De nuevo la canciller de Colombia, María Ángela Holguín, dejó ver la mediocridad, facilismo y sumisión de su gestión, al reclamarle en una nota formal al gobierno de Filipinas, por las declaraciones del presidente de ese país en las que calificaba de “idiota” al expresidente de Colombia, Cesar Gaviria, por un concepto que este dio en materia de legislación sobre drogas.

Si bien la reacción de la diplomática en este caso fue pertinente, también hace que se pregunte uno porque cuando Diosdado Cabello, alto funcionario del gobierno venezolano trató a Germán Vargas Lleras, vicepresidente de Colombia, de “hijo del puto”, su apoyo al funcionario colombiano fue nulo y por el contrario, lo reprendió públicamente cuando este se defendió de forma respetuosa de los ataques provenientes del vecino país.

Dárselas de fuertes y exigir respeto ante países pequeños, pobres y lejanos como Filipinas, y ser sumisos y silenciosos ante los ataques de un país vecino como Venezuela, solo demuestra cobardía y falta de carácter.

Ahora solo queda esperar que esa firmeza que demuestra la doctora Holguín frente al gobierno del país asiático, también la saque para defender el mar de San Andrés perdido con Nicaragua, y la dignidad del pueblo colombiano perdida hace rato con nuestro vecino.