La República Dominicana, un país con una cantidad inmensa de artistas con el potencial de ser expuestos en cualquier gran museo como el Pompidou, el MALBA, o uno de mis predilectos, el MoMA en la ciudad de Nueva York.

Más allá de que las exposiciones sean o no del agrado de los expectadores, lo que distingue a estos museos (y que no es el caso de los museos en la República Dominicana) es que más que un gasto de dinero, representan una forma de generación de ingresos. El principal fallo del ámbito cultural en la República Dominicana es que los gobernantes parecen no haber entendido que el trabajo creativo no se trata de hacer exposiciones con el presupuesto nacional para beber vino y organizar exposiciones, sino de crear crecimiento económico a través de la cultura y el arte.

El año pasado, se aprobó que se incluyera dentro del presupuesto para el 2018 RD$1,000 millones (más de $20 millones de dólares) para el remosamiento de la Plaza de la Cultura en Santo Domingo.

“Tenemos la visión de que esa nueva Plaza de la Cultura, junto con la Ciudad Colonial, se convierta en un eje cultural y turístico de primer orden, orgullo de todos los dominicanos y que se posicione a la altura de la extraordinaria importancia geopolítica de Santo Domingo, como Ciudad Primada de América y cuna del Nuevo Mundo”, fueron las palabras del Ministro Pedro Vergés.

 
Plaza de la Cultura (Ministerio de Cultura)

Pero, ¿de qué sirve tener una Plaza de la Cultura arreglada si no estamos buscando inversionistas o atrayendo a los museos la clase de personas o coleccionistas con el poder adquisitivo para comprar las obras de los artistas que allí exponen? Tomemos por ejemplo, el caso de MoMA, uno de los museos que tenemos cerca y que tienen exactamente la clase de estructura que se debería de implementar en el país.

Si bien el Museo de Arte Moderno está financiado en por el estado en República Dominicana, lo ideal sería que adoptemos el modelo del MoMA en donde 80% de los recursos que financian exposiciones y actividades vienen por parte de instituciones privadas que entienden que en la medida que crezca la educación y la cultura, estaremos en mejor capacidad de competir con países más desarrollados. Es fundamental la existencia de una junta directiva que se encargue que estas contribuciones, provenientes del sector privado, sean bien administradas.

Lo más importante de atraer financiamiento privado a los museos es que, independientemente que los esfuerzos de los gobernantes de turno sean efectivos o no, en sus gestiones, se le dará continuidad a los proyectos y se asegura que sin importar el presupuesto que se le asigne, haya una fuente de ingreso que pueda sostener las iniciativas que estén planificadas. Por otra parte, es fundamental que dichas iniciativas conlleven de una planificación de tres años por anticipado, de manera que los gastos en los que se va a incurrir puedan estar premeditados y se le pueda dar la debida publicidad tanto a nivel nacional como internacional.

(Flickr)

Es crucial que haya acceso a la información y a las iniciativas que el museo lleve a cabo, por lo cual la modernización es fundamental. Actualmente, si uno trata de buscar en Internet información del museo, la fuente con más información es Wikipedia. ¿Será posible que ningún Ministro de Cultura, desde que se creó en el 1976, se le ha ocurrido mantener al museo a la vanguardia de los avances tecnológicos y la disponibilidad que hay para difundir información sobre los artistas locales a través de una página de Internet?

Por último, el museo debería de servir como un espacio que fomente la interacción, el intercambio cultural y la asociación de personas. Si volvemos a recurrir al ejemplo del MoMA o del Met, las personas no solamente visitan el museo por las obras de arte, sino porque tienen atractivos incluso para aquellas personas que no necesariamente les guste ver exposiciones, como por ejemplo restaurantes, bibliotecas, centros de investigación y tiendas donde se pueden encontrar objetos inusuales que resulten interesantes para quienes visita el museo. Los grandes salones son alquilados por empresas e incluso personas para eventos como bodas, cenas y cocteles, de manera que sirve esto como otra fuente de ingreso ajeno a lo que destina el estado. En el caso particular de nuestro museo, esto fuera fenomenal dada la arquitectura, sin embargo parece que preferimos hacer crecer nuestra economía contratando cada vez más personas en el sector público sin posibilidad de que sean realmente productivos.

Fuente: Panampost