Bernardo Alejandro Guerra es un reconocido concejal de Medellín, que se ha caracterizado comúnmente por sus duras declaraciones contra la corrupción, contra los médicos cirujanos sin títulos oficiales y hasta contra el deporte en la ciudad.

Pues si, el concejal Guerra nunca se queda callado, siempre se mete en todo, y en todo cree tener la razón pero se equivoca él y quienes lo ven como un político mesiánico, honesto y transparente, porque no es así.
El popular concejal, que durante los últimos años viene liderando una campaña contra las clínicas estéticas pequeñas de Medellín, no busca en realidad velar por la seguridad de las pacientes que allí asisten, sino garantizarle el monopolio del negocio a los médicos más adinerados de la ciudad y que cada cuatro años le ayudan a financiar su campaña al concejo.
El doctor Guerra sin vergüenza alguna, sale a criticar y a juzgar cada que un paciente muere en una clínica estética por un procedimiento mal hecho, pero al mismo tiempo a justificar y a apoyar al médico adinerado cuando es en manos de este que muere una persona.
El negocio es claro y es redondo, acabar con los más pequeños para enriquecer más y más a los poderosos.
El concejal Bernardo Alejandro también se caracteriza por su odio al deporte y hasta por su xenofobia con su propio pueblo, pues ya en varias oportunidades ha manifestado su idea de expulsar de la ciudad de Medellín, al equipo de fútbol Atlético Nacional, solo por algunos inconvenientes que se han presentado con una de las barras. Esta medida no sólo sería mediocre y facilista, sino que además es discriminatoria en todo el sentido de la palabra, así como lo es el rancio político antioqueño.
Medellín y el país no necesitan más de personas como esta, por el contrario, la ciudadanía se debe unir para que individuos como Bernardo Alejandro Guerra no participen más de las decisiones que afectan el futuro de la ciudad y el departamento.