El acuerdo de “paz” (que más bien debería ser llamado de miseria) que Juan Manuel Santos le impuso a los colombianos es una de las peores desgracias que le podía ocurrir al país. Lo que en estos momentos vemos en Colombia es un presidente humillado ante unos asesinos con los que se negocia incluso la política agraria y el modelo económico. A los guerrilleros de las Farc se les entregó todo.
Esta semana a alias Richard, el jefe del frente 30 de las FARC, se le otorgó libertad condicional. Este señor tenía una condena por 60 años, pero como en Colombia le entregamos la justicia a los guerrilleros, este asesino podrá disfrutar en libertad de su fortuna, que se calcula asciende a los 400 millones de dólares.
Alias Richard es señalado de participar en el secuestro de los diputados del Valle, qienes después de años en cautiverio fueron asesinados. Llegó a tener 30 órdenes de captura por homicidio agravado, secuestro, rebelión, terrorismo y porte ilegal de armas. Estados Unidos lo pidió en extradición por narcotráfico pero debido a la firma del acuerdo Santos-Farc se frenó el proceso. Eso sí, no se preocupen, acá no hay impunidad, este delincuente tendrá que pagar una multa de 10 millones de pesos…
La justicia en Colombia no existe. El caso de alias Richard es solo uno de tantos. Podemos nombrar acá algunos otros ejemplos como el de alias Shakira, una guerrillera condenada a 40 años de prisión por la masacre de nueve concejales del Huila en el 2006, que fue dejada en libertad también por la JEP (Justicia Especial para la Paz). O también podemos hablar de Herminsul Arellán, responsable del atentado al club El Nogal que dejó 36 muertos y 167 heridos en febrero de 2003, quien tenía una condena de 40 años y ahora está en libertad porque la justicia se la entregamos a los guerrilleros.
Se equivocan quienes creen que los guerrilleros han dejado las armas porque se arrepintieron de lo que hicieron. Estos señores simplemente consiguieron lo que siempre han buscado: el poder. Sí, a las FARC también les entregamos el poder. Y ellos lo dicen abiertamente, lo que sucede es que parece que el pueblo colombiano está en estado de negación y quiere creer que acá todo se arregló y llegó la paz.
Pablo Catatumbo, el comandante del bloque occidental de las FARC, dijo esta semana lo siguiente: “Convoco a los guerrilleros a continuar la lucha porque nosotros no nos vamos a desmovilizar, vamos a transformarnos de una organización armada a una política, pero que seguirá luchando por los mismos objetivos”
Lo que no consiguieron durante más de 50 años alzados en armas, en cuatro años un presidente con un ego que no cabe en la Casa de Nariño, se los regaló. El poder, como decía Gramsci, les cayó en las manos como fruta madura. Para las elecciones del 2018 las FARC tendrán aseguradas 10 curules durante dos periodos. Cinco en Senado y cinco en cámara. A esto se le suman los 16 escaños por cuentas de las circunscripciones especiales.
Así las cosas, las FARC tienen asegurado que “lucharán por sus objetivos”, como dice Catatumbo, desde el Congreso. Ahora bien, no se les extrañe que los guerrilleros consigan incluso más curules. Esos 10 puestos son solo en caso de que no obtengan la votación necesaria, pero no nos engañemos, estamos hablando de que en Colombia le hemos abierto la puerta del poder al cartel de droga más grande del mundo. Tienen todo el dinero que necesiten para comprar los votos que quieran.
En Colombia un voto se vende por un tamal. Y las FARC no solo tienen dinero para comprar muchos tamales sino que tienen el brazo armado para utilizar la violencia cuando la plata no sea suficiente. Para el 2018 tendremos un partido político que a su vez es el cartel más grande del narcotráfico en el mundo y que tiene todas las armas y el dinero que necesita para llevar a cabo lo que quieran.
En este momento, sin ni siquiera ocupar todavía escaños en el Congreso, las FARC ya diseñan la política económica y agraria del país. Tres millones de hectáreas van a ir a parar a un fondo de tierras que se repartirá como ordenen los guerrilleros. Todo para seguir la idea de las FARC de que la agricultura se debe organizar en un esquema de pequeños y medianos productores, del minifundio, porque el capitalismo es malo, entonces en Colombia tenemos un gran plan diseñado por unos comunistas que quieren seguir el ejemplo de Cuba en materia agraria.
El ejemplo más claro de que las FARC ya tienen un poder enorme en el país ocurrió esta semana. Dos altos mandos de la guerrilla entraron al Congreso con sus escoltas armados para participar de un evento que se realizaba en el lugar. El presidente del Senado Mauricio Lizcano se pronunció diciendo que había dado la orden para que los guerrilleros no entraran, pero que ellos simplemente “están sin control y entraron violando todas las normas”.
No es una exageración, hay quienes aún no se han dado cuenta pero a las FARC les entregaron todo: el poder, la democracia, las instituciones y buena parte del dinero de los colombianos de clase media y baja que ahora tendrán que pagarles sueldo, vivienda y salud a los guerrilleros. Estos delincuentes dentro de poco estarán en el Congreso legislando y diseñando la política económica del país. El panorama para Colombia es negro si no se logra echar para atrás el acuerdo Santos-FARC.
FUENTE: PAN AM
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