En el marco del feriado por el Día de la Bandera, la ex presidente argentina Cristina Fernández de Kirchner realizó un acto en la provincia de Buenos Aires para presentar su frente “Unidad Ciudadana”.

A cuatro días de la presentación oficial de candidatos, la ex presidente evitó referirse a su postulación al senado, pero en varias oportunidades la concurrencia interrumpió el discurso con el cántico “Cristina senadora”.

El acto tuvo momentos de sobreactuación, que incluso superaron los índices previsibles del teatro usual en las presentaciones del kirchnerismo. Probablemente el momento de mayor melodrama fue cuando Cristina se tomó el pecho con angustia pidiéndole a alguien del público que no llore, porque ella hoy no puede llorar. Pero lloró.

Según Cristina, los desafíos que enfrenta el país hoy no tienen que ver con los partidos políticos, ya que los aumentos de tarifas son para todos por igual. “Las boletas de luz, gas o agua no llegan diferenciadas por los escudos de los partidos políticos de la gente. Vienen con los logos de las empresas y los costos subieron para todos por igual”.

Este tema, el del ajuste de tarifas, fue el elegido por la ex mandataria para criticar con dureza al gobierno de Mauricio Macri e impulsar su frente político, que todavía no la lleva oficialmente como candidata a senadora.

Durante la presentación, que la tuvo como única oradora, invitó al escenario a varias víctimas del “ajuste tarifario neoliberal”. Los mencionados subieron de a uno, cercando a la ex presidente que leía sus nombres y sus historias, donde los denominadores comunes fueron las extremas complicaciones que el ajuste (o sinceramiento) de tarifas de servicios públicos les había generado. Clubes de barrio que cerraban, panaderías que vendían maquinarias para sobrevivir, pequeñas empresas que despedían trabajadores, y ancianos que usaban solamente la calefacción por dos horas al día por temor a los costos fueron los protagonistas secundarios para dar el panorama sombrío que la actriz principal eligió para la escena.

Cabe destacar que la manipulación impúdica de la jornada no tiene que ver con que las historias presentadas sean verídicas o no, sino con que ella y sus ex funcionarios son los únicos responsables por la situación que esas personas atraviesan hoy, aunque ni los perjudicados perciban esta realidad.

FUENTE: PAN AM