Aunque en el Acuerdo entre el Gobierno y las Farc 19 de los 26 puntos en los que la guerrilla está dejando las armas se llaman “zonas veredales transitorias”, la verdad es que muchas serán permanentes.

Ya es un hecho que los guerrilleros se quieren quedar a vivir, si pueden, en todas las zonas. No solo porque ya tendrían barrios cerca a las veredas y a los municipios en los que pueden empezar a hacer política, sino también porque como le dijo en diciembre a La Silla Vacía Jimmy Ríos, uno de los principales ideólogos de las Farc, se quieren quedar porque para ellos una de las mayores fortalezas es la vida colectiva.

A diferencia de las guerrillas anteriores que han firmado la paz, como el M-19 o el EPL, cuyas desmovilizaciones fueron individuales, los de las Farc quieren que su reincorporación sea colectiva. Seguir viviendo juntos después de años en el monte facilita su objetivo de convertirse en un partido político.

Por eso en este momento la discusión entre el Gobierno y las Farc no es si se quedan o no, sino en dónde.

Las Farc se quieren quedar

 

La Silla Vacía ha podido confirmar visitando unas zonas y verificando con fuentes en terreno en otras, que la guerrilla no ve las zonas de concentración como lugares de paso. Al contrario, las ven como sus futuros barrios.

Por ejemplo, como contamos el domingo, en Planadas, una de las zonas veredales en el Tolima, los guerrilleros ya pintan los tres carro tanques con imágenes del ‘Mono Jojoy’, bautizaron la zona como ‘Marquetalia’ y dos guerrilleros (uno de alto rango y otro raso) del frente 21, que es el que está concentrado allí, nos confirmaron por aparte que su plan es quedarse.

Lo mismo encontramos en Pondores, la zona del municipio de Fonseca en la Guajira.

“Nadie piensa irse a su casa después”, nos dijo en esa zona el guerrillero Norberto Velásquez. “Más bien están pensando en traerse su casa para aquí. Porque primero está el proyecto político de paz con justicia social”, agregó.

“Si vamos a traer la misma carpa donde hemos estado para templarla aquí (en la zona veredal) pues no estamos haciendo nada. Se requiere que sea algo digno, que sea un pueblo, que tenga todas las comodidades, que tenga energía, agua potable, conectividad, espacios de recreación, salud, etc. Si no ¿qué estaríamos haciendo, que normalización es eso?”, dijo a La Silla Pacífico Yesid Guevara, comandante del frente Daniel Aldana, que es el que está concentrado en la zona veredal de La Playa, en Tumaco.

Y averiguando en otras, el panorama es el mismo.

En la zona veredal de La Paz, Cesar, Aldemar Altamiranda, el comandante del frente 41 que junto al 19 está concentrado ahí, le confirmó a La Silla Caribe que la vocación de infraestructura que se está levantando es la de permanencia.

En Tibú, el epicentro de la región del Catatumbo en Norte de Santander, confirmamos con miembros del frente 33 de las Farc, que es el que está concentrado en Caño Indio, que su idea es que los exguerrilleros se queden en la zona rural estudiando y formándose para la nueva etapa política que iniciará el grupo.

Incluso hay casos en los que las Farc están pensando en comprar tierras vecinas a donde están concentradas.

Por ejemplo en Arauquita, Arauca. Allí confirmamos con dos fuentes que lo saben de primera mano que los frentes 45, 28, 38 y principalmente el 10, que son los que están concentrados en la vereda Filipinas (en total 425 guerrilleros),  están pensando comprar tierras cerca al caserío de la vereda para construir su propia ciudadela. La razón es que como todos los predios en donde están los campamentos son arrendados, prefirieron no arriesgarse a quedarse sin un lugar donde vivir y por eso quieren comprar otros predios.

El Gobierno sabe que la pretensión de las Farc es quedarse porque así se lo confirmó a La Silla el gerente de las zonas veredales Carlos Córdoba. “Estamos mirando en cuales zonas es posible y necesario que se queden”, nos dijo.

La discusión ahora es en qué condiciones.

Las condiciones del Gobierno

Una alta fuente del lado del Gobierno nos confirmó que el acuerdo al que llegaron con las Farc durante la cumbre que tuvieron en Cartagena hace un mes fue mirar caso por caso, o sea zona por zona, cuales se pueden usar para la reincorporación, pero con la condición de que las Farc se comprometan a dejar las armas a más tardar el 1ro de junio, que es el plazo acordado.

Es decir, el hecho de que la infraestructura siga para que ellos vivan ahí no significa que también se les alarga el plazo para dejar las armas.

Por eso el Gobierno se mantiene en que el 1ro de junio las zonas dejan de funcionar como los lugares de dejación de armas y de tránsito a la legalidad.

Sin embargo, sobre eso hay toda una discusión porque para las Farc, como dijo el miembro del secretariado Pastor Alape, lo que se acordó en Cartagena es que las zonas como sitios para dejar las armas van a seguir por tres meses más.

