El senador Pichetto quiso imponer un perfil “centro derecha” al nuevo peronismo no kirchnerista. Su socio, el gobernador Urtubey, lo contradice públicamente. Macri agradecido. (Fotomontaje PanAm Post)

El presidente Mauricio Macri ayer fue tapa de los diarios y segmentos deportivos por una grabación que lo tomó desprevenido. En una visita a una fábrica, y en vísperas del superclásico más importante de la historia del fútbol argentino, el líder de Cambiemos dijo, sin saber que lo estaban grabando, que Marcelo Gallardo era un “culón”. El jefe de Estado argentino hizo así referencia a la supuesta suerte del director técnico de River, que derrotó en todas las instancias importantes al Boca de sus amores. Pero lo cierto es que Macri no puede quejarse de su suerte. A semanas del lanzamiento del nuevo espacio peronista, ya hay chispazos entre los referentes del sector.

Una vez que se lanzó la mesa del Partido Justicialista, en su versión antikirchnerista, uno de los dirigentes principales salió a marcar el rumbo ideológico de la propuesta opositora. El senador Miguel Ángel Pichetto, hábil dirigente político y despierto ante el fenómeno Bolsonaro, salió a mostrar a la nueva encarnación peronista como una propuesta de centro derecha.

En sus recientes entrevistas, el legislador reiteró los siguientes conceptos:

  • Que el peronismo no es de izquierda
  • Que la “izquierda porteña” ha hecho mucho daño al debate de ideas en el país
  • Que hay que revalorizar las Fuerzas Armadas y que la dictadura terminó hace tiempo
  • Que se deben expulsar del país a los inmigrantes delincuentes
  • Que no hay que opinar mal de Jair Bolsonaro, sino dejarlo gobernar, ya que hizo una campaña “inteligente”

En resumidas cuentas, Pichetto, con su afilado olfato político, considera que el clima de ideas volcado hacia la izquierda que representó el kirchnerismo terminó y que “por derecha” pueden llegar a quitarle votos a Cambiemos, ya que muchos de sus votantes están desilusionados del progresismo sobreactuado del oficialismo.

La respuesta de Urtubey

Acompañan al senador Pichetto en la mesa peronista Sergio Massa, Juan Schiaretti y el gobernador de Salta, Juan Manuel Urtubey. Este último es el que salió con los botines de punta, pero con el tono moderado que lo caracteriza, a responderle al veterano legislador y a hacerle entender que no es el dueño del “neoperonismo” (al menos por ahora): “Correr por derecha al Gobierno es muy difícil, no hay ningún lugar”, advirtió para un claro destinatario.

Para el gobernador, si bien existe una “insatisfacción ciudadana importante”, el armado político de cara a 2019 tiene que venir de la mano de una propuesta más “progresista”. Lejos de Cristina Fernández de Kirchner, pero cerca del Partido Socialista y el sector de la Unión Cívica Radical, alejado de Cambiemos.

Macri, suertudo y agradecido

Esta diferencia dentro del espacio peronista no es menor. Las distintas posturas de Pichetto y Urtubey repercuten en los armados con otros partidos políticos y demoran una candidatura clara para unas primarias. La ambición del gobernador de sumar otros sectores complica la posibilidad de una interna, ya que si se impone el sector de Pichetto, los socialistas y los radicales no tendrían donde ir. Este escenario no solo tensa una mesa de unidad que hasta el momento no tenía candidato y hasta pone en riesgo la continuidad del proyecto. Mientras tanto, el presidente sigue polarizando con Kirchner, lo que representa su escenario más favorable.

Aunque el presidente argentino se queje por la “suerte” del director técnico de su archirrival en el fútbol, lo cierto es que no tiene muchos motivos para quejarse de la suya. A tres años de mandato, con muchos errores a cuestas y con una situación económica mala, Macri sigue teniendo a favor que todavía no tiene oposición, salvo la opositora soñada.

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