
“Miserable e ignorante” son solo algunos de los calificativos dedicados al candidato del partido español Podemos, Íñigo Errejón, quien aseguró desde Europa que en Venezuela “la gente come tres veces al día”.
Errejón, quien ha sido incapaz de viajar a Venezuela para conocer la realidad de la nación y ser testigo de la crisis humanitaria ocasionada por la dictadura del socialismo del siglo XXI, decidió opinar ante el mundo y señalar que en el país gobernado por Nicolás Maduro “han habido importantísimos avances”.
A pesar de que el militante de Podemos se vio acorralado por el entrevistado tras mostrarle pruebas de la crisis en Venezuela, Errejón tuvo que marcar algunas distancias al punto de no poder rebatir verdades y usar la frase: “ese dato no lo tengo”.
Mientras los países de la región se ven obligados a atender y recibir a millones de venezolanos que huyen de su tierra por no poder acceder a los servicios básicos, Errejón busca mentirle al mundo con unas declaraciones con las que defendió al régimen de Maduro.
Iñigo Errejón, el “moderado”, defendiendo a Maduro y diciendo que muchos venezolanos emigran a Colombia para especular con medicamentos.
No es de hace años, es de hace unos días. #VenezuelaLibreYa https://t.co/MiFrW1Mfz3 pic.twitter.com/JLgi2hkjd4
— Daniel Lacalle (@dlacalle) November 6, 2018
“El proceso político en Venezuela ha conseguido importantísimos avances en una transformación de sentido socialista, inequívocamente democrática, donde se respetan los derechos y libertades de la oposición, que dice todos los días por casi todas las televisiones que viven una dictadura”, subrayó.
Para socialista español, Venezuela vive en democracia a pesar de la existencia de más de 300 presos políticos y de todas las pruebas contundentes que existen sobre violaciones a derechos humanos.
Errejón señaló que entre los “drásticos avances en Venezuela” están que los ciudadanos de ese país acceden a la “salud pública”. Sin embargo, pareciera que el candidato español desconoce que el sistema estatal de salud en el país suramericano es tan deplorable que los pacientes mueren por falta de medicamentos básicos, insumos y atención.
Pero las declaraciones del español caen por su propio peso, pues los gobiernos del mundo conocen la cruda realidad que enfrentan los venezolanos. En la nación con la mayor inflación del mundo, los salarios más bajos de la región, y la escasez de alimentos y medicamentos que supera el 90 %, existe una crisis comparable con la de un país en guerra: la gente come de la basura, aumentan los saqueos y los camiones que trasladan alimentos se han convertido en blanco de la delincuencia y de las comunidades más desesperadas; a esto se suma la depredación de animales domésticos.
No es la primera vez que el diputado podemita elogia a la dictadura en Venezuela. A finales de 2013, en una entrevista concedida a un periódico venezolano, Errejón justificaba la existencia de colas kilométricas a las puertas de las tiendas y supermercados, justo cuando el desabastecimiento de alimentos y productos básicos empezaba a golpear la economía venezolana: “Hay más dinero disponible”, hay “una democratización del acceso al consumo. Ahora la gente puede consumir más”; señaló en aquélla oportunidad.
La realidad del pueblo venezolano, por desgracia, es muy diferente a como lo pintan desde Podemos. De acuerdo con la Coalición de Organizaciones por el Derecho a la Salud y a la Vida (Codevida), el 87 % de la población venezolana vive en la pobreza y el 61 % en pobreza extrema.
Según datos oficiales de Cáritas y de la Organización Panamericana de la Salud (OPS), el 55 % de los niños menores de cinco años sufren malnutrición”.
Economía de guerra
La economía en Venezuela se asemeja a la de un país en guerra, con una escasez de alimentos y medicamentos única en su historia. Además, con una variación diaria de precios que se traduce en la inflación más alta de la región y se convirtió en uno de los diez significativos casos hiperinflacionarios en el mundo.
Según los últimos pronósticos del Fondo Monetario Internacional (FMI), el PIB de Venezuela registrará este año una contracción del 18 %, ampliando a cinco años su caída; mientras que el próximo año la recesión podría ser del 5 % como consecuencia del desplome de la producción de petróleo y la inestabilidad política y social.
Venezuela rompió el récord de la inflación más alta de América, a tal punto de que en 2019 la hiperinflación alcanzará la cifra de 10.000.000 %.
Crisis humanitaria
Según la Encuesta Nacional de Condiciones de Vida, elaborada por varias universidades venezolanas, cerca del 65 % de la población perdió una media de 11,4 kilos de peso en 2017 por hambre, superior a los 8 kilos perdidos en 2016. Rebuscar comida en la basura se ha convertido en una estampa habitual en las calles del país.
El Consejo Noruego de Refugiados (NRC) situó a Venezuela entre los diez estados con las crisis humanitarias más graves del mundo en 2017, junto a otros países, como República Democrática del Congo, Sudán del Sur, República Centroafricana, Burundi, Etiopía, Palestina, Myanmar, Yemen o Nigeria. Es el único país del continente americano que aparece en este ranking.
Un éxodo sin precedentes
Según cifras oficiales de Acnur, alrededor de 2,3 millones de venezolanos han huido del país como consecuencia de la crisis enmarcada en una escasez de alimentos y medicamentos.
Cabe destacar que de acuerdo con cifras recientes del organismo para los refugiados, solo en 2017 los venezolanos pasaron a ocupar el cuarto lugar del mundo en solicitudes de refugio y asilo.
Bertrand Blanc, jefe de la Oficina Nacional de Acnur en Perú, señaló que aunque la principal crisis por desplazados y refugiados se ve en Centroamérica por las situaciones de violencia, lo que sucede en Venezuela “es único” porque la emigración ha crecido de manera insospechada.
La migración masiva de venezolanos en forma de “estampida” se convirtió en el principal reflejo de lo que realmente se vive en el país gobernado por Maduro; una dictadura que sin complejos decidió acabar con la población de todas las maneras posibles.
La historia de la humanidad ha dejado en evidencia que las personas no huyen de las democracias. Por el contrario, huyen de las dictaduras más crueles cuando sienten que la situación no va a cambiar, va a empeorar y no tiene solución. Es esto lo que precisamente sucede en Venezuela.
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