¿Caerá Venezuela en moratoria de su deuda externa hoy? ¿Pagará dentro de una semana otro duro tramo de sus compromisos? Si logra escapar de estos dos, ¿podrá hacer frente a los que tiene que cancelar en diciembre? Son las preguntas que no dejan dormir a la comunidad financiera internacional, y también a no pocos venezolanos que entienden que las privaciones por las que ha tenido que pasar la población hasta ahora parecerán un juego comparadas con las que podrían venir.
Hoy es un día clave para la administración (por llamarla de alguna manera) de Nicolás Maduro, quien frecuentemente se queja de que no puede refinanciar sus compromisos. Compromisos que, muestra un magistral trabajo de Prodavinci, se generaron durante el Gobierno, también por llamarlo de alguna forma, de Hugo Chávez, y en mayor cuantía, durante los años que más subió el petróleo. El error que cometió Venezuela en la década de los 70 (pensar que el “oro negro” le daba capacidad infinita de endeudarse) lo repitió en la segunda mitad de la década del 2000 y primera del 2010 –con esteroides–.

Maduro comete muchos errores en economía, pero uno de los que comete más frecuentemente es pensar que porque Venezuela ha sido, históricamente, un buen pagador, seguirá siéndolo en el futuro. Según Bloomberg (que no se mete con los vencimientos de este año) la posibilidad de default venezolano en 2018 es del 79 %, y del 99 % en el próximo lustro, tomando, por supuesto, como un hecho que el chavismo se mantendrá en el poder.
Si el chavismo dejara el poder se abre toda una serie de posibilidades, desde privatizaciones hasta financiamiento exterior (se habla de que el Fondo Monetario Internacional tiene listo un programa de auxilio para el país), que, a su vez, permitirían suavizar la curva de la deuda, que, como muestra el mismo especial de Prodavinci, tiene sus mayores picos dentro de la próxima década.
Lamentablemente, Maduro, el peor vendedor de autos usados del Universo, no concita ninguna credibilidad en los mercados. Y con sobradas razones: solo por citar una, ayer designó como presidente del Banco Central a Ramón Lobo. Más allá de ser un hombre absolutamente anodino, continúa (hasta que haya información de lo contrario) manejando, además del ente emisor, . Es decir, es el único ministro de Finanzas del mundo con una máquina de hacer dinero. Luego, el chavismo puede atribuir la inflación, y la desconfianza en sus políticas a la “guerra económica”.
Por qué seguir pagando
A muchos analistas, no solo políticos, sino también económicos, se les dificulta entender, sin embargo, por qué Maduro, confesadamente comunista, no deja entendiendo a la comunidad internacional, rompe con todo y declara la moratoria de la deuda externa venezolana, aunque solo sea para forzar una negociación con sus acreedores.
Aparte de que esto sería un suicidio económico (Venezuela es hoy una nación totalmente dependiente del crédito de corto plazo para comprar sus alimentos y sus medicinas), la posibilidad de caer en default afecta, directamente, a los activos del Estado venezolano, y en concreto, a los de PDVSA.
PANAMPOST
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