La revolución aérea: cómo el capitalismo multiplicó los viajes en avión (A)

Desde mediados del siglo XX, el mundo ha vivido una auténtica revolución en el ámbito del transporte aéreo. Hace cincuenta años, subirse a un avión era un lujo reservado a las clases más pudientes y a los ejecutivos de las mayores empresas del globo. Hoy, la situación es muy distinta y las rentas medias y bajas se benefician de un acceso sin precedentes a este mercado.

Si tomamos datos de la ICAO y comparamos el número de pasajeros transportados por aire en 1970 y 2010 vemos que las cifras se han multiplicado por diez. Este crecimiento exponencial supera con fuerza el avance general del PIB mundial, que se triplicó durante el mismo período. Así las cosas, la aviación acelera su crecimiento y crece tres veces más que el conjunto de la economía.

El resultado de este salto adelante en materia de transporte aéreo es una multiplicación de las rutas ofrecidas a los pasajeros. En los años 70, los datos de Boeing y OAG nos dicen que había unas 6.000 conexiones aéreas directas. Hoy, esa cifra supera las 15.000, de modo que no solo se ha multiplicado por diez el número de viajeros, sino que esos pasajeros se benefician de tres veces más opciones de vuelo.

Los procesos de privatización y liberalización han tenido mucho que ver con esta evolución. A mediados del siglo XX, el grueso de las aerolíneas eran estatales. Hoy, las flotas de propiedad pública son una rareza en vías de extinción. Las fuerzas del mercado han entrado con fuerza, generando competencia y eficiencia donde antes dominaba la ineficiencia.

El precio también se ha reducido intensamente como consecuencia del cambio de paradigma vivido en los últimos años. La ICAO constata que el precio real del transporte aéreo se ha reducido a la mitad durante las últimas décadas. El primer abaratamiento tuvo lugar gracias a la entrada de las aerolíneas privadas, mientras que el segundo giro bajista en los precios se explica por la reciente irrupción de compañías low cost, cuyo coste de vuelo es aún menor, hasta el punto de que algunos vuelos atlánticos ya se pueden comprar por un precio inferior a 100 euros.

Estas mejoras han multiplicado exponencialmente la conectividad, generando riqueza social y económica. En paralelo, la intensidad en el uso de combustible es seis veces menor en los aviones de hoy en día (A350, B707…) que en los de hace medio siglo. Además, la seguridad ha mejorado tanto que la probabilidad de un accidente ha caído al 0,0000001% sobre el total de vuelos.

Persisten, eso sí, importantes obstáculos que frenan el desarrollo del mercado aéreo. En América Latina se podría abaratar los billetes y aumentar la oferta introduciendo reformas de mercado como las siguientes:

– Unificación de los sistemas de control aéreo, bajo un único estándar regional.

– Venta de aerolíneas estatales a empresas e inversores privados.

– Liberalización del sector aeroportuario, tanto en la propiedad de las infraestructuras como en la gestión de sus servicios.

– Reducción de los impuestos aplicados a las aerolíneas.

– Cálculo objetivo de las tasas aeroportuarias, evitando sobrecostes y ajustando su precio a los gastos reales de gestión.

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