El favoritismo del candidato para la alcaldía de Ibagué, Alberto Girón, tiene con los pelos de punta a sus contradictores. Los sondeos iniciales le dan una amplia ventaja en la intención de voto y las reacciones no se han hecho esperar. Esto ha generado una situación en la que cada vez más se unen los periodistas y los portales que saben que si este candidato llega no les dará ni mermelada ni contratos publicitarios como ya les han prometido los candidatos afectos a estos medios.

Sus rivales ahora hacen causa común y han diseñado toda una estrategia de guerra sucia. Para estos efectos no escatiman en recurrir incluso a la utilización de la más sagrada rama del poder público, la justicia, para lograr los más oscuros y mezquinos objetivos como una clara respuesta de la tradicional clase política. La que se viene la próxima semana es una habilidosa jugada que consiste en enviar anónimos a la Fiscalía con el fin de conseguir que se le abra una investigación.

La táctica es clara, no importa que la investigación no prospere porque el objetivo es mediático. Poner a sonar una supuesta investigación en la Fiscalía es suficientemente sonoro como para sembrar la duda. Según esta estratagema el ruido hará sus estragos en la opinión y es el mejor caldo de cultivo para afectar su prestigio, lo que redundará en intentar disminuir la intención de voto a su favor. Algunos periodistas de Ibagué se han enterado que detrás de esta jugada está el antiguo abogado de Girón, Rubiel Orlando Espinosa, un hombre que quedó herido cuando este lo sacó del llavero.

Según esta historia Espinosa se acercó a Girón cuando fue nombrado en Ibal, luego de un concurso de méritos, por el actual alcalde de Ibagué, Guillermo Alfonso Jaramillo. En tono arrogante y casi extorsivo Espinosa le exigió cuotas burocráticas y contratos a Girón, ya que, según él, haberlo defendido lo convertía en su socio al frente de la empresa de acueducto de la ciudad. Girón lo sacó de su oficina ante sus pretensiones corruptas y de ahí en adelante lo graduó como su enemigo a muerte.

El hecho según esta versión de algunos periodistas ibaguereños, es que amparado en una antigua investigación realizada por la Procuraduría, Espinosa pretende manipular a la Fiscalía para que abra una investigación por enriquecimiento ilícito. Y aunque la Procuraduría archivo el caso después de un año de profunda investigación, revivir el caso en Fiscalía para que tenga eco en los medios es una jugada mediática. Para estos efectos se ha aliado con los portales enemigos de Girón, Cambio In, y Ondas de Ibagué, quienes tienen claras preferencias por los candidatos Alfredo Bocanegra y Rubén Darío Correa.

Al parecer el controvertido abogado Rubiel Orlando Espinosa, en complicidad con algunos medios locales, quiere intentar revivir una especie que está superada disciplinariamente. Lo que busca realmente es hacer creer a la ciudadanía que existe una inhabilidad o una posible sanción en curso. Aunque la posibilidad de revivir algo que ya ha sido archivado no es jurídicamente viable, lo que se busca con las mentiras de Espinosa es hacer daño ante la opinión pública. Sin embargo, su desespero los ha llevado incluso a rozar el código penal con lo que se puede constituir en falsa denuncia. Más allá de los delitos electorales que se puedan configurar, como constreñimiento al elector y las presiones que atenten contra el derecho a ser elegido.