Alape le aclaró a La Silla que ese alargue no es porque ellos quieran tener más tiempo para dejar las armas, sino porque “La ONU no va a alcanzar a sacarlas todas en el plazo acordado (1ro de junio) porque hay sitios en los que ni siquiera han llegado los contenedores. Hay demoras en la sacada, pero no en que dejemos las armas”.

En todo caso, las zonas que se elijan para seguir como centros de reincorporación una vez dejen las armas ya no tendrían anillos de seguridad de Ejército y Policía alrededor. Se volverían los lugares en los que los guerrilleros serán censados, en los que empezarían a definir los proyectos productivos y en los que terminarían de entregarles sus cédulas, solo por poner algunos ejemplos.

Lo que falta por definir es cuáles zonas siguen como centros de reincorporación y cuáles no. Eso es justamente lo que está en proceso de negociación entre Gobierno y Farc y que se definirá en el marco de la Comisión de Seguimiento y Verificación de los Acuerdos (Csivi), integrado por tres jefes guerrilleros y por el consejero del Posconflicto Rafael Pardo, el Alto Comisionado Sergio Jaramillo y el ministro del Interior Juan Fernando Cristo.

Para comenzar a hacer el filtro, el Gobierno está esperando que las Farc les entreguen tres listados.

El primero es el de los guerrilleros que se van a postular para ser escoltas de los miembros del partido que creen las Farc (la Unidad Nacional de Protección no ha recibido esa información); otro es cuántos quieren entrar a la organización de desminado de las Farc ‘Humanicemos’ (apenas hay 10 guerrilleros capacitados) y cuantos entrarían a Ecomun, la cooperativa de la guerrilla, porque aunque la gran mayoría quieren seguir en la organización, otros, como vimos en Planadas, quieren su plata (8 millones de pesos para un proyecto y 2 millones para lo que quieran) y salirse de las Farc.

Con esos tres listados, el Gobierno espera evaluar teniendo en cuenta el número de guerrilleros por zona, cuales se quedarían con muy poquita gente y en esas, reubicar a los guerrilleros a otra zona más cercana.

El otro criterio para reubicarlos es devolverlos a sus sitios de origen.

Por ejemplo, los guerrilleros que están en Icononzo vienen casi todos de los Llanos Orientales y algunos de los de Planadas son del Cauca.

Pero esa reubicación va tener sus dificultades.

Las líneas grises

Hay dos temas que no se han resuelto y que, como la reubicación, siguen en discusión.

El primero es hasta cuándo, pasados los 180 días que dura el desarme, el Gobierno seguirá manteniendo a los guerrilleros. Porque aunque hoy les pagan todo, desde unas mudas de ropa y la comida hasta la salud, la idea es que como cada uno va a recibir su plata, así se queden a vivir en las zonas, puedan mantenerse solos.

Lo otro que es un problema que se ve venir desde ya tiene que ver con el arrendamiento de los lotes donde están los campamentos, porque pasados los seis meses en los que el Gobierno negoció el arrendamiento de las hectáreas, los propietarios, como contamos en Planadas, van a querer reclamar su terreno y el Gobierno va tener que negociar con todos ellos.

Para las zonas que se queden vacías la idea es negociar con las alcaldías municipales para que aprovechen esa infraestructura y las vuelvan barrios de vivienda de interés social. Eso igual obligaría a las alcaldías, si el Gobierno les cede el contrato de arrendamiento, a renegociar con los propietarios de los campamentos.

El impacto político

Este acuerdo de que las zonas fueran permanentes no fue algo que el gobierno tuviera previsto desde el principio, sino que fue evolucionando a medida que se dieron cuenta de las dificultades de montar estos sitios en estas zonas alejadas y que sería imposible cumplir con todas las tareas previstas para la reincorporación en el plazo inicial de 180 días.

Esto, obviamente, le dará munición a los que promovieron el No en el plebiscito porque reforzará el mito de las “repúblicas independientes” y la idea de que el gobierno engañó a los colombianos pues no contó desde un inicio que las zonas serían permanentes.

A la vez, estos barrios más permanentes ayudarán a que la guerrilla se reincorpore colectivamente y en esa medida, a que los jefes puedan seguir manteniendo al grupo unido y sea menor la tentación de irse a los grupos disidentes o a las bandas criminales.

También reduciría el otro temor que tienen tantos colombianos urbanos de que los ex guerrilleros terminen en las ciudades de pandilleros, de vagos o extorsionando.

Por último, esto facilitaría que paguen las penas alternativas pues se sabrá dónde están, y estarían más cerca de las víctimas que tienen que reparar ya sea ayudando a desminar o a construir carreteras o haciendo eventos simbólicos para tratar de reestablecer las relaciones que rompieron.

En todo caso, como todo en esta fase de transición, lo de las zonas transitorias que ahora serán permanentes será otro frente de debate político.

Lasillavacia.com