Mauricio Cárdenas, el Ministro de los desfalcos
No resulta difícil de entender que sea precisamente el Ministro de Hacienda, Mauricio Cárdenas, quien esté pasando esa cínica, arbitraria, injusta y regresiva reforma tributaria ante el congreso para que este, empapado de mermelada la apuebe a pupitrazo limpio sin que el pueblo colombiano tenga siquiera tiempo de reaccionar.
Y digo que es fácil de entender que sea precisamente el Ministro Cárdenas quien pretenda meternos a las malas esta reforma, porque estar metido en escándalos, en engaños y en hechos de dudosa legalidad ha sido su estilo y talante desde siempre.
El doctor Cárdenas, uno de los más respetados economistas en las élites de la capital, ha estado presente de forma activa en varios de los escándalos de corrupción y desfalcos más grandes de la historia del país. Entre 1998 y 1999, cuando era Ministro de Transporte del Gobierno de Andrés Pastrana, fue investigado por el desfalco de la empresa Dragacol, del cual, por esas cosas extrañas que pasan en este país, logró salir ileso después de que la entidad bajo su cargo había pagado 1,2 BILLONES de pesos por una draga que se encontraba embargada (La draga Josefina). 1,2 billones perdidos y por los que el nunca respondió.
De la mano de Juan Manuel Santos, Cárdenas volvió a hacer parte del Gobierno Nacional, ahora como Ministro de Hacienda. Ya allí le tocó hacerse cargo de todo el proyecto de remodelación, ampliación y modernización de la Refinería de Cartagena (Reficar). El costo de este poyecto que fue calculado inicialmente en 3700 millones de dólares, va ahora en cerca de 8000 millones, y no se sabe cuando parará su incremento. La fiscalía ya inició la investgación contra el intocable Ministro por las inexplicables e irreparables pérdidas para el país que este desangre de recursos públicos ha generado, y se espera que pronto lo llame a indagatoria por su presunta responsabilidad en uno de los escandalos de corrupción y despilfarro más grandes en la historia del país y el continente.
A esto tenemos que sumarle las irregularidades de las que fue responsable Cárdenas, al subastarle ISAGEN a un solo licitante sin importarle que toda la opinión pública le suplicara que no lo hiciera, que se tomara su tiempo, que esperara más licitantes para garantizar un mejor precio de la venta, que buscara otras alternativas. No, el superministro lleno de ambición y soberbia le vendió una empresa que nos pertenecía a todos los colombianos, al postor que a él le dio la gana sin escuchar al país entero.
Ahora el Minitro de teflón, al que no lo toca ni la justicia, pisoteando sin vergüenza alguna la opinión y el pedido a gritos de sus compatriotas, piensa pasar a las patadas una nueva reforma tributaria cargada de nuevos impuestos que condenarán aún más al país al retroceso económico, a la pérdida de competitividad y a aumetar la brecha social entre ricos y pobres en todo el país.
¿Será alguien capaz de ponerle freno a este señor?