“Los obispos tratan con eufemismos de matizar lo que ha pasado, pero el caso es que todos son obispos renunciados (…) que es algo que nunca había pasado en una conferencia episcopal” (Twitter)

Un hecho sin precedentes ocurrió este viernes 18 de mayo en Chile, cuando todos los obispos de ese país presentaron su renuncia ante el Papa Francisco para que se decida “libremente” el futuro de cada uno.

En total 34 religiosos pusieron a disposición del papa su cargo, luego de haber pasado tres días en reunión en el Vaticano rindiendo cuentas sobre los encubrimientos de presuntos abusos sexuales a menores, provocados por un sacerdote (Fernando Karadima) en la década de los 1980 y 1990.

“Los obispos tratan con eufemismos de matizar lo que ha pasado, pero el caso es que todos son obispos renunciados, con sus cargos a disposición del Papa, que es algo que nunca había pasado en una conferencia episcopal”, comentó Juan Carlos Cruz, una de las presuntas víctimas de abuso sexual.

Según el medio TN en realidad los obispos ya se estaban viendo acorralados, y es que el pontífice les había entregado un documento sobre una investigación que él mismo abrió sobre los hechos en el que “constataron graves negligencias en la protección de menores”.

El documento contenía fuertes críticas a la Iglesia chilena y resaltaba que el arzobispo Charles Scicluna y el notario eclesiástico de la Doctrina de Fe, Jorde Bertomeu (ambos miembros de la Misión Especial enviada por el papa para investigar) confirmaron que algunos religiosos “expulsados de su orden a causa de la inmoralidad de su conducta y tras haberse minimizado la absoluta gravedad de sus hechos delictivos, habrían sido acogidos en otras diócesis”, señalaba el documento.

El papa asegurando que sentía “vergüenza” por la situación, resaltó que “nadie puede eximirse a sí mismo y colocar el problema sobre los hombros de los demás”, lo que pudo haber sido un detonante para que los obispos tomaran la decisión de entregar su renuncia.

De todas maneras, el jefe de la Iglesia Católica ya había anunciado que tomaría medidas duras a corto, mediano y largo plazo para purificar la estructura eclesiástica y “reestablecer la justicia y la comunión eclesial”.

La exlusión de varios jerarcas estaba implícita; de hecho, el obispo Fernando Ramos, secretario de la Conferencia episcopal y el obispo Juan Ignacio González, habían adelantado que el papa Francisco tenía planeado una clase de purga para recuperar a millones de fieles que se han alejado por los escándalos eclesiásticos.

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Cabe señalar que la iglesia chilena es la más desprestigiada de toda América Latina. Según una encuesta publicada a principio de este año por Latinobarómetro, tan solo uno de cada tres chilenos cree en la institución católica (36 %), lo que evidencia una caída de la confianza en la iglesia de un 24 % desde 1995.

Según el sondeo, en el año 1995 un 80 % de los latinoamericanos se declaraban católicos; sin embargo, se ha ido reduciendo paultatinamente y hasta el 2017 tan solo el 59 % se definieron con esa ideología religiosa.

En Chile el número de creyentes hoy representa menos de la mitad de la población con un 45 %, y uno de los detonantes que causó precisamente el descenso abrupto de creyentes, fue la noticia sobre los abusos infantiles causó que paulatinamente este porcentaje fuese bajando.

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Fuente: Panama Post