Varias ciudades importantes de América Latina tienen zonas donde el narcotráfico y las bandas criminales tienen el poder. En Bogotá El Bronx, Tepito en México y Cracolândia en São Paulo son barrios donde no existía presencia de las instituciones. En los últimos días la alcaldía de São Paulo ha iniciado operativos para desmantelar Cracolândia. El PanAm Post le contamos qué es Cracolândia y cómo las políticas de mano dura y de programas sociales generosos han fracasado en el sector.

Cracolândia es un sector del centro de la ciudad de São Paulo en Brasil. Este sector estaría ubicado entre los barrios de A Luz, Campos Elíseos y Santa Efigênia, en el centro de la ciudad. El sector estaría conformado por siete bloques de vivienda. Antes de la intervención de las autoridades, vivirían unas dos mil personas.

Durante los años cuarenta del siglo XX, el barrio de Campos Elíseos era considerado como próspero. No obstante, a partir de los años sesenta, los más acomodados abandonaron el sector. Los edificios abandonados fueron convertidos en moteles y prostíbulos. A partir de entonces, el sector pasaría a ser conocido como Boca do Lixo (Boca de la Basura, lugar donde entra la basura). Hacia los años ochenta, los prostíbulos dieron paso a hoteles dispuestos a alquilar habitaciones para consumidores de droga.

Finalmente, en la década de los noventa, el crack llega a Brasil. Esta droga, tremendamente adictiva, barata con respecto a la cocaína y más fácil de preparar, empezó a ser vendida masivamente en el barrio Campos Elíseos en São Paulo. Desde entonces el sector comenzó a ser conocido como “Cracolândia” (la tierra del crack). Los consumidores de crack encuentran la droga fácilmente y barata en el sector. Una piedra de crack puede costar menos de 4$R (reales brasileros) equivalentes a menos de USD $1. El microtráfico acarreó la llegada de otros delitos: prostitución infantil, robo y homicidio.

La mano dura de Serra y Kassab. El proyecto Nova Luz en Cracolândia

Dados los enormes problemas presentados en el sectores de A Luz, Campos Elíseos y Santa Efigênia, los gobiernos locales y nacionales han intentado implementar diferentes políticas. Se han ejecutado medidas que van desde el trabajo social con los consumidores hasta la mano dura contra ellos. Sin embargo, el problema persiste.

En 2005, el entonces alcalde de São Paulo José Serra propuso el Plan Nova Luz. El propósito del plan era una “revitalización” urbana en el área de Cracolândia. Este plan proponía la expropiación de ciertos predios en la zona con el propósito de hacer el área atractiva para el mercado inmobiliario. Estas acciones estarían acompañadas por importantes operativos policiales y militares. Según los críticos de este plan, el proyecto Nova Luz sería un proyecto “higienista” que no resolvería el problema de los delitos conexos con el consumo de drogas. Para los opositores del proyecto, las acciones de Nova Luz diseminarían el problema. Por su parte, Gilberto Kassab, sucesor de Serra continuaría con el proyecto Nova Luz. Para Kassab, los proyectos de renovación urbana habían sido un éxito, y Cracolândia se había acabado.

Los generosos programas sociales del Partido de los Trabajadores y del Estado de São Paulo

El gobierno del Estado de São Paulo dirigido por el también socialdemócrata Geraldo Alckmin se enfocó de una forma diferente a la hora de luchar contra el delito en  Cracolândia. El gobierno Alckmin creó el programa social Recomeço (recomienzo). Este programa incluye equipos de salud (Cratod), grupos terapeuticos, casas de internamiento y desintoxicación.

Este programa también incluye el polémico  Cartão Recomeço (tarjeta Recomienzo), un estipendio mensual de $R 1350 (USD $414) para financiar proyectos de rehabilitación de adictos al crack. El dinero no sería administrado por los consumidores de crack, sino por las entidades encargadas de rehabilitar a los adictos. Los críticos del programa llaman al proyecto “Bolsa Crack” (Estipendio crack). De acuerdo a los opositores al Cartão Recomeço, la suma de dinero es muy elevada. Y es que el salario mínimo brasilero es de $R 937 (USD $287) mensual, una suma inferior a la cantidad que entrega el Cartão Recomeço.

En la alcaldía del izquierdista Fernando Haddad del Partido de los Trabajadores (PT) se creó el programa De Braços Abertos (De Brazos Abiertos). Este programa incluía hospedaje en hoteles cercanos, comida y una renta diaria de $R15 (USD $4,6).

A cambio, los ciudadanos incluidos en el programa, deberían realizar pequeñas tareas como barrer las calles. Los críticos del programa se oponían a los elevados costos del programa. Las condiciones De Braços Abertos eran muchas veces mejores que la de algunos trabajadores brasileros.

De vuelta a la mano dura: Operación Redenção

En 2017, el socialdemócrata João Doria es elegido alcalde de São Paulo. La elección de Doria implicó el final de la política de De Braços Abertos. Doria propuso la implementación del plan Redenção (Redención) que implicaría amplios operativos policiales en la zona, así como la “reurbanización” del área. En mayo de 2017 alcalde paulista comenzó una inmensa operación de seguridad en Cracolândia. Unos 900 policías, francotiradores y helicópteros fueron utilizados en la operación.  Algunos traficantes y usuarios de drogas fueron detenidos. Muchos otros huyeron del sector. Con el propósito de “reurbanizar” el área, varios predios han sido demolidos. Se reportan ciudadanos heridos por las demoliciones improvisadas. El alcalde Doria aseguró que era el fin de Cracolândia.

A pesar de las declaraciones de Doria, vecinos del sector aseguran que el problema no ha sido resuelto. Varios locales comerciales han sido saqueados después de la operación policial en Cracolândia. Los expertos ya hablan de 7 mini Cracolândias en diferentes barrios de la ciudad.

Conclusión

Brasil se ha convertido en uno de los mayores consumidores de crack y cocaína del mundo. Las bandas criminales brasileras han causado importantes daños al país. São Paulo es una de las ciudades más afectadas del país, especialmente en el área denominada .

Los gobiernos de São Paulo han intentado aplicar medidas de mano dura en Cracolândia. Estas medidas no funcionaron, al menos durante los gobiernos de Serra y Kassab. El gobierno izquierdista de Haddad implementó generosas políticas sociales en el sector. No obstante, el problema persistió. Esta vez el alcalde Doria considera que la política de Redenção va a acabar con Cracolândia. Lo cierto es que el problema se ha expandido. Los alcaldes paulistas no han logrado el reto que presenta Cracolândia.

El caso paulista es un ejemplo del fracaso de la guerra contra las drogas en América Latina. Tal vez es hora de aplicar otro tipo de políticas para luchar contra la violencia producida por el narcotráfico. Brasil podría tomar como ejemplo a un país cercano culturalmente al gigante brasilero: Portugal.

La descriminalización del consumo de drogas podría reducir la rentabilidad del negocio de las drogas, reduciendo el narcotráfico. A su vez las autoridades policiales paulistas, y brasileras, podrían enfocar sus recursos en el combate a los traficantes y no en la persecución de los consumidores. Finalmente, las instituciones de gobierno paulistas podrían invertir más dinero en políticas públicas para evitar el consumo.

FUENTE: PAN AM