Pareciera que la nueva posición de España se asemejará a la del Gobierno de Uruguay, que ha decidido pasar desapercibido mientras la dictadura en Venezuela reprime y hunde a sus ciudadanos en una crisis humanitaria sin precedentes. (Twitter)

El Gobierno de España deja cada vez mayor evidencia de su talante socialista y sobre todo de su afinidad disimulada con el régimen de Nicolás Maduro. El país europeo pasó de tener un Gobierno que luchaba contra la dictadura en Venezuela, a tener uno que coquetea con la tibieza.

La posición del Gobierno de Pedro Sánchez se ha convertido en un “tira y afloje”. Por un lado, el canciller Josep Borrell asegura que aplicará una política de facilitar el diálogo en Venezuela, pero posteriormente asegura que no abandonará las sanciones contra el régimen de Maduro.

Del mismo modo, aseguró que la legitimidad de Maduro como presidente durará hasta el 10 de enero de 2019, pero después aseguró que la relación de España es con Estados y no con Gobiernos.

El internacionalista Mariando de Alba señaló que con sus declaraciones el Gobierno de España restó valoración a sus declaraciones.

“Hay que tener cuidado con pensar que el 10 de enero de 2019 repentinamente cambia el escenario y caería el régimen de Nicolás Maduro. Sí es una oportunidad para que buscar que aumente la presión —interna y externa—, pero no dista sustancialmente del escenario actual (…) Por ejemplo, el ministro de Exteriores de España habla del tema de la ilegitimidad de Maduro luego del 10 de enero de 2019, pero inmediatamente dice ‘nosotros no reconocemos gobiernos, reconocemos Estados’, quitándole valor práctico a su declaración”, señaló.

Para de Alba no es necesario esperar a enero de 2019 para incrementa la presión sobre Venezuela, pues desde que Maduro se juramentó ante una Constituyente ilegal perdió toda legitimidad.

“No hay que olvidar que el 24 de mayo de 2018 Maduro se ‘juramentó’ para el período 2019-2025 ante la ilegítima Asamblea Nacional Constituyente, así que el fraude perpetrado y la ilegitimidad del régimen es clara desde hace meses (…) Al final, el no reconocimiento internacional a lo que puede llevar es a mayores sanciones, reducción o suspensión de relaciones. Medidas que también serían posibles hoy. Internacionalmente también será importante quién “controle” el territorio, así sea de facto”, concluyó.

Y es que las declaraciones de Borrell no son las únicas que han dejado en evidencia la fragilidad con la que España ahora tratará a la dictadura de Maduro, pues también se conoció que el presidente Sánchez viajará a Cuba en noviembre; lo que representaría una especie de reconocimiento a la dictadura de la isla; la misma que junto a los hermanos Fidel y Raúl Castro mantienen a Maduro en el poder.

Tras conocerse dicha agenda, un representante del Gobierno de Estados Unidos le recomendó al presidente español que aproveche su visita a Cuba para impulsar la democracia, así como para criticar la injerencia de la isla en asuntos internos de Venezuela.

“A cualquier país que le interese la democracia debería pedir y presionar al Gobierno cubano que se democratice”, dijo .

Pareciera que la nueva posición de España se asemejará a la del Gobierno de Uruguay que ha decidido pasar desapercibido mientras la dictadura en Venezuela reprime y hunde a sus ciudadanos en una crisis humanitaria sin precedentes. Al igual que Uruguay, España no cree necesario investigar los crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen de Maduro.

De hecho, una de las pocas reacciones a favor de la “propuesta española” de promover un diálogo fue la del canciller uruguayo Rodolfo Nin Novoa, quien afirmó: “Nos causó mucha satisfacción sentir la propuesta española respecto al tema Venezuela para crear un grupo que fomente el diálogo, (y) no tanto la retórica conflictiva”, señaló.

Pero España y Uruguay estarían respaldando un quinto intento de diálogo en Venezuela, cuando bajo ninguna circunstancia el régimen de Maduro ha mostrado intenciones de ceder con cualquiera de los compromisos ya asumidos. La dictadura mantienen cientos de presos políticos y se cometen crímenes de lesa humanidad a diario, los cuales el mismo Gobierno español no está dispuesto a denunciar ante la Corte Penal Internacional (CPI).

Con el pedido de diálogo y el no apoyo a la demanda contra Maduro en la CPI, lo que hace el Gobierno de Sánchez es darle aire a la dictadura de Maduro para que se mantenga en el poder y siga cometiendo crímenes de lesa humanidad.

Así como España tiene un nuevo Gobierno de talante socialista y Uruguay se mantiene al margen de la presión internacional sobre Venezuela, todo indica que lo mismo sucederá con México cuando asuma el poder el socialista Andrés Manuel López Obrador (AMLO) asuma el poder.

Queda esperar que el resto de los países de la región mantengan la firme convicción de seguir presionando a la dictadura de Venezuela con nuevas sanciones y medidas internacionales con las que se logre la salida del régimen de Maduro. Por su parte, la Unión Europea ya dejó claro que no suavizará su posición respecto a Venezuela.



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