Dentro del revuelo que hay por estos días en el ámbito político nacional debido a los últimos nombramientos ministeriales por parte del presidente Juan Manuel Santos, hay uno muy polémico que se dio hace tan solo unos meses y el cual al parecer pasó de agache en los medios: fue el de Griselda Janeth Restrepo, designada para liderar la cartera del sector trabajo.

El escándalo en torno a este nombramiento se debe a que la doctora Restrepo, quien llevaba tres años siendo la Superintendente de Subsidio Familiar, tiene varias investigaciones abiertas en su contra por parte de la Procuraduría General de la Nación por acoso laboral y corrupción, pues personas que trabajaban con ella denunciaron ante organismos de control, las múltiples irregularidades que detectaron en procesos de contratación como el de la EPS del Régimen Subsidiado de la Caja de Compensación Familiar Comfasucre, que tiene un presupuesto anual de $59.128 millones y en donde estarían entregando millonarios contratos “a dedo”. (Dichas denuncias provocaron los posteriores despidos de las personas que las hicieron).

Y es que la hoy ministra de trabajo nunca ha sido una perita en dulce. Fue concejal de Palmira, su municipio natal, años después fue también Secretaria de Gobierno del saltimbanqui Angelino Garzón, además fue representante a la Cámara en reemplazo de un congresista de su mismo partido que había sido capturado y destituido por diferentes delitos, y posteriormente se alió con algunos pesos pesados del liberalismo para consolidar a todo el sector trabajo en su fortín político de cara al futuro.

Fue así, sin escrúpulos como llegó a ser ministra, y todo esto para una vez en el cargo empezar a descabezar personas que llevaban años trabajando para hacer de este ministerio y de todas las entidades adscritas a él, mucho más eficientes y que cumplieran con su importante labor, la de generar más oportunidades de trabajo y mejorar la calidad de empleo de los colombianos.

Desde muy cerca de su despacho afirman que fue así, como sin vergüenza alguna exigió la renuncia de muchos de los directivos de su entidad y la de directores de entidades adscritas a esta como por ejemplo el Servicio de Empleo, esto sin importar los procesos que se venían desarrollando exitosamente desde hace algunos años.

Además se rumora con fuerza que quien llegue a dirigir este último organismo, lo hace con la orden superior de descabezar también a todos los funcionarios de alto rango que allí laboren, pues necesita esos puestos para repartirlos estratégicamente de cara a la coyuntura política del próximo año. Es decir, no importa el presente ni el futuro del sector trabajo en el país, solo hacer politiquería con las entidades y arreglar votos al por mayor.

Es claro que todas estas exigencias son hechas por la ministra y su mentor político, el todo poderoso y siempre bien acomodado Rafael Pardo con el único objetivo de poder utilizar a todo el sector trabajo como un captador masivo de votos en las próximas elecciones, pues ya se sabe que las personas que lleguen a estos cargos no tendrán ninguna experiencia en esta área y solo deberán trabajar para cumplir con los cálculos y las estrategias políticas de sus superiores.

También se sabe que la Superintendencia de Subsidio Familiar, entidad que era dirigida por la misma Griselda Restrepo hasta hace tres meses, está sin un director en propiedad desde entonces. La pregunta es, ¿Qué espera para nombrar a alguien en ese cargo? ¿Cuál es el tapado que no quiere que se descubra? ¿Cómo va a ser el revolcón en ese caso?

Mientras la ministra Restrepo se preocupa solo por despedir funcionarios sin importar si son buenos o malos y repartir puestos a su antojo, el sector trabajo vive uno de los peores momentos de los últimos años y ya ni las cifras maquilladas del DANE logran taparlo. Y lo peor de todo es que el camino luce aún más oscuro, pues a nadie parece importarle el futuro real del país, ahora todos luchan solo por alimentar su poder y mirar cómo consiguen sacar los mayores beneficios individuales de cada uno de sus cargos.