batalla pendiente que enfrentan estos ideólogos es la de frenar los impulsos proteccionistas que defienden otros asesores del Gobierno, como Peter Navarro. Es cierto que el Gobierno de Estados Unidos debe exigir a sus socios comerciales que eviten malas prácticas como el robo de la propiedad intelectual o la proliferación de barreras no arancelarias. También es cierto que Trump obtuvo un “no” por respuesta cuando sugirió un acuerdo global de libre comercio al G-20. Pero, igualmente, debemos cargar las tintas en los peligros que acarrea el proteccionismo, especialmente para preservar el éxito que han tenido las rebajas de impuestos y las medidas desregulatorias impulsadas por los cinco liberales a los que hemos aludido en este artículo.

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